Las alergias no cierran por vacaciones

El doctor Alejandro La Rotta, alergólogo de Hospital Juaneda Miramar.

El doctor Alejandro La Rotta, alergólogo de Hospital Juaneda Miramar.

El doctor Alejandro La Rotta, alergólogo de Hospital Juaneda Miramar.[/caption]El doctor Alejandro La Rotta, alergólogo de Hospital Juaneda Miramar, explica las claves de estas dolencias

Con el verano a la vuelta de la esquina son muchos los alérgicos, sobretodo a los ácaros y al polen, que experimentan una mejoría. No obstante, en los meses de calor no hay que bajar la guardia. Hay otro tipo de alergias que surgen en verano. Y es que en esta época del año se produce un aumento de insectos, tomamos el sol, andamos descalzos, comemos más fuera de casa, estamos en la piscina… Por este motivo, el doctor Alejandro La Rotta, alergólogo de Hospital Juaneda Miramar, advierte del aumento de casos de reacciones cutáneas y alergia a ciertos alimentos. Y recomienda extremar las precauciones. “Si bien es cierto que las alergias respiratorias son menos intensas con la llegada de la calor, hay otro tipos de alergias que son motivo de visitas a la consulta. Se producen más patologías de piel debido al aumento de la exposición al agua y al sol, sudamos más y aumentan los picores en algunas enfermedades ya preexistentes” afirma el Dr. La Rotta.

Cambio de temperatura

Con el cambio de temperatura pueden aparecer brotes de urticaria relacionados con el calor o, incluso, con el frío. En este sentido el doctor Alejandro La Rotta explica: “con las elevadas temperaturas pueden aparecernos erupciones cutáneas, sobretodo por las zonas donde se producen la sudoración o expuestas a los elementos. Pero también puede aparecer algunos tipos de urticaria como la urticaria por el frío llamada urticaria a frigore o por el calor conocida como urticaria colinérgica.

La urticaria a frigore, se presenta cuando en la piel aparecen ronchas cuando la persona se expone a estímulos fríos – bajas temperaturas, inmersión en agua fría o incluso con cambios pequeños de temperatura o al ingerir bebidas o alimentos fríos en las personas más afectadas…- que pueden provocar picores, malestar o incluso cuadros más severos con inflamación o dificultad respiratoria.

En verano suelen darse casos provocados por nadar en agua fría o por ingerir líquidos fríos”. En la época estival se produce también un cambio en la alimentación.

Pasamos de comer caliente a comer más frutas y verduras de temporada. Las frutas rosáceas como la nectarina, el albaricoque y sobretodo el melocotón son las que más quebraderos de cabeza dan a los alérgicos. “El melocotón tiene presencia de unas proteínas de defensa llamadas LTP, que ayudan a las plantas a adaptarse a las agresiones del medioambiente y evitar la acción perjudicial de bacterias y o hongos, que se sitúa en la piel. Esto explica, porqué la piel es más alergénica que la pulpa. Otra de las proteínas que encontramos en esta fruta es la profilina, que también se comparte con otros muchos alimentos de origen vegetal. Esto hace, que podamos ser alérgicos a un alimento, a una fruta en concreto, y después derive a otros” afirma el alergólogo Alejandro La Rotta.

Tal y como explica el Dr. La Rotta todos nacemos con una mayor o menor predisposición genética a ser alérgicos. Los antecedentes familiares nos predispondrán a ser alérgicos con mayor o menor facilidad y nuestro entorno nos expondrá a diferentes elementos que puedan causar alergia. “En Alemania no hay alérgicos al olivo porque no hay olivos. Se necesita la exposición en varias ocasiones para ser alérgico y si ambos padres son alérgicos las probabilidades de ser alérgico serán mayores” afirma el doctor.

Visitas a la consulta

Otra de las causas que provocan más visitas a la consulta del alergólogo en verano son las reacciones alérgicas a los insectos, que en esta estación están más activos y su población ha aumentado considerablemente. Los más importantes son los himenópteros –abejas, avispas y hormigas-. Otros insectos frecuentes como los mosquitos, pulgas, chiches… pueden producir distintas reacciones de hipersensibilidad, en general leves, aunque es más habitual que ocasionen reacciones no inmunológicas.

El Dr. La Rotta recomienda: “Las personas alérgicas a la picadura de abejas y avispas tienen que extremar las precauciones puesto que pueden sufrir un choque anafiláctico. Para este tipo de picaduras existen tratamientos con medicamentos, antihistamínicos y corticoides para reacciones locales y leves, adrenalina en las más graves e incluso vacunas para evitar reacciones severas en las personas que ya son alérgicas. Lo importante es hacer un buen estudio del paciente y saber cuál es el culpable de la reacción, tipo de insecto específico… Los apicultores, personas que estén en zonas rurales, camioneros… tienen que ir con mucho más cuidado” Ante cualquier cuadro agudo, síntoma, que sugiera una alergia debe estudiarse por un alergólogo porque puede ser el inicio de una situación que puede ser grave. Los primeros síntomas de alerta pueden ser pequeños, pueden iniciarse al ingerir una fruta y notar un simple picor en la piel o en la boca.

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