Hablemos del suicidio


Hablemos del suicidio. ¿Por qué no? No hagamos de ello un espectáculo en los medios de comunicación (como de alguna manera sí se hace cuando la muerte noticiosa es un crimen o un accidente), pero hablemos.

Salut i Força ha aceptado el reto. Salut 4.0, el programa de radio que presenta y dirige Joan Calafat los viernes por la mañana en Canal 4 Ràdio, sentó en sus estudios a cinco personas con experiencia científica y profesional con el fenómeno del suicidio.

El doctor Miguel Roca, es médico psiquiatra, vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universitat de les Illes Balears e investigador en salud, con estudios especialmente centrados en el suicidio. Miguel Lázaro es médico psiquiatra, especialista en tratamiento de la depresión y con ello de una de sus peores consecuencias, el suicidio. Mariona Fuster es psicóloga clínica y vocal de Clínica y Salud del Colegio de Psicología de las Islas Baleares.

Por otra parte, Francisco Mestre, es periodista de Diario de Mallorca, reportero veterano en de las páginas de sucesos y experto en la información que generan los tribunales de Justicia. Sergio Rodrigo de la Mata es productor y periodista, productor del corto ‘Suicidio’ que recientemente se ha preestrenado en Palma y que pronto se verá en las plataformas audiovisuales españolas. Este corto se atreve mediante la docuficción a eso, a hablar del suicidio. Salut i Forçá, también.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra la incidencia anual de los suicidios en un millón al año. En EEUU se suicida una persona cada 14 o 15 segundos (según datos aportados por el Dr Làzaro). La primera pregunta que cabe plantearse para fijar el tema es cuál es la incidencia real del problema.

Contestan los expertos.

M. Roca: «España es un país con una tasa baja, comparada con países del norte de Europa o con países de la órbita asiática.

Y dentro de Europa estamos entre los países con menos incidencia de suicidios.

Con todo, en España se producen entre 3.800 y 3.900 suicidios anuales, de los cuales, entre 80 y 100 se producen cada año en las Islas Baleares. Es una tasa baja pero estabilizada en los últimos 15 o 20 años, que no se consigue que bajen como sí ha pasado, por ejemplo, en tráfico».

M. Lázaro: «Creo que los datos oficiales habría que ponerlos en cuarentena. En primer lugar, porque la recogida de datos tiene que mejorar y hacerse de una manera más sistemática.

En segundo lugar, creo que se da un ‘fenómeno iceberg’, ya que creo que la ‘punta’, que son los suicidios, no refleja bien la parte sumergida que son las conductas suicidas. Por ejemplo, algunos accidentes de tráfico o algunas llamadas conductas parasuicidas tendrían que ver con suicidios consumados.»

M. Fuster: «Hay que tener en cuenta que por cada persona que se suicida hay 20 que lo intentan.

Y que los familiares también estén de algún modo afectados por el suicidio, de modo que por cada persona que se suicida o que lo intenta tenemos a siete u ocho personas que se ven afectadas por las consecuencias de esos actos, de modo que se debe afirmar que pese a las cifras de suicidios consumados hay una cifra importante de sufrimiento en torno a este fenómeno.»

Llegados a este punto el periodista Francisco Mestre hace una reflexión: F. Mestre: «Más allá de los datos que ofrecen los expertos, es cierto que a los periodistas la palabra suicidio nos asusta mucho y aunque no hay una norma escrita siempre intentamos evitar informar de los suicidios.

Siempre nos han dicho que se produce un ‘efecto llamada’.

Por una parte tenemos que ser cuidadosos y evitar hacer daño. Por otra parte siempre que escribes sobre un suicidio acabas teniendo problemas, por lo que te planteas que no vale la pena informar de un suicidio».

Y el psiquiatra, profesor e investigador Miguel Roca recoge el desafío que plantean estas palabras: M. Roca: «Hemos consultado libros de estilo de periódicos que aún conservan la norma de evitar hablar de los suicidios a no ser que se trate de una persona muy conocida.

Lo que sucede es que las redes sociales han roto de alguna manera con esa convención y lo han hecho de una forma peligrosa, porque de inmediato se informa de que ha desaparecido alguien desde hace unos días y si sabemos que se trata de un paciente…»

Aquí el Dr Miguel Lázaro apunta que «el tema del contagio mediático es un tema para debatir a fondo. El último estudio aparecido en la revista científica Lancet analizaba el efecto de Internet sobre el suicidio.

