44 sombras de grey

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz Médico- Forense Especialista en Medicina Legal. @Alarconforense

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz. Médico-
Forense. Especialista en Medicina Legal. @Alarconforense

Antes de entrar en el título, siempre el título que decía Lorcadel público, vamos con todo aquello de que los muertos entierren a los muertos, o lo que es lo mismo, que los pobres nos entierren a los pobres.

Lo bueno de que llegue Podemos a donde sea capaz de llegar es que la pobreza de la riqueza se extenderá igualmente por capilaridad, es decir, por todo lo que no sea el “sembrat” capilar del que no me dejan hablar y que todos sabemos que pertenece a Doña Rosa. Se lo digo día sí y día no a Joan Calafat. No entiendo de ninguna manera que a la miss le duela menos que se hable de ese concierto entre clínicas que tiende a limitar la competencia, que generará decadencia entre los profesionales sanitarios y que ella ha propiciado haciendo dejación del pasado que nos merecíamos a que hable de ese ábside capilar que para sí lo quisieran los reformistas podemitas. Pero parece ser que le duele más su pelo que tu pelo.

Podríamos hablar del desvío de pacientes a la Clínica Rotger que publicaba la prensa el otro día y que misteriosamente sigue el trayecto helicóptero-ambulancia- Rotger en vez de helicóptero-ambulancia- Son Espases. Podríamos hablar de la respuesta del sector de sus congéneres, de lo que opinan el resto de los hospitales privados de ese “viaje al mismo lugar”.

Podríamos hablar de la reacción publicada que tuvieron el resto de las clínicas privadas que todavía no han sido engullidas por ese fondo de inversión Rotger/Quirón. Pero no lo haremos Nos atendremos a otros movimientos, a otras disposiciones, a otros desvíos, a otros viajes de ida y vuelta como es por ejemplo el posicionamiento preelectoral de los cuarenta y cuatro jefes de servicio del Hospital de Son Espases, que pedían que pasara lo que pasara en las elecciones querían que el director-gerente de su chiringuito fuera el tal Víctor Ribot y al que no tengo ni la necesidad ni el gusto de conocer.

No parece cosa nueva esa de pedir que no te toquen a la nodriza que te da de mamar. Los lactantes lo harían, pedirían que no les cambiaran las tetas que los alimentan si supieran hablar en vez de mirar cuando aplican el instinto de succión pidiendo más. No parece novedoso eso de pedir que te dejen al entrenador que siempre te alinea, que hace que no chupes banquillo y que permite que te aplaudan mientras haces que corres por la banda dispuesto a salir.

Pedir que te conserven al jefe tiene como primera dificultad no terminar de saber si lo que pides es que no le corten la cabeza a él o que no te la corten a ti. A ver si lo que estás pidiendo, chaval, es que no te echen a ti pidiendo que no echen a tu jefe. Pedir que tu jefe siga mandándote es como una asociación imposible, es algo que requiere ponerlo rápidamente en un titular porque es tan noticia como “hombre muerde a perro”. Es no entender nada, o peor, es entender que tu jefe no debe serlo tanto, que “te va bueno” que siga haciendo lo hace.

Pero vayamos a la parte más sorprendente de esa petición de los hombres de Grey y sus sombras. No he leído respuesta alguna del gerente dando las gracias por semejante gracia pública. Qué mala educación preelectoral. Y sobre todo y más importante: no he leído valoración, respuesta, consideración o aclaración alguna de ninguno de los responsables políticos sanitarios en tiempo de descuento, todo ese grupo de hombres en la isla de las cabezas cortadas. Ni mu. Ni una sola palabra de apoyo. Ni una sola frase de agradecimiento por tan gentil ofrecimiento novedoso por parte de esos activos jefes. Qué falta de delicadeza preelectoral.

Y claro, usted busca rápidamente la explicación a toda esa serie de silencios. Yo tendría claro que un apoyo mayoritario de mis trabajadores sin venir a más cuento del de sus propios intereses sería lo peor que podrían hacerme. Ni tu peor enemigo es capaz de encasquetarte en una posición semejante en ese mundo de intrigas y sobre todo de envidias, de muchas e insidiosas envidias.

¿Por qué no han pedido los jefes y sus grises que en vez de conservarle Dios la vista de su Gerente le conservaran a su director general del IB-Salut, que es el que lo pone o lo quita? Por qué esos cuarenta asombrosos no han pedido que se conserve al conseller que conserva al director general que conserva al gerente querido? A ver si es porque ni el director ni el conseller han mandao mucho en toda esta historia. A ver si va a ser porque el Gerente tampoco manda ni pinta mucho en toda esta historia.

Que alguien te apoye así es una clara invitación a que te largues por la entrada de autoridades en cuanto tengas ocasión. Tanta pleitesía de tus inferiores, tanto que te quieran esos a los que debes controlar y que suelen funcionar como los gases nobles, expandiéndose por allá por dónde pueden en el recipiente en el que reposan, es altamente sospechoso.

Menos mal que todo era un sueño preelectoral y que el resto de los que vienen ahora no saben leer entre líneas, ni tan siquiera en los labios: leen directamente en voz alta.

La puerta de atrás se abre para recibir al nuevo gerente, pero eso será otro día.

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