Calle Decano Miguel Roca

Como la sensibilidad humana no sólo es inadmisible en esta columna sino que no tiene límite, es un placer contestar en primera persona a todos aquellos que han preguntado a terceras personas sobre mis cargos y colocaciones. Como ejercer un cargo público dice más de quién lo ofrece que de quién lo ejerce, y mientras celebramos el cumple-mes de la llegada de la presidenta Prohens, es un orgullo ir conociendo el pelaje de todos aquellos que pueden nombrarnos cosa, algo gordo en este Govern.

Saber que, por ejemplo, el director general de Ib3 anda “cómodo” en su despacho mientras gobiernan “los fascistas” y “los fachas”, que un hombre de la bajura nivelada de Andreu Manresa se haya mantenido desde que su colocadora Sanchina lo depositara en el ente, es entender que mañana podría nombrarme gerente de la tele pública. Sí, no es menos cierto de que podría hacerlo gracias a que Bárbara Barceló Ordinas, la que ha sido la suspensoria gerente en ese centro de concursos sospechosos a empresas digitadas, en ese lugar de manipulación, campaña política y sectarismo, acaba de ser nombrada directora general de fondos europeos de la consellería de economía, hacienda e innovación. Curiosa innovación. ¿Auditará alguien IB3 habiendo recolocado a la gerente en una dirección general?

Nadie habla de los cuatro oncólogos de la apocalipsis en dirección a Ibiza si el Ente Público te ningunea y te apalea, de nada sirven tus promesas cumplidas si nadie las cuenta. Conocemos los entresijos de la contratación del pieza, pero preguntaríamos si se ha solicitado ya la comparecencia urgente de Manresa a petición del grupo parlamentario popular desde que sigue en su poltrona, digo para preguntarle por lo último, sobre elecciones, debates electorales, colocaciones, prohibiciones o el resto de sus manipulaciones. Preguntaríamos cuántas veces el responsable actual de Ib3 (alguien debe haber) le ha citado por la mañana en su despacho, cuántas de todas las treinta mañanas en las que debiera haber estado a las ocho dando explicaciones sobre sus manipulaciones informativas. No nos atrevemos a decirlo, que igual nos ofrece algo.

En su opuesto, el que sí entiende de adioses es el decano originario y precursor de la facultad de Medicina, Miguel Roca. Como uno siempre es el que se va, como uno no es jamás el que llega, nos rendimos a la personalidad y a la persona del que será siempre el decano, bonito nombre para una calle en vida. La calle es un bonito reconocimiento para alguien que la pisa, vivo, que está en la vida y que tiene la sensibilidad suficiente como para respetarla allí donde sea. Por ella.

Volver a recordar nuestro posicionamiento inicial de la facultad en cuanto al proyecto -material y formalmente- no sólo no impide sino que engrandece reconocer el error de agradecer el destino final del consolidado proyecto. Si además, gracias a su generosidad, me ha permitido articular una parte minúscula a su ayuda es ya un lujo que siempre querré agradecerle. Demuestra que la miseria de la crítica tiene como antídoto la grandeza de quien la supera.

Creas cuando te vas dejando un proyecto que a su vez crea. Creas cuando eres capaz de abastecer a una sociedad necesitada de profesionales sanitarios de altura, de médicos. Demuestras tu capacidad cuando además articulas un equipo decanal de lujo, auxiliado de un personal administrativo de altura, y aciertas cuando con todo eso el resultado objetivo es la formación de unos alumnos excepcionales que son la admiración del resto de facultades. Y si lo haces con señorío hay poco más que decir.

Su sabiduría sobre la mente humana seguro que sabrá perdonar la osadía del elogio, la misma que un día supo perdonar el abrupto de lo que no debí escribirle. Como la vida -y esta columna- es también una larga calle, seguiremos desde donde siempre para todo lo nuevo y lo bueno que venga, y empecemos felicitando al nuevo decano, a Toni Bennàssar, por todo lo bueno que traerá. Su calle, la de Antoni, tendrá que esperar.