Sistemas como el “Radar COVID19” ofrecen el doble de resultado que el rastreo manual pero precisan de campañas de concienciación

Un equipo internacional de investigadores de Gran Bretaña, EEUU y España, entre los que figura, Lucas Lacasa, investigador asociado del IFSC y profesor de la Universidad Queen Mary de Londres, ha aportado datos nuevos sobre la utilidad de estas aplicaciones de rastreo digital de contactos (DCT) para controlar la propagación del COVID19.

El IFISC (Instituto de Física Transdisciplinar y Sistemas Complejos) es un instituto de investigación conjunto de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) creado en 2007 que, entre otros ámbitos, aplica los modelos matemáticos al análisis de indicadores sanitarios complejos.

El estudio, publicado en Nature Communications, analiza la eficacia de la aplicación española de SES, Radar COVID19, tras un experimento de cuatro semanas que se ha hecho en las islas Canarias, entre junio y julio de 2020, financiado por la Secretaría de Estado del Gobierno de España de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA).

Los investigadores simularon una serie de infecciones de coronaviurs en San Sebastián de la Gomera, para ver si la tecnología de la aplicación Radar COVID19 podría funcionar en un entorno real para contener un brote de esta enfermedad. Comprobando que más de un 30% de la población adoptó la tecnología.

Comprobaron también que esta tecnología era capaz de detectar alrededor de 6,3 contactos cercanos por individuo infectado, lo que era dos veces superior a la media nacional detectada utilizando únicamente el rastreo manual de contactos. Sin embargo, los investigadores sugieren destacan la necesidad de la comunicación.

El éxito de la aplicación depende en gran medida de la eficacia de las campañas de comunicación para animar a la gente que se la descargue y la use. El Dr. Lucas Lacasa comenta «aunque se ha sugerido que el rastreo digital de contactos es un complemento valioso para los programas de rastreo manual, y que ya la han adoptado en varios países, hasta ahora no hemos tenido ninguna evidencia experimental real que demuestre la eficacia de esta tecnología ».

El DCT se basa en el uso de aplicaciones de telefonía móvil para rastrear los contactos y notificar a las personas el contacto reciente con otras que hayan dado positivo en la prueba de el COVID19. Ya lo han introducida países de todo el mundo como refuerzo al rastreo manual de contratos, pero hasta ahora no se había probado la utilidad en entornos de brotes del mundo real.

Aparte de la eficacia de estos enfoques, se han planteado otras preocupaciones respecto de su uso, como la posible detección de un gran número de falsos contactos cercanos, la baja adopción y adhesión, y los problemas de privacidad.

Referencia del artículo: Rodríguez P. et al. A population-based controlled experimento assessing the Epidemiological impact of digital contact tracing, Nature Communications, https://doi.org/nature.com/articles/s41467-020-20817-6

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