Descontento en Atención Primaria

Bajan revueltas las aguas en materia de política sanitaria, no solo en Balears, sino en la práctica totalidad de comunidades autónomas.

La multitudinaria manifestación que tuvo lugar en Madrid, hace algunas fechas, y que ya ha sido calificada, por el éxito de su convocatoria, como la nueva ‘marea blanca’ de los profesionales de salud, ha sacado a flote el profundo malestar que existe en este colectivo, especialmente en el ámbito de Atención Primaria. Sin embargo, no sería justo, ni, por supuesto, objetivo, elaborar, a partir de este caldo de cultivo, un cóctel heterogéneo capaz de acoger todos los ungüentos (protestas, en este caso) que se pretendan verter en este recipiente.

Desconocemos a ciencia cierta cuál es la situación de la sanidad pública, y de Atención Primaria específicamente, en la Comunidad de Madrid. Salut i Força no dispone de ninguna delegación en este territorio y, por tanto, no vamos a hablar de una realidad que desconocemos. Entendemos, eso sí, que cuando tantos profesionales y pacientes salen a la calle no lo hacen impulsados por la necesidad de encontrar un pasatiempo con el que cubrir el ocio del fin de semana. Más bien, tendemos a pensar que tienen sus motivos para movilizarse, y que estas razones no son baladís ni tampoco superficiales. En cualquier caso, Balears no es Madrid. Ni tampoco la Comunitat Valenciana es Madrid, ni Castilla y León o País Vasco o Catalunya. A pesar de que, incluso cuatro décadas después de la aprobación del Estado de las autonomías, sigue existiendo en España un cierto ‘deje’ de centralismo, la verdad es que cada coyuntura es propia e intransferible de los diversos territorios que integran el país. Así es en cualquier rama de la política y, desde luego, también es válido este planteamiento si se hace referencia a la política sanitaria.

Esto no significa, en absoluto, que los problemas denunciados por el personal de Atención Primaria en la Comunidad de Madrid no existan en otras autonomías. Por supuesto que también en Balears hay médicos, enfermeras y profesionales en los centros de salud que se hallan agotados hasta la extenuación tras haber luchado a brazo partido contra una pandemia interminable. Y, evidentemente, hay cuestiones y aspectos organizativos que deben mejorarse en el primer nivel asistencial. En las islas, y en otras partes del país.

Y es ahí donde debe proyectarse, en nuestra modesta opinión, el punto de mira. Hay problemas, de acuerdo, pero, ¿qué se hace para resolverlos? Ciertamente, los dirigentes de la Conselleria de Salut y del IbSalut no se están quedando de brazos cruzados. Sin ir más lejos, el pasado viernes, la Mesa Sectorial de Sanidad aprobó las bases generales y los baremos de méritos que regirán los procesos selectivos del denominado Plan de Estabilidad, cuya puesta en marcha se traducirá en la creación de 4.115 plazas en la red asistencial pública balear: 2.496 por concurso-oposición y otras 1.619 por concurso extraordinario. Esta ambiciosa estrategia de refuerzo del personal es la apuesta de Salut para hacer frente a las carencias a las que se enfrenta, hoy por hoy, el sistema sanitario en Balears.

Y la pregunta es: ¿acaso hay alguna otra manera de resolverlo? Teniendo en cuenta que, más allá de las infraestructuras y la tecnología, el profesional es el eje indiscutible en las políticas de salud, la impresión es que la pregunta se responde por sí misma.

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