«Creemos que la enfermería fue un factor en la mayor esperanza de vida de la Mallorca del XIX»

Gloria Gallergo, entre el presidente de la RAMIB, Macià Tomàs y el académico numerario

Juan Riera Roca /
La doctora Gloria Gallego Caminero es además de enfermera colaboradora honorífica de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y miembro de un grupo de investigación sobre la historia de la enfermería. La Dra Gallego ha impartido hace pocos días una sesión científica en la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares (RAMIB) sobre el proceso de profesionalización sanitaria en Baleares entre 1848 y 1936. Tras protagonizar la primera sesión del curso 2017 en la RAMIB la Dra Gallego acudió al programa de radio Salut 4.0 de Canal 4 Radio, que presenta y dirige Joan Calafat. Esta es la versión en papel de aquella entrevista.

P.- ¿Cómo fueron los primeros cuidados enfermeros en Baleares?

R.- Para hablar del origen de los cuidados de enfermería hay que remontarse prácticamente a la prehistoria. Los antropólogos dicen que tan importante como caminar erguidos, tener un dedo prensil o tener la capacidad de fonar palabras lo fue la cooperación. Los primeros asentamientos de grupos humanos en Baleares incluían personas que se fueron especializando en ayudar en los partos, en ayudar a la crianza de los mamíferos más desvalidos que durante año fueron dependientes, con una alta mortalidad en torno al parto en lo que se refiere a las madres, con todo tipo de minusvalías y en un momento en el que no se planteaba si había salud o no, sino solo en el mantenimiento de la vida, sobrevivir. A partir de esa relación de cooperación nacen todas las profesiones sanitarias que tuvieron que acudir a la herboristería, a los remedios, a lo natural y a lo sobrenatural para hacer frente a los problemas de salud que tenían. Esos son los orígenes.

P.- ¿Y cómo comenzaron a organizarse los cuidados enfermeros en las Islas?

R.- A partir del Cristianismo es cuando de forma ininterrumpida y hasta hoy los cuidados de enfermería han estado organizados. Aquí en Mallorca, a partir de la Conquista, en el siglo XIII, tuvieron problemas de salud y traumatismos y ya en el primer año comenzaron a organizarse centros y grupos de atención a las personas que lo necesitaban. No se les daba solamente consideración de enfermos sino que se atendía a todo tipo de necesidades: la pobreza, minusvalías, orfandad, etcétera.

P.- ¿Cómo estaba organizada la sanidad, existían hospitales y ambulatorios?

R.- En este ámbito tenemos una historia increíblemente rica y desconocida, especialmente en lo que se refiere a la enfermería. Se fundaron dos tipos de organizaciones. Por un lado los monasterios, como el de La Real, que ya tenía su enfermería, y los conventos. Este nuevo modelo se diferenció del anterior, que era más modesto, en éste se da lo que llamamos una enfermería vocacional ejercida por personas con un amplio sentido religioso. Estas personas ofrecen consuelo muy espiritual y cuidados sencillos. Este modelo se implanta a partir del Cristianismo y tiene una larga trayectoria hasta hoy.

P.- ¿Cómo comenzó la profesionalización de las enfermeras en Baleares, cuáles eran sus funciones?

R.- Aquí, además de contarse con la figura del practicante en las zonas más urbanas, en las más rurales se presentaron los contratos con retraso respecto al resto de España, algo que pasó con también con las matronas. En las ciudades comienzan constituyéndose las ‘cases de malalts’ con 12 camas, como en Santa Catalina o Es Massells, que luego en el siglo XV se unen en el Hospital General. Ahí se compaginan dos modelos, el religioso, del que ya hemos hablado y aquí en Mallorca tenemos las referencias más antiguas de profesionales laicos, seglares que tienen un contrato y reciben una nómina. La Dra Ester Cruz que es una medievalista habla que en 1.311 en el Hospital del Espíritu Santo habla de una definición muy buena de la enfermera: la mujer que piensa en los enfermos del hospital. El mundo anglosajón nos ha intentado convencer de que la enfermería la inventó Florence Nightingale (1.820-1.910) cuando en el mundo católico y mediterráneo estaba muy inventada y no solo era cosa de religiosos. La Dra Cruz menciona además la figura de la «infermera de minyones» Francina Merleta, viuda de Llorenç Merlet y sus dos hijas Anna y Bàrbara y la «infermera de dones» Margarita Guillona. Eso es en el siglo XV y hay datos del siglo XIII.

P.- ¿Cómo han evolucionado estos cometidos hasta la actualidad?

R.- El cambio profesional viene de la mano de los estudios. La profesionalización fue un proceso político, intencionado y regulado. Esta regulación fue en base a varios mecanismos. Uno fue la titulación, que se empiece a exigir ese título como requisito, algo que costó mucho, porque la gente estaba acostumbrada el curanderismo y a gente con poca formación que les resolvía los problemas. La figura más antigua de la enfermería es la matrona. En la segunda mitad del siglo XIX se regula a las matronas y a los practicantes. En 1915 aparece la enfermera como título oficial. Posteriormente en tiempos de Franco se unifican los tres títulos (matrona, practicante y enfermera) en el de Asistente Técnico Sanitario (ATS). Fueron éstos unos estudios que revalorizaron mucho la figura profesional. Ya se exigían unos requisitos de ingreso y posteriormente se aprendían cosas que las primeras enfermeras no aprendían. De ahí se pasó a la Universidad con el Diplomado Universitario en Enfermería (DUE) y ya al grado actual.