Y en lo que respecta a los periódicos, creo que la clave está no solo en cómo se trata los suicidios, sino en cómo se trata a los enfermos mentales: Hay una gran estigmatización de los enfermos mentales y de los tratamientos que damos los psiquiatras. Hay que darle la vuelta al estigma.»

La psicóloga Mariona Fuster considera que «hablando de las redes sociales, sabemos que hay jóvenes que cuelgan en sus redes cómo se van a suicidar, las autolesiones que se infligen.

En las noticias hay que evitar explicar cómo se ha producido ese suicidio porque puede producir un efecto de copia. Y dado que el suicidio está asociado en un 90% a problemas de salud mental hay que informar que éstos tienen tratamiento, dónde se puede pedir ayuda y promover así la prevención».

Al psiquiatra y profesor Miguel Roca le llama la atención que pese a que el suicidio ha estado presente entre escritores, poetas, etcétera, «es algo que el cine no ha tratado al hablar de esos escritores. Y si se mira la obra de esos escritores tampoco cuentan nada del suicidio (excepto Pavesse, que es uno de esos escritores cuya vida acaba en suicidio) que dice al final de su obra «ya no escribiré más») pero sí ves que se habla mucho de melancolía, de depresión, de problemas afectivos…»

Llegados a este punto cabe preguntarse ¿cuál la tipología del suicida, qué enfermedad mental, que problemática psicológica lleva a una persona a concebir la idea de quitarse la vida y qué se puede hacer para detectarlo a tiempo y ayudarla? Responde, en primer lugar, el psiquiatra Miguel Lázaro: «La OMS ya dijo que no todos los suicidas eran enfermos mentales. Hay que decir que no existen los suicidios sino que existe el paciente suicida que tiene una biografía, un contexto, un pretexto y un texto que lo llevan al suicidio. Pero la OMS también dice que tratando las patologías mentales, los circuitos cerebrales que tienen que ver con el pensar, el sentir y el actuar, tratando la depresión, la esquizofrenia, el consumo de tóxicos, etcétera se reducirían los suicidios un 20%».

La psicóloga Mariona Fuster añade a las propuestas de Lázaro de desarrollar campañas sanitarias al respecto «hacer una buena prevención en atención primaria para evitar el mito de que el suicida que está dispuesto a hacerlo no lo dice y que el que lo dice no lo hace. Si la persona cuando tiene esos pensamientos acude al médico de atención primaria a pedir ayuda queda claro que es muy importante el tema de la detección precoz del problema.»

El periodista y cineasta Sergio Rodrigo de la Mata interviene en este punto y plantea que «nosotros en este reportaje, pese a que mucha gente no ha salido porque hemos llegado a tener 9 horas de rodaje [en la elaboración del film ‘suicidio’], hemos encontrado personas de las que nadie diría que está pensando en suicidarse, personas que salen a la calle, saludan… ¿Cómo definimos entonces cómo detectar, a dónde ha de ir este hombre al que nadie conoce? Y le responde el Dr Miguel Roca: «Ese levantar la mano contra uno mismo… La filosofía ha debatido mucho y aún lo hace sobre el derecho al suicidio, fuera de la enfermedad mental, como un acto de rebeldía, de resistencia, de desesperación, del nombre que se le quiera dar. Y no siempre se puede decir que una persona que se ha suicidado es un enfermo mental previo. El mejor modo de estudiar el suicidio es lo que se ha denominado realizar una autopsia psicológica.»

«Tres o cuatro meses después del suicidio –sigue explicando el psiquiatra, profesor e investigador –para huir del dolor inmediato, se hace la autopsia psicológica, mediante entrevistas muy estructuradas a los familiares directos de la persona que ha cometido el suicidio, se van a ver los contactos previos con el sistema sanitario, etcétera. En estos estudios ves que en el 60% de los casos puedes con establecer criterios psicopatológicos un diagnóstico de enfermedad mental».

Francisco Mestre,periodista de Sucesos y Tribunales del Diario de Mallorca, destaca que «hay un tema del que se debería hablar respecto a los mitos sería el de cuántas personas han muerto por personas económicos»…A lo que el Dr Miguel Lázaromatiza de inmediato que «ese análisis de las causas económicas del suicidio puede ser sesgado o parcial, ya que ha de haber texto, pretexto y contexto, ha de haber una predisposición al suicidio, aunque luego llegue, efectivamente un factor precipitante».

