Ya somos mil cien

Amanece temprano con aquella frase del catalanismo catalán de hace décadas, aquello que les gustaba decir de “ja som sis millons”, como si ser algo fuera patrimonio de ceros en el número de población. Si siguiéramos escrupulosamente el argumento del número de miembros de una comunidad, incurriríamos en no poder llamar como nación salvadora a Israel, que con poco más de diez millones de almas representa y defiende el modelo de libertad que merece cualquiera de nuestros herederos, judíos y musulmanes.

La cifra viene al caso de poder titular lo de hoy con algo así como ya somos mil cien, el número mágico que ha contratado el Ib-salut para atender tu salud pública este estío, para acometer incluso los excesos de los veinticinco mil turistas a los que hubo que atender en nuestros hospitales, en nuestros centros de salud, el año pasado.
Cuando en un titular ves que se recrean las frases de aquel Jordi Pujol, es que la cosa está mal. Cuando debes gastarte en la sanidad de baleares más de la mitad del presupuesto de la Comunidad autónoma, y tienes que salir a anunciar que tienes personal suficiente para poder ofrecer ese servicio, que tienes trabajadores que puedan dedicarle su atención, es que estamos jodidos, que, o no hay, o no interesan o- sobre todo- no se les paga lo debido a los que dedican su vida a esa intensa dedicación.

Cuando oyes en los medios de comunicación que no hay policías para cubrir las necesidades de seguridad de la ciudadanía, cuando recuerdas que no hay personal para acometer las exigencias del hotelerismo, del turismo de barra fija que tenemos; cuando la noticia es que no hay oncólogos en Ibiza, o no hay especializada suficiente, lo que de verdad está ocurriendo es que no pagas lo que debes pagar a los profesionales que lo merecen. Por eso el salario en hostelería se ha incrementado un cuarenta y siete por ciento en diez años. Por eso pronto los médicos, los sanitarios serán un lujo a pagar.

Ajustar a tanto desfase presupuestario absurdo, dedicarlo a acometer cosas que no tienen nada que ver con el sentido ni la realidad de lo que pagas (o incluso de lo que se supone que no pagas, por ejemplo el transporte público) y no entender que el esfuerzo requiere pagar más al especializado que necesitas es -sobre todo- creerse que el ciudadano es idiota.

Si el ministerio de Justicia pagara a precio real a los titulares de sus servicios, por poner un ejemplo (el sueldo de las sustituciones de otros órganos judiciales), si multiplicaras el sueldo del juez o del fiscal que quiere duplicar su trabajo, no existirían los interinos, no se enfrentaría este país a la regularización política de un personal que pasa a ser funcionario sin la acreditación real para poder ejercer ese cargo. Si pagaras a los médicos, al personal sanitario que no tienes por lo que vale no tenerlos, por lo que los ciudadanos saben que cuestan, por la necesidad que representan, no habría deficiencia ni necesidad alguna de salir en un titular a sacar pecho por lo que has contratado.

Todo es pasta. Lo demás, y como poco, vendemotismo en la boca de cualquier consellera llamada Manuera García.