¿Autoridades?

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz Médico- Forense Especialista en Medicina Legal. @Alarconforense

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz. Médico-
Forense. Especialista en Medicina Legal. @Alarconforense

Leo en la prensa que volvemos a las andadas de la violencia sanitaria en sus distintas modalidades, esas agresiones en las que nos estamos convirtiendo en los namberguanes. Y mientras leo me dan los datos del año trece como si fuera un mal augurio del martes. O se han equivocado de año, o es un error y se han olvidado del catorce, o es que resulta que a nuestros sindicatos sanitarios y a nuestro personal del IB-Salut les cuesta mucho contar con los dedos hasta 436, precisamente el número de “episodios violentos” ocurridos en nuestra Comunidad durante ese año.

Al fenomeno al que se le ha ocurrido vendernos un “episodio violento” en vez de una ostia, un guantazo o simplemente una agresión, deberían nombrarle para la prefactura general del gabinete de comunicación de Ib-Salut. Con lo fácil que es decir que nos violentan, que nos pegan, que nos dan. Con lo sencillo que es decir simplemente que los enfermeros y los médicos (en esto siempre separamos noticias y discursos) no vamos a aguantar que nuestro trabajo se interprete en clave violenta y que no vamos a curar a un fulano o a una fulana que pretende curarse a través de la violencia hacia quien le cura.

Violencia no es sólo que levanten la mano que cae sobre ti, violencia es que mientras te la están dando los demás se rían. Violencia es que mientras sufres el resto ignore lo que estás viviendo. Violento es -sobre todo- que mientras todo el mundo advierte que lo que te está pasando es anormal, el resto no seamos capaces ni de decirlo ni de tan siquiera decir lo que nos parece.

Leo que los enfermeros dicen que son los más agredidos, y que por eso piden ser considerados autoridad pública. Cree la enfermería -como cree la tropa médica desarmada- que la solución de los problemas de la violencia contra el personal sanitario es que te asciendan a coronel o que te pinten la bata con colores de camuflaje. Hace tiempo que vengo viendo ese discurso donde se mendiga ser autoridad, como si eso te eximiera de algo que no fuera que la agresión –en todo casotenga una repercusión distinta, como si eso te librara de la contusión orbitaria derecha.

NO ha ententido el militarazgo de enfermería (ni el de los muchos médicos que también quieren tener en los bajos de la camilla a la cabra de la legión) que la solución a sus problemas para incrementar sus denuncias contra los hijos de perra que les agreden por intentar curarlos está en sus propias manos. Desconoce el personal sanitario nuestro el código penal, y que el típo básico del delito de lesiones concibe la diferencia entre un delito y una falta (eso que ellos quieren ascender por el camino del nombramiento y del salto a la consideración de autoridad) y lo fundamenta precisamente en el tratamiento médico que se le da a la lesión resultado de esa agresión.

No ha entendido todavía nuestro personal sanitario que en sus manos diarias, en su actuación curativa, en su magia bondadosa, está la diferencia entre que te condenen por una falta o te condenen por un delito. ¿No es absurdo que alguien quiera agravar el resultado jurídico de una agresión para intentar evitarla cuando está precisamente en sus manos hacerlo? Nuestra gente, nosotros, no necesitamos que nadie nos jure bandera en el BOE para que la violencia que recibimos sea considerada delictiva. NO necesitamos que nos provean de cuchillos patateros que se disimulen con el pijama azul. A ver si se enteran de una vez que son ellos mismos, escribiendo sus diagnósticos y aplicando sus tratamientos, los que hacen que una contusión sea una falta o un delito. A ver si se enteran de una vez y esta revista sirve de una vez para algo.

Y ya puestos en las cosas de las noticias violentas, me preguntan si es tipificable lo nuevo del Ib-Salut y sus soldados, todo eso de que al Secretario General le han relevado de la guardia de sus atribuciones y le han puesto de ordenanza con galones en la agencia de contratación, en la intendencia de la trinchera para la altas y para las bajas del no hacer. No tengo ni idea de qué tipo de guerra son capaces de tener los ejércitos consigo mismos. Desconozco las autoguerras aunque conozco un poco las autoagresiones.

NO suelo manifestarme sobre la violencia entre especies protegidas, no respeto a quien no se respeta, pero tristemente empieza ya a ser demasiado frecuente en esa selva de guerrilla que son sus altos cargos, mediocres y sin demasiada verguenza. Que un organismo público tan importante y tan empleador siga haciendo el ridículo autolesionándose sin que nadie sea capaz de poner orden es que definitivamene no han entendido que la violencia se crea, se destruye, se transforma y se exporta, pero que sólo se sufre un tiempo. El poco que les queda para que evitemos que sigan matándose.

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