Países que han mejorado sus tasas de suicidio y en España ha empeorado

Joan Carles March
Codirector de la Escuela de Pacientes de Andalucía

El número de suicidios sigue aumentando: 4.097 personas se quitaron la vida en España en 2022. El suicidio no responde a una sola causa ni se encuentra exclusivamente relacionado con la salud mental. Se ha constatado que hay factores que aumentan el riesgo como lo trastornos mentales, el abuso de drogas o del alcohol, el dolor crónico o las enfermedades terminales, la desesperanza, la agresividad, la impulsividad, la ira, la irritabilidad, la pérdida de empleo, la pobreza, la falta de apoyo social, el tener antecedentes de suicidio, la conducta suicida previa, historia de maltrato físico o abuso sexual, acoso por parte de otros adolescentes… y otros que contribuyen a mitigarlo como tener confianza en uno mismo, tener habilidades para las relaciones sociales, tener hijos, la integración social, adoptar valores culturales tradicionales, poseer valores positivos entre otros

Hablar de suicidio no mata, el silencio está claro que si lo hace

La OMS ha instado a los países a desarrollar estrategias de prevención del suicidio con un enfoque multisectorial que involucre no solo al sector de la salud, sino también al ámbito educativo, social y político, que esté dotada de recursos y sea reevaluada periódicamente

España carece de un plan específico y parece de momento descartado. Aún así se ha puesto en marcha un teléfono de ayuda. La puesta en marcha en mayo de 2022 de un teléfono, el 024, para ofrecer atención profesional y apoyo a afectados y familiares ha funcionado razonablemente a pesar de que necesita mejorar de forma importante. La línea, gestionada por Cruz Roja, atendió en los primeros seis meses a más de 63.000 ciudadanos, se han producido más de 2.000 derivaciones al 112 y se han detectado unos 800 suicidios en curso

La elaboración de los Códigos de Conducta Riesgo en las CCAA, es decir, dotar de herramientas a los profesionales del ámbito sanitario, educativo o de emergencias para que sean capaces de identificar las señales de alerta y/o factores de riesgo e intervenir de forma adecuada es uno de los pasos a hacer

Además, el papel del médico de Atención Primaria es crucial. El 77% de las personas fallecidas por suicidio había contactado con un profesional de este ámbito el año previo, el 55% a los 30 días previos y el 18% se había comunicado con los servicios de salud el mismo día del fallecimiento. En España, las medidas de prevención están dirigidas mayoritariamente a los grupos vulnerables (personas con trastorno mental, adolescentes, supervivientes en duelo por suicidio, ancianos, reclusos y personas en situación de discriminación o violencia) y especialmente a las personas que ya han intentado quitarse la vida

Si miramos otros países vemos que:

1.Hungría, en el año 2000, se suicidaron 2.463 hombres (52,6 por cada 100.000 habitantes frente a los 12,6 de España) y 806 mujeres (15,9 por 100.000). Dos décadas después, en 2021, la cifra se había reducido a la mitad: la de hombres hasta 1.203 y la de mujeres hasta 358. Una revisión sobre el caso húngaro indica que durante la década anterior, el número de psiquiatras se había incrementado de 550 a 850, los departamentos de psiquiatría de 95 a 139 y las líneas telefónicas donde llamar si se tienen pensamientos suicidas creció de 5 a 28. Además, se implantaron programas de entrenamiento para identificar y gestionar estas conductas para profesionales sanitarios. La cifra, no obstante, sigue siendo elevada. Comparado con los 7,7 por 100.000 de España en 2019, Hungría tiene aún más de 15.

2. Dinamarca en 1980 tenía una prevalencia de alrededor de 30 suicidios por 100.000 habitantes, en 2000 la dejó en 15,6 y en 2019 ya había alcanzado los 10,7. Entre las razones del logro, además de mantener las políticas de prevención durante décadas y crear un centro de investigación específico para la materia, se encuentra la mejora del acceso a tratamiento psiquiátrico a personas en riesgo o el control de acceso a métodos con los que suicidarse. Un ejemplo de estas medidas fue la reducción por ley del número de pastillas en las cajas de paracetamol, que redujo en un 18,5% los envenenamientos por este fármaco

3.En la India, la prohibición y el control de algunos pesticidas, empleados en hasta el 30% de los suicidios, redujeron las muertes de forma significativa.

Y además, sabemos que en 2022 en España se produjeron 18.330 fallecimientos por causas externas, 1.499 más que en el año anterior, un 8,9% de incremento. Al contrario que en el caso de los suicidios, la tendencia a la subida es mayor en las mujeres: fallecieron por estas causas 11.551 hombres (un 8,1% más que en 2021) y 6.779 mujeres (un 10,4% más). Entre los meses de mayo a agosto se produjeron 6.745 fallecimientos por causas externas, lo que supuso un incremento del 14,9% respecto al mismo periodo del año anterior (877 defunciones más). La causa externa que tuvo mayor incremento respecto a 2021 fue el ahogamiento, sumersión y sofocación accidentales, con un aumento del 17,1% (el total de defunciones por esta causa fue de 4.102). Sin duda alguna España necesita un plan. Y necesita trabajar con supervivientes y sobrevivientes. Además necesita un plan de formación, además de incorporar a más profesionales. Mucho trabajo por hacer en un entorno en el que necesitamos un plan nacional de prevención del suicidio. YA.

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