Enero, el mes de las huelgas médicas

Miguel Lázaro
Psiquiatra HUSE
Coordinador del Centro de Atención Integral de la Depresión

Solo quedan tres comunidades, que no han puesto todavía encima de la mesa, la convocatoria de huelgas médicas. El contagio ha sido imparable. Dio el pistoletazo Madrid y las últimas en convocar han sido Cataluña, Valencia y Andalucía. Todas en enero. La situación sanitaria es insostenible, con una Atención Primaria en franca demolición, con unos excelentes médicos, quemados y desprestigiados a pesar del gran y extenuante trabajo que realizan. El mal de la primaria es endémico en todo el estado. Las administraciones están subestimando el grado de desgaste profesional. Hartazgo, cabreo e indignación que están sufriendo los grandes médicos de la Atención Primaria, que tras una trágica pandemia que ha dejado 150.000 muertos (dato que se contrapone al facilitado por el Gobierno cuando rebaja la cifra de fallecidos a 115.000) y 125 médicos muertos en activo por el COVID, tienen que adaptarse a un nuevo escenario de descontrol de los pacientes crónicos, a largas listas de espera en los propios centros de salud, a una interminable cifra de pacientes en lista de espera quirúrgicas y de especialistas, (más de 82.000 en Baleares), a una falta de sustitutos y a una condiciones laborales y retributivas todavía insuficientes. Por si esto fuera poco, como dan la cara, se tienen que “tragar” los conflictos, encontronazos y desencuentros con “sus pacientes“. Ambos, médico y paciente son víctimas de un sistema incapaz de resolver, debido a su mediocre gestión, la grave problemática sanitaria. Son incapaces de captar y fidelizar médicos.

Si la Primaria tose, la hospitalaria coge una neumonía. Si la Primaria no resuelve, porque no puede, por falta de médicos, las Urgencias se saturan. Y ya estamos atrapados en la tormenta perfecta y todavía no ha llegado el invierno “sanitario”. Hay fuga de médicos y las administraciones miran para otro lado. Sólo esbozan una quejorrea patética, a modo de justificación. Hacen relatos blandos y ficticios intentando manipular a los ciudadanos. Pero una vez más el dato, demoledor, acaba con el relato. La percepción que tienen hoy los médicos y los ciudadanos de la Primaria es muy negativa, solo que los médicos, siguen al pie del cañón, aguantando y los ciudadanos se buscan la vida (más del 30% tiene seguros privados y otros se van a urgencias). Los gestores sanitarios y las administraciones deben de ser cuestionados, en cuanto al desempeño de sus tareas planificadoras. Ellos tienen una gran corresponsabilidad del estado actual de nuestra sanidad pública y no han dado la talla. Mucha metafísica de la gestión y estrategias pero siempre alejados de la actividad asistencial del día a día. Hablan de modelos reorganizativos sin médicos. Que penoso. Mientras, sigue el autoexilio médico, la fuga de médicos a la privada y lo que es peor, el cáncer más peligroso, el galopante burnout. Mientras tanto Sánchez deja de inyectar 10.000 millones de euros de los fondos europeos a una maltrecha y desangrada sanidad pública, cada vez más insolvente. Por esto y mucho más y sobre todo por los pacientes, hemos dicho basta. Ya han pasado la línea roja. El riesgo de huelga cada vez es más alto si no hacen los deberes. La pelota está en el tejado de la administración. Vamos en serio. Confiamos en la voluntad negociadora de Manuel Palomino, director general del IbSalut. En derrota transitoria pero nunca en doma.

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