Volver al colegio para aprender, también, a tener más salud

JUAN RIERA ROCA / El retorno al colegio -que ha comenzado ya devolviendo la normalidad a nuestras vidas- imprime en los niños unas rutinas y unas actividades sociales que pueden ser aprovechadas por los padres para mejorar su salud. Los niños se enfrentan a infecciones, a añoranzas, pero no es imposible utilizar todo eso para hacerlos crecer y ser más sanos.

Mejorar la alimentación puede ser uno de esos objetivos. Lo advierte la FAO: Los niños en edad escolar necesitan alimentarse bien a fin de desarrollarse adecuadamente, evitar las enfermedades y tener energía para estudiar y estar físicamente activos. Muchos fracasos escolares ocultan una mala alimentación, especialmente si se desayuna mal.

Los niños necesitan conocimientos y habilidades para escoger opciones alimentarias correctas. A través de actividades como huertos escolares, almuerzos escolares y educación alimentaria y nutricional, los niños, los adolescentes y sus familias, mejoran su bienestar nutricional y desarrollan buenos hábitos alimentarios, señala la FAO.

Una institución científica como la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) aconseja a través del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad señalan a los padres, como líneas básicas nutricionales para los niños que “un niño obeso no es sinónimo de un niño sano, ya que se puede estar gordo y mal alimentado.”

De los 0 a 6 meses la leche materna a demanda es el alimento ideal para el niño, ya que le aporta en cantidades suficientes, todos los nutrientes necesarios. Esto ayuda a la prevención del sobrepeso. Se aconseja enseñar a su hijo -según la SEEN- buenos hábitos alimentarios desde el mismo momento que incorpora nuevos alimentos.

ALIMENTOS VARIADOS

Se aconseja ofrecerle alimentos variados y cada uno de ellos repetidas veces. No sobrealimentar bebé. No añadir miel o azúcar a los biberones y frutas. No agregar sal a su comida. Si se agregue sal, que sea sal yodada. En la etapa preescolar y escolar: se aconseja adaptar su horario a la comida familiar para generar una costumbre.

Con los niños hay que evitar, como con los adultos, los «picoteos» entre horas, sobre todo si se trata de alimentos ricos en azúcares y grasas (chuches, bollería, patatas fritas). Hay evitar darle o negarle determinados alimentos como premio o castigo.

Acostúmbrele al agua como bebida, en lugar de zumos artificiales y refrescos dulces.

Los expertos aconsejan proporcionar al niño una dieta variada rica en verduras y frutas.

Fomente el ejercicio físico regular.

Los expertos de la SEEN señalan que se debe limitar el tiempo que el niño pasa frente al televisor a menos de dos horas diarias. Naturalmente, también se aconseja evitar llevarle a sitios de comida rápida.

A partir de los cinco años se aconseja que se seleccione lácteos semidesnatados, pues contienen los mismo nutrientes y menos grasa de mala calidad.

Desde el primer día de clase, hay que acostumbrar a su hijo a tomar un buen desayuno.

Para ello utilice buenas técnicas de cocción para toda la familia, aconsejan los expertos: Lo ideal es que se cocine con poca grasa y se eviten las frituras.

Elegir siempre la carne que no tenga grasa visible.

Hay que enseñar a comer despacio y sin distracciones (TV, videojuegos, etc.) La familia debe implicarse en la práctica de los buenos hábitos alimentarios y en el tratamiento del niño obeso, marco natural para cualquier aprendizaje.

CUIDAR LAS INFECCIONES

Pero además de aprovechar el fenómeno escolar para enseñar al niño buenos hábitos alimenticios, hay que cuidarle de las infecciones, que aunque le hagan más fuerte también pueden hacerlo pasar ratos desagradables, a él y al resto de la familia. Los pediatras de la prestigiosa Clínica Mayo (EEUU) señalan siete tipos de infecciones.

Los mismos pediatras señalan que la mejor prevención – además de llevar actualizado el calendario vacunal- es lavarse las manos. Los niños deben saber hacerlo y tener ese hábito, que tantas vidas ha salvado desde que se conoce el peso de los gérmenes y se impuso el movimiento higienista a mediados del siglo XIX.

