Benditos Payasos 25º aniversario de la Sonrisa Médica

Dr José Ma Vicens.
Presidente del Cercle
d’economía de Mallorca. Doctor en Medicina yespecialista en M. Interna.

No es para tomárselo a risa. La ciencia y la evidencia lo confirman. Sonreír, o reír, es saludable personal o colectivamente. Es una válvula de escape que nos sirve para ahuyentar el miedo, alejar el sufrimiento o diluir el estrés y, como mínimo -que no es poco-, nos induce y nos produce una sensación – larga o corta-, de bienestar general.

Como médico internista estoy convencido de que una dosis de humor es una buena medicina y barata.

Es un buen tónico reconstituyente para el alma. Y además, es el único “fármaco” que conozco que no es tóxico, que sólo tiene efectos secundarios positivos y que puede prescribirse sin problemas tanto a recién nacidos como a personas nonagenarias. El único problema con el humor, como nos recordaba Mark Twain es “que nadie se lo toma en serio”.

Nadie, excepto la “Sonrisa Médica”, una entidad solidaria muy seria que celebra hoy su vigésimo quinto aniversario. Los fundadores de esta asociación, Miguel Borrás y Sylvia Chaki…, deben estar orgullosos de haber hecho realidad un sueño, ejerciendo sus derechos y talentos, y viendo que su pequeña Laura, Laura Borrás Chaki, sigue viva entre nosotros , aunque nos dejara siendo una niña en 1995. Nadie más muere que el olvidado, nos dejó escrito el médico humanista Gregorio Marañón, y por eso Laura es inmortal. Desde ese instante sorprendente, el humor y la alegría forman parte de los Hospitales de nuestra Comunidad para aliviar el sufrimiento y desplazar a la tristeza. Sus padres, rotos por la angustia y el dolor en aquel Hospital de París, vieron que su hija Laura, en tratamiento por un tumor de su sistema nervioso central, con sólo 10 años, ”se reía como hacía mucho que no la veíamos” al permitir que unos “payasos” entraran en su habitación, una fría habitación de Hospital llena, hasta ese momento de sueros, penas y silencios.

En ese momento preciso e inesperado, entre risas, sonrisas y lágrimas, sus padres -los fundadores- previeron la imperiosa necesidad de introducir una sonrisa médica en nuestros Hospitales insulares, vieron algo que valía la pena hacer cuando se dieron cuenta de que, pese a las enormes dificultades de la vida, siempre hay un motivo para sonreir, entendieron que siempre se puede cuidar aunque no se pueda curar, y que existía la necesidad de fundarla aquí, en Palma, en el añorado Son Dureta. Así nació una innovadora y “loca” historia de amor y humor que aún perdura; el Dr Aspirino,Toma sin,Anestesina, Ventolina, Lola Cortisola, Toribia molécula, y muchos otros payasos humanos y humanizadores, están o siguen en los pasillos donde antes había sólo “silencio por favor”, batas o pijamas y olor a desinfectante. La experiencia fue un éxito, la alquimia entre los profesionales de bata blanca y los profesionales con chaqueta cuadros vistosos fue total y, poco después, muchos niños sólo querían adentrarse en los quirófanos, una cueva llena de miedos e incertidumbre para ellos, acompañados de su payaso favorito. Fue el primer Hospital del mundo donde eso ocurrió.

Otra vez pioneros.

Hoy, veinticinco años más tarde, miles de risas después, la Sonrisa Médica sigue innovando sin cesar y este año el Cercle d`economia de Mallorca les ha otorgado su premio anual de innovación por su último proyecto de “Video interactivo” , una herramienta tecnológica mediante la cual niñas y niños ingresados pueden experimentar una aventura personalizada y tomar sus propias decisiones….. .Sin embargo pienso que , en cierto sentido, hemos llegado demasiado tarde. Hace mucho tiempo que se les debía este reconocimiento por sus perseverantes esfuerzos para lograr introducir a estos benditos payasos en todos los Hospitales públicos de las islas, aportando, desde entonces, innumerables beneficios fisiológicos y psicológicos a los pacientes y a sus familiares, diluyendo el dolor físico y espiritual -de niños y adultos- o creando “burbujas de jabón” que hacer explotar el sufrimiento.

Su decisión y compromiso fue rápida como el rayo, instantánea. Nosotros no deberíamos haber sido menos rápidos en reconocer que nos han hecho, y nos hacen, “un regalo de narices”. Con o sin música, con sólo una nariz de fieltro y grandes zapatos al revés, “el payaso en esta vida, tiene que hacernos reir, aunque tenga el alma herida”. Un gran regalo que debemos, queremos y tenemos que agradecer con una enorme sonrisa social colectiva. Riamos pues juntos, sanos o enfermos, pues un día sin reir, como escribió Chaplin, es un día perdido y no queremos perder más tiempo.

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