“El dolor afecta a todo tipo de pacientes, para cada caso se exige un tratamiento personalizado”

DR. FERNANDO FRANCH / JEFE DEL SERVICIO DE ANESTESIOLOGÍA DE POLICLÍNICA MIRAMAR

DR. FERNANDO FRANCH / JEFE DEL SERVICIO DE ANESTESIOLOGÍA DE POLICLÍNICA MIRAMAR

Hace casi treinta años Policlínica Miramar fue pionera en la sanidad privada balear con la creación de un Servicio de Anestesiología propio. Años después dio un paso más con su apuesta por la Clínica del dolor y más tarde con la organización de la UDA, la Unidad de Dolor agudo, única en la sanidad privada de las islas. Al frente de este Servicio, desde su inicio, se encuentra el Dr. Fernando Franch, reconocido anestesiólogo con una amplia experiencia en el tratamiento del dolor y con el que ha hablado esta semana Salut i força. El reto de este equipo de especialistas es el de evitar el dolor y aportar confort al paciente.

P.- ¿Qué es la Clínica del dolor?

R.- Es un ente que trata de aunar los esfuerzos de distintos especialistas en el tratamiento del dolor. El dolor no es únicamente un síntoma de determinadas enfermedades, sino que se puede convertir, cuando se cronifica en una verdadera enfermedad. Cuando aparece el dolor es un signo de alarma, de que algo no va bien en nuestro organismo y de esta manera nuestro cuerpo nos avisa. Esta enfermedad hay que tratarla de forma multidisciplinar, es decir por distintos especialistas dependiendo del tipo de dolor, su origen y consecuencias.

P.- ¿Cuál ha sido su evolución?

R.- Existen especialidades que por razones de su cualificación y habilidades han dirigido, organizado y propiciado el crecimiento de la especialidad en el dolor, principalmente la Anestesiología. Que desde el control farmacológico hasta el conocimiento de los bloqueos nerviosos ha iniciado y organizado el tratamiento del dolor dentro de un hospital. Actualmente a este núcleo original se le han añadido otros especialistas como los neurocirujanos, también los médicos dedicados a cuidados paliativos, que atienden a pacientes en los que ya se ha perdido la posibilidad de curación, pero que se curan para mantener sus condiciones de vida en la mejor situación posible durante el desarrollo de su enfermedad. Y sin olvidar a los neurólogos, neurorehabiltadores y últimamente y de una manera cada vez más activa, a los psicólogos. Ya que en el sufrimiento que supone un dolor crónico, la afectación de las emociones tiene una enorme trascendencia tanto en el desarrollo de la enfermedad como en las posibilidades de cura.

P.- ¿Existen distintos tipos de dolor?

R.- Ofrecemos una amplia cartera de servicios que van desde el tratamiento del dolor agudo, así como del dolor agudo post operatorio y del dolor crónico. Los objetivos son minimizar el dolor, acelerar la recuperación del paciente y facilitar su reincorporación a la vida normal, tras una cirugía. Policlínica Miramar fue pionera en crear la UDA, la Unidad de Dolor agudo, que es la única que existe en la sanidad privada balear.

P.- ¿Cuándo aparece el dolor crónico?

R.- El dolor crónico es el que persiste en el tiempo más allá de lo que dura la causa que lo provoca. Cuando el dolor se cronifica nace una verdadera enfermedad, el dolor crónico. No hay una causa directa que lo provoque sino que es un conjunto de alteraciones del sistema nervioso. Este dolor además puede tener origen benigno o maligno. El benigno, no implica un peligro para la vida del paciente, pero suponen una gran limitación en su día a día. Son frecuentes las alteraciones de columna como una estenosis de canal, una artrosis severa… que van a provocar un dolor continuado, persistente, crónico. El de origen maligno está relacionado con el cáncer, el desarrollo de los tumores supone una afectación de los tejidos circundantes y de los nervios que generalmente se asocia al dolor intenso. Ése es un dolor que requiere además de un tratamiento propio de la enfermedad y lo realizan especialistas en cuidados paliativos.

P.- ¿Dónde empieza la labor de la Unidad de Dolor agudo, la UDA?

R.- En el mismo quirófano, previo a la intervención, posteriormente la vigilancia y tratamiento continuarán hasta que el dolor desaparezca. Seguimos el tratamiento de manera directa y personal. Cuando un paciente postoperado es ingresado en la UCI, o en la planta de hospitalización., desde la UDA ya se han establecido las condiciones de analgesia. Se visita al paciente allí a diario, el control es permanente así como el contacto directo con los médicos y enfermeros que lo tratan.

P.- ¿Cuáles son sus ventajas?

R.- El tratamiento del dolor postoperatorio no sólo proporciona confort al paciente, sino que además disminuye su sufrimiento y lo que es muy importante disminuye la posibilidad de complicaciones, por muchas razones. Si un paciente operado no tiene dolor va a respirar, toser… correctamente, va a facilitar una movilización más precoz, a disminuir las complicaciones respiratorias, las tromboembólicas…no sólo estamos mejorando el confort y aliviando su dolor, sino que estamos disminuyendo posibles complicaciones.

P.- ¿Cómo se trata el dolor?

R.- Disponemos de un gran abanico de técnicas analgésicas. Siempre se debe enfocar el tratamiento del dolor desde un punto de vista multimodal, es decir atacar al dolor desde distintos frentes, con distintos planes terapéuticos, de manera que aumentamos la eficacia del tratamiento y disminuimos las complicaciones o efectos secundarios. Si un dolor sólo lo trato con morfina es correcto pero el paciente está dormido, deprimido… Pero si utilizo menos morfina y un catéter con anestésicos locales, una rehabilitación, una estimulación nerviosa… voy a disminuir los efectos secundarios y mejorar la eficacia del tratamiento.

P.- ¿Con qué tipos de tratamiento?

R.- Disponemos de tratamiento farmacológico con analgésicos menores, antiinflamatorios, opiáceos, fundamentalmente. También se asocia a tratamientos coadyuvantes con antidepresivos y fármacos que van a coadyuvar con el tratamiento base. A parte, solemos utilizar técnicas de bloqueo nervioso, por vías especiales como la epidural, entre otros. En los pacientes ambulatorios la indicación es por vía oral o transdérmica mediante parches. Si están ingresados, usamos perfusiones continúas de fármacos. Es una bomba que programas para que suministre unas dosis continuas. Su gran ventaja es lo que se conoce como la PCA – la anestesia controlada por el paciente- donde él mismo se puede autosuminstrar una dosis extra, si lo necesita, tiene en su mano el control de su dolor, sin ansiedad de que la enfermera llegue y se lo suministre. Nosotros sabemos cuando ha reclamado más y así podemos ajustar la dosis de perfusión y adaptarla a las necesidades reales de los pacientes.

P.- ¿Respecto al dolor de larga duración?

R.- En estos casos se puede efectuar una Neurólisis que consiste en la destrucción mediante calor o productos químicos, de un determinado nervio. Se está utilizando mucho en las patologías de la columna vertebral, cuando la artrosis provoca dolor y no existe solución quirúrgica, los nervios se termocoagulan mediante una rizólisis. Además en los dolores neoplásticos, relacionados con el cáncer, en los que destruimos los nervios que recogen la sensibilidad.

P.- ¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en esta especialidad?

R.- El desarrollo de nuevos fármacos, es lenta y por le momento nada es comparable al más antiguo y maravilloso que es la morfina, pero sí que están ayudando en toda la tecnología de alrededor. Todos los sistemas que nos permiten utilizar los fármacos de una manera más controlada, más fácil y más segura, hemos avanzado muchísimo.

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