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Entrevista: Xim Torrebella, director general del Hospital de la Creu Roja

“Tras la reforma, estamos al mismo nivel que cualquier otro equipamiento sanitario”

La reforma integral que se ha llevado a cabo en el Hospital de la Creu Roja, con un coste aproximado de seis millones de euros, ha convertido a este centro sanitario de Palma, adscrito por convenio a la red asistencial pública del IbSalut, en un equipamiento dotado con infraestructuras innovadoras y de notable capacidad operativa. Al frente de la organización se halla su director general, el doctor Xim Torrebella.

P.- ¿Qué balance realiza de estos meses de trabajo como director general del Hospital de la Creu Roja?

R.- La verdad es que he tratado de apoyarme en el equipo y afrontar todos juntos esta nueva etapa, en la cual hemos tenido que amoldarnos a las exigencias de la pandemia. Sin embargo, ha sido una situación relativamente cómoda para mí, porque, antes de mi nombramiento actual, ya llevaba dos años como director asistencial en este mismo hospital y en permanente contacto con mi predecesor. Mi función es básicamente de gestión y supervisión, pero luego cada uno de los miembros del grupo de trabajo desarrolla su propia tarea. Sin la aportación de estas personas, no podría afrontar este reto, y, por esta razón, la filosofía que nos guía es la de colaboración en equipo.

P.- El hospital ha sido objeto de un gran proyecto de reforma, tanto a nivel estructural como de equipamientos. ¿Los resultados han sido satisfactorios?

R.- Era una reforma que se necesitaba. Ahora, cuando los usuarios acceden a nuestro centro, quedan asombrados de su aspecto actual, y no pueden dar crédito cuando lo comparan mentalmente con la imagen del Hospital de la Creu Roja que recordaban. Por supuesto, somos conscientes de nuestras limitaciones, dado que no disponemos de una unidad de cuidados intensivos ni tampoco podemos abordar grandes cirugías. Sin embargo, en el resto de facetas de la labor asistencial, estoy en condiciones de afirmar, con mucho orgullo, que, tras esta reforma, estamos al nivel de cualquier otro hospital.

P.- ¿Qué prioridades marcan esta nueva etapa?

R.- En nuestro caso, el elemento esencial es proporcionar una excelente calidad asistencial a nuestros usuarios. Este requisito constituye el eje fundamental que guía las actuaciones y proyectos que acometemos desde el hospital. En estos momentos, centramos buena parte de nuestra dedicación profesional a la potenciación de la cirugía mayor ambulatoria, y los datos son elocuentes al respecto: mientras, anteriormente, los pacientes tardaban tres días, tras la operación, antes de regresar a sus casas, en la actualidad son intervenidos y, a la jornada siguiente, ya pueden abandonar el hospital. Y en ningún caso se ha producido un reingreso del paciente, ya que tenemos muy claro que cuando se formaliza el alta médica es porque realmente se dan las circunstancias para autorizarla.

P.- El proyecto de reforma, ¿puede considerarse finalizado?

R.- La verdad es que todavía nos queda pendiente la construcción de un cuarto quirófano. Las obras comenzarán dentro de muy poco tiempo, el 16 de agosto, y aprovecharemos las siguientes dos semanas, antes de adentrarnos en el mes de septiembre, para tener completamente habilitada esta nueva infraestructura. De esta manera, el Hospital de la Creu Roja dispondrá de cuatro quirófanos, dado que nos dimos cuenta de que, a pesar de la intensa optimización de las otras tres salas de cirugía, con horarios que abarcan la totalidad de la jornada, era necesario un nuevo quirófano para evitar el aplazamiento de algunas intervenciones.

P.- Así pues, ¿cuáles son, en estos momentos, los equipamientos que tienen a su disposición los usuarios del hospital?

R.- En primer lugar, me gustaría remarcar la aportación de las dos salas de endoscopia, que se hallan operativas de lunes a viernes, tanto por la mañana como por la tarde, y donde se realizan 40 pruebas digestivas diarias. Pocos hospitales pueden presentar, en este campo concreto, un balance tan destacado. Otros servicios importantes son la ecografía y la resonancia magnética. Disponemos de tres ecógrafos permanentemente en marcha, y la idea es adquirir otro equipo que recepcionaremos, previsiblemente, a lo largo del próximo mes de septiembre. Estamos valorando la posibilidad de extender estas pruebas al sábado y domingo, dado que la demanda es incesante. Sin ir más lejos, el último mes realizamos 550 resonancias, y todas estas pruebas estuvieron informadas en un periodo inferior a las 24 horas. Además, dado que el Hospital de la Creu Roja se halla plenamente integrado en la red asistencial pública de Balears, estos datos son accesibles, de forma instantánea, por parte de profesionales de otros centros y unidades.