Se recuerda que los antibióticos sólo sirven para curar ciertas infecciones causadas por bacterias, y no para los resfriados ni la gripe, que son causados por virus. En tercer lugar, se encomia a los padres a no dar nunca aspirina a los niños, para evitar el riesgo del peligroso Síndrome de Reye, que aunque improbable puede ser grave.

La primera de las infecciones del top 7 escolar es la varicela, con sus puntos rojos que pican y formarán costras. La culpa es del virus de la varicela- zóster que se contagia por vía aérea o contacto directo.

Suele aparecer fiebre leve uno o dos días antes de la erupción.

Otros síntomas son escalofríos, pérdida de apetito, mareos y dolor de cabeza.

Hay que evitar que el niño se rasque. Baños frecuentes de avena alivian el picor. El médico probablemente prescriba paracetamol contra las molestias y la fiebre, siempre en dosis infantiles.

Hay que tener especial cuidado si la fiebre continúa más de cuatro días o pasa de 40ºC, si la erupción se pone demasiado roja, caliente o sensible.

ESE RESFRIADO…

Sigue en el top 7 el resfriado común, con estornudos, mocos, dolor de garganta, tos, fiebre, cansancio, irritabilidad.

Cuando se detectan estos síntomas ya solo cabe esperar los 10 o 15 días que tarda en curarse por sí solo. Lo mejor que se puede hacer -no hay tratamiento curativo- es hacer que el niño duerma más y que beba mucho.

Los antibióticos no curan los resfriados, que son de origen vírico y si se produce una complicación bacteriana ha de ser el médico quien los prescriba.

La mejor prevención es que los niños se tapen la boca y la nariz cuando tosan o estornuden, lavarse las manos a menudo y no compartir comida ni objetos personales de otros niños.

La conjuntivitis -otra infección de la lista- más común entre escolares es la causada por una infección bacteriana, es muy contagiosa y produce el conocido y molesto enrojecimiento de los ojos. Además llega a salir de los ojos un líquido amarillento que pega los párpados. El médico recetará probablemente gotas antibióticas.

Otra enfermedad a tener en cuenta es el de la gastroenteritis, con diarrea, vómitos, náuseas, fiebre y dolor en el abdomen. Se sugiere en estos casos un ayuno de unas horas (¡siempre consulte al médico!). Cuando se pasen las náuseas y vómitos pueden ingerirse algunos líquidos y tras unas horas (de 6 a 8) sin vomitar arroz, pollo, pan… Durante unos días, cuando el niño sufre este problema, hay que dejar de comer productos lácteos, comida muy condimentada o grasa. Vaya al médico si el niño está anormalmente adormilado, vomita sangre, tiene diarrea sangrienta o está deshidratado (boca seca, mucha sed, ojos hundidos y llorar sin lágrimas).

DEMASIADOS BESOS

La mononucleosis -otra de las infecciones que puede pillar en el colegio- viene del virus Epstein Barr y es más común en adolescentes. Produce fatiga, dolor de cabeza y nódulos linfáticos inflamados. El diagnóstico depende de que un análisis de sangre revele linfocitos atípicos o anticuerpos en la sangre contra el virus Epstein Barr. No hay tratamiento y la mayoría se recupera sin problemas.

La mononucleosis se transmite por las secreciones respiratorias, sobre todo la saliva, de ahí que se la haya denominado la enfermedad del beso. Hay que tener en cuenta que los niños pequeños se juntan, abrazan y besan con frecuencia, dando pie a un eventual contagio.

Otra enfermedad del top 7 es la faringitis: dolor al tragar, fiebre, dolor de cabeza, amígdalas inflamadas y garganta roja con puntos blancos de pus. Se pierde el apetito y la energía. La culpa es de la bacteria Streptococcus, aunque puede estar también causada por virus, algo que sólo el médico podrá diferenciar. Es básico para el tratamiento: o antibióticos para las bacterias o esperar que se anulen los virus dando remedios sintomáticos.

Para evitar contagios niño-niño, como en el caso de otras infecciones, se aconseja evitar contactos demasiado estrechos y de objetos personales o comida, siempre de acuerdo con los especialistas.

Los piojos, la séptima enfermedad del top-7 escolar, llegan a las mejores familias (incluso a las que se lavan más y mejor) y lo primero que hay que hacer es desdramatizar y evitar estigmatizar a los afectados.