P.- ¿Cuáles han sido las principales aportaciones de estos profesionales a la salud?

R.- En mi tesis doctoral estudié un grupo en concreto que relacioné con la bonanza de los datos demográficos en Mallorca. Se sabe que Mallorca se adelantó a la transición demográfica y alcanzó una esperanza de vida más elevada que ningún otro territorio o región durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Estudiamos cuántos médicos, practicantes, matronas, dentistas, farmacéuticos… cuántos profesionales de la salud había en Mallorca respecto a España. Y vimos que aquí había menos profesionales pero tenían menos territorio a su cargo, es decir, que estaban más disponibles. Creemos que la presencia de enfermeras en Mallorca fue uno de los factores coadyuvantes de esa mayor esperanza de vida. Hay que tener en cuenta el papel de gran importancia que tendrían un grupo de 35 mujeres que, por ejemplo, desde un convento de Manacor, hicieran atención donde tal vez no había médicos. Y otra cosa, extraordinaria: puesto que se sabía que la menor mortalidad infantil fue la que determinó esa bonanza de los datos demográficos, es que había un grupo – también políticamente organizado por la Iglesia, una red tupida de conventos en toda la Isla –con mujeres que hacían enseñanza y enfermería. Todo esto es lo que estamos precisamente estudiando en estos momentos.

P.- ¿Cree que por fin en los últimos años está teniendo lugar un mayor reconocimiento del trabajo e las enfermeras?

R.- En estos momentos la enfermería de Baleares es reconocida y de prestigio. Nuestros estudiantes que se presentan a las plazas para hacer la residencia se van colocando año tras año en los primeros puestos de las convocatorias, y eso es un buen indicador. Sabemos que hay cerca de cien profesionales de enfermería involucrados en los procesos de doctorado. Las enfermeras se ocupan en formarse en cualquiera de las opciones disponibles. Tenemos una enfermería de calidad y bien formada, y eso es lo más importante. Ahora hay que ver si somos capaces de transmitirlo a la sociedad.

P.- Sabemos que durante la Segunda República ya había un nivel de reconocimiento de la profesión hasta el punto que, como hoy, se daba a enfermeras la responsabilidad de dirigir hospitales y servicios. ¿Cree que estamos viviendo momentos similares?

R.- Antes incluso de la Segunda República, durante la Dictadura de Primo de Rivera, ya se trabajó con programas internacionales. Concretamente, un grupo de 14 enfermeras españolas estuvieron becadas por la Fundación Rockefeller. Luego trabajaron en Venezuela organizando centros sanitarios en ese país. Estas enfermeras fueron formadas en el extranjero para liderar la atención primaria y la hospitalaria. Todo eso se perdió durante la siguiente dictadura y no se atendió a la atención primaria, poniéndose el énfasis en el desarrollo hospitalario. Luego, ya en la transición, se retomaron los programas de atención primaria, aunque ya entramos con retraso respecto a otros países.

P.- Volviendo a su trabajo historiográfico, ¿cree que debería existir una asignatura en la carrera de Historia de la Enfermería, como disciplina de estudio e investigación, se han dado pasos en este sentido?

R.- En la Diplomatura había una asignatura independiente que se denominaba Evolución Histórica de los Cuidados de Enfermería, cuyos contenidos están ahora vistos con mucho interés por el profesorado, pero el grupo de investigación al que pertenezco defiende en todas las universidades de su ámbito, que es el catalán, que el hecho de que esa asignatura figure de forma independiente facilitaría mucho que los alumnos se interesaran por la investigación en este campo. Confiamos que ahora en la UIB, con la Facultad de Medicina podamos establecer una cooperación entre los estudios de la Historia de la Medicina y la de la Enfermería porque de alguna manera son caminos paralelos.

P.- En 2015 se cumplieron cien años de la primera formación de enfermeras en España y en 2017 se conmemoran los 40 años de la entrada de la enfermería en la Universidad. ¿Cuáles son los principales hitos qué destacaría como historiadora de la enfermería en este periodo?

R.- Sin lugar a dudas lo más importante en esos cien años ha sido el paso de los estudios de enfermería a la Universidad. Hubo que decidir si se daba ese paso o se pasaba a convertir en un estudio de Formación Profesional. El paso a la Universidad ha sido trascendental para los estudios, para la asistencia y para que los usuarios perciban mejor la atención.

P.- ¿Qué proyectos de trabajo tiene usted en materia de investigación de cara al futuro?

R.- A parte del interés en documentar y publicar todo esto, pensamos que en Baleares ha habido grandes enfermeras como Pilar Reverte Santjordi, Julia Solano, Maribel Pujades o Juana Paradís que han desaparecido sin que hayamos tenido la oportunidad de recoger su testimonio. Pues lo que ahora estamos haciendo es investigar a grandes enfermeras. El otro día entrevisté a Mariona Marrugat, ya jubilada. Tenemos previsto hacer un libro con ésa y otras entrevistas a grandes enfermeras. Otro proyecto importante es recuperar el patrimonio histórico-cultural de la enfermería.

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