«Cuánta gente –añade el psiquiatra –que tiene problemas económicos, si tiene un apoyo, unos seguros que le ayudan y están ahí, no se suicida. Nadie quiere morir, lo que pasa es que a la gente a veces lo que le asusta o a lo que tiene miedo es a vivir. Y en algunos de esos casos encuentra como única salida, aunque no lo es, el quitarse la vida», concluye Miguel Lázaro, cuestionando que las razones económicas puedan ser sencillamente las causas de un suicidio.

El Dr Miguel Roca explica a este respecto que «si bien la autopsia psicológica explica que la enfermedad mental es necesaria en un 60% de los casos no es suficiente. Nosotros hemos investigado este tema durante la crisis y hemos discutido en las revistas científicas con los griegos, uno de cuyos ministro dijo que había habido un aumento desorbitado de suicidios en Grecia por la crisis económica, cuando se ha analizado se ha demostrado que en realidad no ha sido así».

«¡Claro –enfatiza el Dr Lázaro –es que hay que considerar también los factores protectores, como las creencias religiosas, el apoyo familiar, la disponibilidad y accesibilidad a los servicios sanitarios… todo eso hay que tenerlo muy en cuenta, no solo lo que nos puede alterar; cuántas personas han podido hacer una resiliencia, resistir y rehacerse ante factores negativos! Es muy importante estudiar todos esos factores.»

La psicóloga Mariona Fuster recuerda que «el pensamiento suicida es ambivalente por definición: hay una parte de la persona que no puede más y está en ‘visión túnel’ y la única salida que ve es el suicidio, pero también hay una parte de esa misma persona que necesita vivir, que se aferra a la vida y que por ello pide ayuda.

Es hacia esa vertiente de la persona hacia la que hay que ir. El suicidio se ve como una salida al sufrimiento, no es que se plantee como una alternativa».

Dice el Dr Miguel Lázaro que «es interesante conocer lo que te cuentan las personas cuando tienen ideas de suicidio.

Es todo un espectro. Hay ideas, hay fantasías, diferentes motivaciones. La pregunta que hoy en día se considera clave ante un suicida es qué le ata a la vida, por qué usted no se quitaría la vida. El proceso de suicidio es ambivalente y hay un deseo de vivir y si se actúa ahí se puede prevenir la fase en la que ya se toman decisiones, se planifica la metodología del suicidio.»

Las argumentaciones del Dr Lázarose contraponen y complementan con las que aporta a este respecto en este momento del debate la psicóloga Mariona Fuster, en el sentido de que el primero señala que el cerebro del suicida, para llegar a serlo, debe alcanzar un momento en el que ya no le importa, por ejemplo, qué pasará con sus hijos, o, como dice la psicóloga, en el que se ve el suicidio como un modo de hacer que éstos dejen de sufrir, de estar perjudicados por las acciones de su padre.

El profesor Miguel Roca añade a estos planteamientos que «los sociólogos han visto como en los periodos de entreguerras los suicidios aumentan mientras que en los periodos de grandes guerras europeas baja el número de suicidios. El sociólogo Emile Durkheim lo analiza y presupone que cuando hay una gran crisis la cohesión social aumenta, al igual que la familiar y que todo ello podrían ser protector. Y eso ha pasado durante la crisis.»

Respecto al papel de los médicos de familia el Dr Rocarecuerda que «desarrollamos un programa europeo en Baleares muy encaminado a los médicos de familia y a la prevención que se dijo de la depresión para no hablar del suicidio. Y es que explorar una idea suicida en paciente no es fácil en poco tiempo; no es fácil que lo haga en pocos minutos el médico de cabecera.» El Dr Lázaro añade aquí que «por eso cuando el médico de cabecera ve una depresión lo manda a urgencias».

En 2009 desde el equipo del Dr Roca se implantó ese programa de prevención de suicidios.

Así lo explica: «En los centros de salud, en las escuelas y en otros lugares se difundieron unos carteles de prevención de la depresión, aunque de hecho era un programa de prevención del suicidio.

Desarrollamos el programa en Mallorca y en Menorca y al año siguiente registramos una pequeña bajada del número de suicidios, aunque las causas de ello probablemente sea multivariable».

El mensaje de aquella campaña –de la que los expertos lamentan que no tuviera continuidad –es que la depresión, y con ello el suicidio que es su peor consecuencia, se puede curar. Llevar esos factores de curación a las cifras anuales de suicidio supondría, según señalan los expertos de la OMS, es que cada año se podría evitar el suicidio de 200.000 o 250.000 personas en todo el mundo, lo que pone en evidencia la espectacularidad de las cifras de este fenómeno.