Se transmiten por contacto directo con el pelo de una persona infestada o por utilizar sus sombrero, peine, cepillo, horquillas…

LOS PIOJOS

Si el niño se rasca mucho la cabeza hay que pensar lo peor. Lo que se puede ver a simple vista son las liendres o huevos de los piojos en la cabeza. Los piojos, como tales, son difíciles o imposibles de ver a simple vista. Un champú anti-piojos puede ayudar, aunque seguir escrupulosamente las instrucciones de los expertos.

Actualmente hay nuevas técnicas a base de aire caliente que acaban con los piojos en una sesión. Hay que vigilar que las liendres hayan desaparecido para dar por concluido cualquier tratamiento. Haga extensivo el tratamiento a todos los habitantes de la casa. Y hay que revisar con frecuencia que no se haya dado otra infestación.

El Dr. Francisco Kovacs, director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE) señala que el ejercicio habitual reduce el riesgo de padecer dolencias de la espalda. Si aparecen, evitar el reposo en cama y mantener el mayor grado de actividad que el dolor permita, acorta la duración y reduce el riesgo de repetición.

Los estudios científicos realizados coinciden en que la actividad física y el ejercicio resultan las medidas más efectivas para prevenir las dolencias de la espalda. Incluso más importante que el tipo de ejercicio es la constancia de su práctica, y a eso ayuda tener en cuenta los gustos y preferencias de cada persona, de cada niño.

Tradicionalmente se había considerado que nadar era el mejor deporte para la espalda, pero se ha demostrado que cualquier actividad física es mejor que ninguna y que su efecto beneficioso es similar al que aportan la mayoría de los deportes (gimnasio, natación, ejercicio en agua, Pilates, yoga o tai-chi). A más ejercicio, mayor beneficio.

POCO DEPORTE

Por el contrario, el ocio pasivo es más preocupante porque resulta perjudicial para todos, también en edades escolares, y es cada vez más frecuente. El informe anual del Sistema Nacional de Salud de 2016 refleja que el 12,1% de los niños de 14 años no realiza ninguna actividad física en su tiempo de ocio, un dato que hay que mejorar.

Se recomienda ejercicio y deporte continuado desde edades tempranas. La práctica de ejercicio, dos veces por semana como mínimo, inculca hábitos saludables de por vida, desarrolla la fuerza y la coordinación muscular; y aumenta la resistencia de la columna vertebral a las cargas excesivas. Con todo, hay que dejarse asesorar.

Jaume Orfila
Asesor Científico
de Salut i Força

Nuevos retos

La vuelta al cole es un día memorable en la vida de todos los niños. La vivencia es de alegría y de reencuentro con los amigos, con la pandilla. A las familias les genera algún que otro dolor cabeza que se considera un tributo menor. Obliga a un nuevo esfuerzo económico, a adecuar la agenda familiar a los horarios de los menores y a reordenar las prioridades.

La gran apuesta de los países desarrollados por la educación básica universal conforma una de las bases del estado del bienestar. En este camino surgen dificultades asociadas a los nuevos tiempos, a la diversidad y a los retos de futuro. La sociedad, en su composición y organización, es más compleja que la tradicional. Obliga a un sobreesfuerzo de integración de niños de más de cien nacionalidades, con culturas diferentes y altamente competitiva. Acabar con las dificultades y la barrera que representa la no escolarización tiene sus dificultades.

En esta nueva realidad hay que afrontar con decisión la recuperación de la autoridad del profesor, y luchar contra las nuevas amenazas como el bulling. Memorizar la lista de los Reyes Godos ha dejado de ser un problema.

Los esfuerzos se centran en orientarse a la multiculturalidad, al plurilingüismo, en la integración natural de las nuevas tecnologías, sin olvidar que tan importante como ser un buen estudiante, es ser un estudiante bueno.

Entre los fenómenos generales a los que nos enfrentamos, por sus efectos directos sobre el individuo y sobre la sociedad, destacan dos.

Las diferencias de resultados medibles y auditables entre comunidades y el abandono escolar. Las causas son múltiples, ninguna lo suficiente fuerte para no vencerla.

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