“El jugador, como el alcohólico o el drogadicto, tiene una personalidad autodestructiva”

Dr. José María Vázquez Roel, director general de la Clínica Capistrano

Dr. José María Vázquez Roel, director general de la Clínica Capistrano

Durante los últimos tiempos, el surgimiento de nuevas formas de apuestas y juegos, especialmente gracias al desarrollo de las redes sociales, ha incrementado la incidencia de la ludopatía, una dependencia cada vez más presente en nuestra sociedad. En Clínica Capistrano, de la mano de su director general, el doctor José María Vázquez Roel, las personas con problemas de ludopatía reciben un tratamiento efectivo que les ayuda a superar su problema.

P.- Doctor, ¿por qué jugamos? O, si prefiere que se lo pregunte de otra forma, ¿por qué arriesgamos nuestro dinero, nuestros recursos, e incluso nuestra vida, por un juego de azar?

R.- El juego ha formado siempre parte de la humanidad. El hombre juega desde tiempos inmemoriales, porque el comportamiento humano siente una cierta fascinación por el riesgo, la emoción, la competencia y, en definitiva, el azar. Esa es la base del juego: apostar a que la bola caiga de uno u otro lado, o a que salga la carta de la baraja que mejor conviene a los intereses del jugador. En definitiva, azar, incertidumbre, suerte, fortuna o, si se prefiere, desgracia. Depende de dónde caiga la bola. Ahora bien, ría o llore el jugador cuando acabe la partida, de lo que sí puede estar seguro es de que disfrutará de un momento de excitación, de una especie de vértigo como si montara en una montaña rusa, y ese es el estímulo más importante para el ludópata.

P.- ¿Está usted diciendo que la principal motivación del jugador no es el premio, sino el juego en sí mismo?

R.- Si no, ¿cómo explica usted que jugadores que han conseguido, a base de nuevas apuestas, recuperar sus pérdidas, en vez de guardarse el dinero bien escondidito en su cartera y poner tierra de por medio respecto a la mesa de juego, decidan apostar otra vez la cantidad que han ganado? ¿Y cómo explica también que hombres y mujeres con un buen nivel de vida, un sueldo más que suficiente, sin apremiantes necesidades económicas, pongan en riesgo todo su patrimonio a causa del juego? Desde luego, no lo hacen por el dinero, porque ya lo tienen. Más bien, lo que hacen es correr el riesgo de perderlo y de arruinarse. Contestando, por tanto, a su pregunta, el estímulo del jugador es el juego. Digamos que el premio o la recompensa económica es la gasolina que le permite seguir poniendo en marcha el motor de su ludopatía.

P.- Y si falta esa gasolina…

R.- Si no cuenta con recursos para apostar, lógicamente, el jugador se siente desesperado, y es capaz de las determinaciones más irracionales y autodestructivas, desde jugar toda la nómina del mes hasta poner en riesgo su propio patrimonio. El juego es la causa de la ruina económica de muchos hombres y mujeres y de sus familias, que han acabado siendo igualmente víctimas de una dependencia particularmente dañina. Fortunas enteras se han dilapidado tras una mesa de cartas, en la ruleta, en el bingo y en las innumerables opciones que ofrece el mundo del juego.

P.- En efecto, porque si algo caracteriza al juego es su pluralidad de alternativas

R.- Tiene razón. De hecho, la mayor parte de jugadores participan en un único tipo de apuestas, y desechan todas las demás. Ello depende mucho, lógicamente, de los gustos personales y del carácter del jugador. Por ejemplo, un jugador tranquilo y con sangre fría preferirá el póker antes que el bingo, donde el azar es el único factor y no existe espacio para la estrategia o para la táctica. El abanico de posibilidades que ofrece el sector del juego resulta inmenso. Es como si existiera un juego concreto para cada tipo de jugador.

P.- Y ahora, con la irrupción de las nuevas tecnologías de la comunicación, ese abanico de opciones es aun mayor…

R.- Claro que sí. Internet, que no me canso nunca de decir que constituye una herramienta maravillosa si es utilizada de manera constructiva, pero sumamente nociva en otros casos, permite la alternativa de los juegos en línea, en los que el apostador puede tomar parte directamente desde su casa, confortablemente sentado ante su ordenador. Los juegos en línea mueven millones de euros en todo el mundo y su progresión irá mucho más allá durante los próximos años. En realidad, se estima que en poco tiempo su importancia económica y social superará en mucho la actual. Además, es un tipo de juego que, al menos en la práctica, presenta pocas restricciones. Cualquier persona, sea cual sea su edad, tiene la posibilidad, en un momento dado, de participar. Y esto, como puede comprender, supone un peligro extraordinario para nuestra sociedad.

P.- Doctor, ¿por qué una persona se convierte en ludópata?

R.- Como siempre he dicho, las dependencias se diferencian entre sí en la forma, pero apenas se distinguen unas de otras si comparamos su fondo. El origen es el mismo: desestructuración personal, falta de autoestima, tendencias autodestructivas que, habitualmente, arrancan en acontecimientos sórdidos o tenebrosos de la infancia. Una persona con una dependencia, sea el alcohol, el juego, el sexo, las compras, o cualquier otra, es alguien que, ante todo, necesita ayuda para recomponer su personalidad dañada. Y ese es el tipo de trabajo que realizamos en Clínica Capistrano: tratamos de acercanos al paciente, desde una óptica netamente humanista, y comprenderle. Hacerle ver que estamos de su parte, que nuestro único interés es ayudarle, y que solo podremos hacerlo si mantiene una actitud abierta en nuestras sesiones de terapia y nos permite entender qué es lo que funciona mal en su mente para que se haya convertido en la víctima de una dependencia.

P.- Y en el caso de la ludopatía, como usted dice, la dinámica es la misma…

R.- Por supuesto, ya se lo he dicho. El jugador, igual que el alcohólico o el toxicómano, tiene una personalidad autodestructiva. ¿Por qué ha llegado a ese punto? Eso es lo que, precisamente, debe averiguar el terapeuta para tener la oportunidad de ayudar a su paciente. ¿Usted cree que una persona con una personalidad equilibrada arriesgará su nómina a la bolita de una ruleta o al cartón de un bingo? ¿Verdad que no? Si el ludópata lo hace es porque tiene un problema de personalidad que se debe corregir y resolver. O, al menos, controlar. Puedo asegurarle que los procedimientos que, en este sentido, aplicamos en Clínica Capistrano suelen ofrecer un buen resultado en la mayor parte de los casos, y eso es algo de lo que, como director general del centro, me siento particularmente orgulloso.

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