P.- ¿Qué otros aspectos le apetece destacar en cuanto a la tarea asistencial del centro que usted dirige?

R.- Por supuesto, no podemos olvidarnos de la atención sociosanitaria, ya que el trabajo que abordamos con enfermos crónicos constituye una de las grandes prioridades de nuestra organización. Las camas de esta unidad siempre están ocupadas, de tal manera que cuando un enfermo tiene la posibilidad de ser aceptado en una residencia, no transcurre ni una hora antes de que esa cama le sea asignada a un nuevo usuario. Por otro lado, una de las actuaciones que en mayor medida han contribuido a fortalecer la oferta asistencial del Hospital de la Creu Roja es que hemos abierto un servicio de Urgencias al que los pacientes pueden recurrir durante cualquier momento del día, las 24 horas, tanto por la mañana como por la tarde o la noche.

P.- ¿Qué razones les han impulsado a abrir esta unidad de Urgencias?

R.- Hemos apostado por poner en marcha esta prestación porque la considerábamos necesaria. Nuestras dependencias se hallan ubicadas en una zona de Palma con una gran densidad demográfica, y recibíamos constantemente la visita de personas que llamaban a nuestra puerta para que les atendiéramos por algún tipo de emergencia médica. Es la primera vez en la historia de Creu Roja que se activa una unidad de Urgencias 24 horas, aunque tampoco hemos pretendido darle hasta ahora demasiada publicidad, ya que queremos evitar que, en poco tiempo, el servicio se sature.

P.- ¿Qué características reúnen las habitaciones del hospital?

R.- Concretamente, disponemos de 42 habitaciones dobles, y cinco de ellas son de uso individual, las cuales utilizamos cuando acogemos a pacientes que presentan algún tipo de enfermedad infecciosa. Son estancias dotadas con los máximos estándares de comodidad. Queremos que el usuario experimente un alto grado de confortabilidad mientras permanezca ingresado en nuestro hospital, y hacemos todo lo que está en nuestra mano para conseguirlo, como, por ejemplo, que pueda visionar televisión sin tener que depositar monedas ni pagar un solo euro. También concedemos una gran importancia a la alimentación. El servicio de cocina está disponible mañana y tarde, todos los días, y, si así se requiere, ofrecemos un menú al acompañante del usuario para que pueda seguir cuidando de su familiar o amigo sin necesidad de tener que preocuparse por buscar un bar o un restaurante donde almorzar o cenar.

P.- Esta nueva etapa del hospital ha coincidido con la crisis sanitaria más grave que ha afrontado el planeta, en muchas décadas. ¿Cuál ha sido la experiencia de Creu Roja respecto a la Covid?

R.- Básicamente, hemos aplicado el mismo protocolo que el resto de hospitales públicos de Balears, aunque, en realidad, nos hemos mantenido como un hospital libre de Covid. Claro que no siempre ha sido así. En la primera ola, todos los centros asistenciales tuvimos que apechugar con la emergencia que se nos venía encima, y, en nuestro caso, optamos por abrir una especie de hospital de campaña con 18 camas para atender a enfermos cuyo estado no era suficientemente grave como para ser ingresados en unidades de pacientes agudos, pero que, no obstante, requerían algún tipo de asistencia médica. Una vez superada la primera ola, la determinación que se adoptó fue que el Hospital de la Creu Roja permaneciera, como le he dicho, como un centro libre de Covid para que en nuestras dependencias se pudiera dar salida a toda la actividad quirúrgica que se estaba acumulando en la sanidad pública.

P.- Hablando, precisamente, de la red asistencial dependiente del IbSalut, ¿Creu Roja se considera ya, a todos los efectos, un hospital público?

R.- Yo lo veo así, y esta es la filosofía que impera en nuestra labor asistencial. Por ejemplo, cuando en Son Espases o cualquier otro hospital del Servei de Salut faltan quirófanos para realizar intervenciones pendientes, los médicos se desplazan a nuestras salas de cirugía. Y su valoración, según me han comunicado, es muy positiva, ya que disponen de los mismos equipamientos y los mismos recursos con que cuentan en los centros donde habitualmente trabajan.

P.- ¿Qué prioridades le han marcado por parte del IbSalut?

