La buena salud de los hospitales públicos de Baleares

salud-ediciones-squareSabido es que no es lo mismo opinión pública que opinión publicada. En este sentido, los medios de comunicación deberíamos realizar un ejercicio de franca humildad y reconocer que, en muchas ocasiones, la percepción o la interpretación de la realidad que trasladamos a las páginas de los periódicos o a los programas de radio y televisión no concuerda, en absoluto, con el punto de vista mayoritario de los ciudadanos.

Sin ir más lejos, uno de los mantras más repetidos en esta legislatura, tanto a nivel nacional como autonómico, es que el Estado del Bienestar, sistema que, especialmente en el viejo continente, garantiza unas mínimas cuotas de servicios asistenciales, de protección y de calidad de vida a todos los miembros de la sociedad, independientemente de su poder adquisitivo, se desmorona sin posibilidad de solución. Y, al hilo de ello, otro mantra sumamente repetido, publicado y divulgado es que los tres grandes pilares del Estado del Bienestar (educación, servicios sociales y sanidad) se hallan poco menos que en situación de liquidación por derribo.

Así lo escuchamos y lo leemos cada día en tertulias, coloquios, reportajes periodísticos, ruedas de prensa y, por supuesto, manifestaciones y movilizaciones. Sin embargo, los ciudadanos han hablado una vez más, y una vez más han cuestionado la veracidad de las opiniones repetidamente difundidas en todas estas tribunas mediáticas y callejeras.

La buena noticia es que la sanidad pública, al menos, en Baleares, no solo no se desmorona, ni se desmonta, ni se liquida, ni se traspasa, sino que atraviesa un excelente momento de forma. Y teniendo en cuenta la importancia de la asistencia sanitaria en la configuración de un Estado de Bienestar en óptimas condiciones, habría que colegir que tampoco el Estado de Bienestar corre, de momento, ningún peligro, por más que a algunos les guste opinar lo contrario, especialmente en vísperas de confrontaciones electorales.

Los ciudadanos, como hemos dicho, han hablado, y lo han hecho a través de la encuesta de satisfacción que ha llevado a cabo el Servei de Salut del Govern de la Conselleria de Salut del Govern de les Illes Balears, entre junio de 2013 y mayo de 2014. La consulta ha abarcado la totalidad de siete hospitales públicos de la Comunidad Autónoma: es decir, el Hospital Universitario Son Espases, el Hospital Son Llàtzer, el Hospital Comarcal de Inca, el Hospital de Manacor, en Mallorca; el Hospital General Mateu Orfila, en Menorca; el Hospital Can Misses, en Eivissa; y el Hospital de Formentera, además de los dos centros que pertenecen a la red hospitalaria pública, que son el Hospital de la Creu Roja y el Hospital Sant Joan de Déu.

A los encuestados, todos ellos usuarios y pacientes de esta red asistencial de centros hospitalarios de titularidad pública, se les preguntó acerca de la calidad de los distintos servicios que han recibido a lo largo de su período de ingreso. Pues bien, de todos ellos, casi el 90%, concretamente el 89,98 %, afirman su predisposición a recomendar a otros usuarios el hospital en el que fue atendido a causa de su afección.

También el grado de satisfacción de los pacientes es más que notable, ya que alcanza una puntuación de 4,39 sobre 5, de media. Esta calificación resulta especialmente sobresaliente en el caso del Hospital de Formentera, puntuado por sus pacientes con un 4,77, y también son significativos los datos del Hospital de la Creu Roja (4,52) y Sant Joan de Déu (4,5) En la encuesta, llevada a cabo tanto a través de correo electrónico como por vía telefónica, tomaron parte un total de 3.964 personas, con una media de edad de 52 años. De ellos, el 56 % son mujeres y el 44 %, hombres.

¿La sanidad pública se desmorona? Al parece, no es así. Los pacientes de esa misma sanidad así lo confirman, y ellos no tienen nada que ganar ni que perder a la hora de emitir su opinión. No buscan ganar una selecciones, ni un puesto en ninguna administración, ni son liberados sindicales que han de fortalecer la inquina de sus acólitos para asegurarse la continuidad en sus cargos.

Simple y llanamente son ciudadanos de a pie que han debido acudir a los hospitales públicos de Baleares para ser intervenidos quirúrgicamente o recibir cualquier otro tipo de tratamiento. Y una vez consultados, su veredicto es inapelable: los hospitales de nuestras islas cumplen, a la perfección, con los estándares de calidad asistencial que han de exigirse en una sociedad moderna, en la que el Estado del Bienestar, por mucho que se proclamen argumentos en otro sentido, parece disponer todavía de un amplio margen de vigencia.

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