El psiquiatra Dr Lázaro recordó que «muchas personas piensan que la depresión es un problema de voluntad y apelan a la voluntad para curarla.

Culpabilizan a los pacientes, diciéndoles cómo es posible que tú estés deprimido con lo que tienes en la vida. Hay una serie de creencias que hay que cambiar. Los antidepresivos no generan dependencia; eso es algo que estamos cansados de decirlo, igual como de desmentir que los medicamentos te convierten en un zombi. Eso no es cierto.»

La psicóloga Mariona Fuster incidió como explicación de problemas, entre ellos la mala adherencia a los tratamientos contra las enfermedades de este tipo que «a la persona le cuesta aceptar la enfermedad, cualquier enfermedad pero especialmente la mental. Es por eso que la adherencia [cumplimiento] a los tratamientos de salud mental y psicoterapéuticos es mucho más baja que en ante otras enfermedades.»

«En esos estudios de autopsia psicológica –añadió el Dr Roca–se ve que aproximadamente un tercio de las personas que tienen un problema de salud mental y que se ha visto claro en ese examen, no tenían ningún tipo de tratamiento.

Eso es gravísimo. Si hablásemos de las mismas cifras respecto al cáncer sería un escándalo.»

«Y eso que el suicidio – recordó entonces el Dr Lázaro – duplica las muertes por accidente de tráfico y aumenta y es la primera causa entre adolescentes.»

Ante la pregunta ¿cómo creen que debería ser el tratamiento futuro de las noticias sobre suicidio en la prensa de papel, audiovisual, digital? en unos momentos en los que parece que se está abriendo un debate en el sentido de que no hay que callar como se hacía antes, el periodista Francisco Mestre aludió a los intereses de los seguros privados, preguntando a su vez: «¿Cuánto dinero ahorran los suicidios? Ya que no se cobra un seguro de vida si se declara una muerte por suicidio.»

«Y eso –añadió el periodista –es algo que el suicida la mayoría de las veces lo sabe. Es por eso que en ocasiones los suicidas se envuelven de tanto misterio para confundir sobre el motivo de la muerte. Continúa el mito en estos momentos: pasa por delante de nosotros en un medio de comunicación un suicidio claro y lo dejamos de lado. En la prensa no nos preocupamos por los suicidios, a no ser los casos muy excepcionales de personas muy conocidas.»

La psicóloga Mariona Fuster expuso que «los medios han de hacer un trabajo importante en el aspecto de la prevención, pero no tanto en cuanto a si informamos o no, sino de qué manera lo hacemos. En muchas ocasiones se dan razones simplistas como que se suicidó por amor, o que lo hizo porque era un valiente dándole al suicidio una aureola romántica. Y con todo esto hay que ser muy prudente. Incluso vienen pacientes que te dicen ‘no lo hago porque no soy valiente’.»

«Creo –añadió la psicóloga – que es importantísimo cuando se da una noticia de suicidio que se puede pedir ayuda, informar que la depresión se puede curar y además ofrecer información al respecto de algún punto de información sobre dónde pueden acudir las personas que están en un momento de riesgo.» El Dr Lázaro hizo hincapié en que todo ello tendrá que ir incluido también dentro de un programa amplio sobre cómo informar sobre las enfermedades mentales».

En este momento los expertos hicieron alusión al corto ‘Suicidio’ producido por Sergio Rodrigo de la Mata quien expuso como en su desarrollo descubrieron que las personas en esta situación «no tienen ningún tipo de ayuda previa. Tenemos campañas como el ‘póntelo, pónselo’. Tenemos otras campañas que informan de que si fumas te matas; sobre la mortalidad de los accidentes de tráfico, o sobre la lacra de la violencia de género…

Pero no tenemos nada que haga referencia al suicidio.»

Y añadió el periodista y cineasta al respecto de la gestación de este exitoso proyecto: «La idea nació de una de las reuniones que tenemos de vez en cuando una serie de periodistas, todos de la misma quinta, y en las que comenzamos a hablar del tema y a averiguar cosas.

Nos dimos cuenta de que podría ser un gran documental.

Veíamos que sería difícil hacerlo en prensa de papel, que sería difícil por la dificultad de encontrar publicidad y que habría poca tirada.»

Fue entonces cuando «decidimos hacerlo para televisión.