R.- Fundamentalmente, incrementar tanto como sea posible la actividad que desarrollamos en apoyo de la red pública, ya sea en el ámbito quirúrgico como de consultas. En este último campo, el de las consultas, estamos ya rozando el cien por cien de capacidad, porque no disponemos de más espacio. En cualquier caso, la pretensión del Hospital de la Creu Roja es ser un instrumento de apoyo para la sanidad pública balear en todas aquellas prioridades que surjan en un momento determinado, como está ocurriendo ahora, por ejemplo, en las demandas relacionadas con la especialidad de la otorrinolaringología. De hecho, desde el pasado mes de julio, hemos implantado el horario de consultas en jornadas de mañana y tarde.

P.- No obstante, y pese a todos estos esfuerzos, la Covid ha originado un grave problema de listas de espera. ¿Cuándo vaticina que llegará a normalizarse completamente la situación?

R.- Este objetivo difícilmente se materializará, dado que hemos de recordar que, ya antes de la pandemia, había listas de espera. En realidad, la crisis sanitaria ha incrementado estos registros, pero no es un escenario novedoso, ni mucho menos. Ya en tiempos de Son Dureta se hablaba de listas de espera colapsadas. Ahora bien, si usted se refiere a cuándo podremos alcanzar niveles de demora asistencial equiparables a los que existían con anterioridad a la pandemia, mi impresión es que será necesario esperar, como mínimo, un periodo aproximado de unos seis meses.

P.- Retomando el análisis de la realidad actual del Hospital de la Creu Roja, ¿qué perfiles de usuarios son atendidos en el centro?

R.- Básicamente, el hospital está dividido en dos grandes áreas. Por una parte, está la zona sociosanitaria, que acoge a usuarios que están aquejados por algún tipo de enfermedad y que, una vez curados, no disponen de un entorno familiar o próximo al que ser derivados, razón por la cual ha de procederse a su ingreso en una residencia. Ahora bien, como estos equipamientos registran, como es sabido, una importante cuota de saturación, es habitual que transcurra entre medio año y un año antes de que esa derivación pueda culminarse. Y, por otro lado, disponemos de la planta de agudos, donde permanecen ingresados pacientes que proceden, prioritariamente, del área de Urgencias de Son Espases. Estos usuarios, cuando se han restablecido, tienen dónde ir, y, por tanto, regresan a sus casas o son acogidos en su entorno.

P.- ¿Tiene la sensación de que este hospital, a pesar de las mejoras, sigue siendo percibido como un equipamiento de segundo nivel por parte de un gran segmento de ciudadanos?

R.- En el caso de los usuarios que han utilizado últimamente estas dependencias, puedo asegurarle que esa impresión no existe en absoluto. Todo lo contrario. Y, de hecho, estas mismas personas están ayudando a que se divulgue la opinión de que el actual Hospital de la Creu Roja es, si se me permite la expresión, un hospital de verdad, con todos los servicios y recursos que se necesitan en una infraestructura sanitaria del siglo XXI. No obstante, es posible que este mensaje todavía no haya trascendido a toda la población balear, y, si he de serle completamente sincero, casi prefiero que, por el momento, sea así, porque queremos rehuir cualquier situación de congestión o de saturación. Resultaría contraproducente para nuestros objetivos de confort y calidad que un usuario tuviera que esperar tres horas para ser atendido en el área de Urgencias o que no pudiera acudir a la consulta en un plazo inferior a los seis meses.

P.- Para finalizar, y desde una óptica más personal, nos gustaría saber cómo ha vivido el reciente fallecimiento del fundador y director de Salut i Força, Joan Calafat, con quien usted mantuvo un fuerte vínculo amistoso y profesional…

R.- Joan y yo siempre estuvimos unidos por un cariño muy especial, y he sentido mucho su muerte, a pesar de que muchas personas conocíamos cuál era su situación y éramos conscientes de que el desenlace resultaba inevitable. Tuve el honor, en su momento, de contribuir al nacimiento de Salut i Força, el proyecto que Joan abanderó y lideró durante muchos años y hasta sus últimos días. No olvide que Salut i Força nació, literalmente hablando, en la UCI de la Policlínica Miramar, de la mano de profesionales como Fernando Barturen, Toni Bisbal y yo mismo, siempre capitaneados y guiados por Joan Calafat. Con el tiempo, cada uno de nosotros siguió su propio camino, pero nunca dejamos de lado ese lazo de amistad que compartíamos.

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