Y de esa idea, saliendo una cosa y después otra, tuvimos 9 horas de rodaje. Descubrimos por ejemplo que el primer suicida de Cap Blanc fue en el año 1841. Y no se precipitó: fue el farero que se pegó un tiro.

Teniendo tanto material vimos que un documental para las televisiones tendría dificultades para ser tan largo. Nosotros llegamos a 62 minutos, solo 2 más de lo que se permite.

Y todos lo han aceptado.»

El resultado es una docuficción que todos los profesionales han tildado de magnífica y pionera. En torno a la historia de un hombre que se va a su casa de campo planteándose el suicidio para evitar a su familia los problemas derivados de sus actos, una serie de expertos en diferentes ámbitos – médico, psicológico, social, judicial –reflexionan sobre el suicidio en un programa de TV que ve el protagonista mientras lucha en su infierno personal, sin ayudas, sin muchas esperanzas.

Ya en el capítulo de las conclusiones, tocando a su fin el espacio de una hora dedicado a este tema en el programa Salut 4.0, que presenta y dirige Joan Calafat y que contó con la presencia de importantes especialistas en el ámbito relacionado con el suicidio, el Dr Miguel Rocaincidió en el hecho de que en gran parte los suicidios son consecuencia de enfermedades mentales y que estas enfermedades son tratables en su mayoría.

El psiquiatra, profesor, investigador y vicedecano de la Facultad de Medicina de la UIB insistió en que esos tratamientos «incidirían positivamente sobre las conductas suicidas y que eso es un deber que tenemos todos, aunque hay que tener también en cuenta el hecho de que el suicidio es multifactorial; en que el tratamiento mental en ocasiones no es suficiente y hay que incluir otros factores, como el apoyo familiar, el entorno social, los medios de comunicación.»

Por su parte el médico psiquiatraDr Miguel Lázarodijo que «sabemos lo que hay hacer, lo tenemos claro, ahora bien tenemos que tener recursos para poder hacerlo. Esto es un llamamiento al Govern balear para que en los años que le queden ponga en los presupuestos recursos para la salud mental como toca. Y aquí quería incluir la estrategia en prevención del suicidio. Por otra parte hay que hacer un trabajo con los medios de comunicación configurando un programa único de actuación».

«Una cosa importante –añadió el Dr Lázaroen su capítulo de conclusiones–es que hay que tener en cuenta es que el ser humano es un ser social y que el vínculo soporta nuestras vidas. Por eso cuando uno está mal tiene que pedir ayuda.

Pedir ayuda significa que si no te lo callas pueden ayudarte, que ahí está la familia, ahí están los recursos y no hay que olvidarlo. No estamos solos aunque a veces nos sintamos muy solos.»

Para la psicóloga Mariona Fuster «es muy importante dentro de esto que se está diciendo que hemos de poder escuchar. Escuchar a la persona que está sufriendo y que en algún momento necesita decirnos lo que le está pasando. No nos hemos de asustar de esos pensamientos sobre el suicidio. No nos hemos de asustar de hablar del suicidio porque si nos asustamos no ayudaremos a las personas que están en el riesgo de desarrollar ese tipo de pensamientos».

El periodista Francisco Mestrehizo especial hincapié en «la necesidad de la comunicación y de la inversión. Y recordar que sin periodistas no hay periodismo, en estos momentos en que todo son recortes hemos llegado a creernos que todo es gratuito, y no lo es. Estamos regalando nuestro trabajo». En este sentido el periodista reflexionó sobre las negativas consecuencias que ello podría tener para abordar problemas como el del suicidio y especialmente su reflejo en la prensa.

La última conclusión fue la del periodista y productor Sergio Rodrigo de la Mata quien puso colofón a este espacio diciendo que «en el documental ‘Suicidio se aportan datos muy curiosos respecto a las personas que participan del problema. Se ven testimonios de personas que se han intentado suicidar y que han dado su testimonio, cosa que hasta ahora no se había hecho. Y haciendo caso a lo que dicen estas personas que dan la cara hay que decir que necesitan ayuda.»

Tertúlia radiofònica sobre els suïcidis amb la participació dels metges psiquiatres Miquel Roca i Miguel Lázaro, la psicòloga clínica Mariona Fuster, el periodista especialista en successos Kiko Mestre i el productor de cinema Sergio Rodrigo de la Mata. Programa Salut i Força a Canal 4 Ràdio 24/03/2017, dirigit i presentat per Joan Calafat.

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