El especialista de la SEAIC Ángel Moral señala que las personas alérgicas a los pólenes de gramíneas afrontarán una primavera suave

El doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, durante su exposición sobre las previsiones de alergia con vistas a esta primavera

Según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas. De este contingente, siete millones responden a casos de alergias a gramíneas, seguidos, en orden decreciente, por las alergias al olivo, la arizónica, el plátano de sombra, la salsola y la parietaria.

La previsión de la SEAIC es que los alérgicos a pólenes de gramíneas afrontarán una primavera leve en casi toda la geografía española, a excepción del sur peninsular, donde se espera una intensidad variable

La SEAIC ha hecho hincapié en que existe una relación directa entre algunos factores climatológicos de otoño e invierno, como es el caso de las lluvias, la temperatura y la humedad, y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera.

Lluvias escasas en otoño e invierno

Gracias a la recopilación de los datos de las 62 estaciones aerobiológicas del Comité de Aerobiología de la SEAIC, junto con los factores climatológicos proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), y con la colaboración del Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La Mancha, se ha podido establecer el nivel de intensidad de esta primavera para los pacientes alérgicos en las diferentes zonas geográficas.

Debido a la falta de lluvias en los meses de otoño e invierno, la estimación es que esta primavera cuente con unos niveles de pólenes de gramíneas más bajos de lo habitual, lo que contribuirá a una disminución de los síntomas alérgicos en los pacientes.

En este sentido, el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, ha subrayado que las personas que son alérgicas a pólenes de gramíneas encararán una primavera leve, que oscilará entre los 1.000 granos/m3 de Palma, Barcelona, Murcia y Tarragona y los 3.000 granos/m3 de Lleida.

El especialista ha añadido que, en el caso concreto de Barcelona, predominarán los pacientes alérgicos al plátano de sombra, que se usa frecuentemente en la vía pública y en los jardines, mientras que en Alicante, Valencia y Castellón se esperan valores de 2.000 granos/m3.

Efectos del cambio climático

Por otra parte, la SEAIC ha advertido de que el cambio climático es una realidad incuestionable, siendo uno de sus múltiples efectos el aumento de las enfermedades alérgicas por pólenes debido a tres circunstancias: el incremento en la concentración, un mayor tiempo de exposición y, por último, una mayor agresividad de estos agentes.

De esta manera, el aumento de la temperatura ocasionado por el cambio climático, junto con los gases de efecto invernadero como el CO 2, actúan como fertilizante de las plantas, contribuyendo al aumento en la producción de pólenes.

A este respecto, el doctor Moral ha señalado que la  subida de las temperaturas “está adelantando el periodo de polinización y retrasando su finalización, incrementando así el ciclo de exposición a los pólenes”.

Además, los contaminantes químicos alteran la estructura del polen, haciendo que este genere proteínas denominadas de ‘estrés’ como mecanismo de defensa, y, en consecuencia, aumenta la agresividad de los pólenes.

El polen, más agresivo en las ciudades

El experto de la SEAIC ha subrayado que estas proteínas de estrés “incrementan la agresividad del polen en las ciudades y en poblaciones situadas cerca de autopistas, en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación”. Por este motivo, siguiendo su explicación, “en las ciudades se producen más casos de alergia, a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo, dado que los altos niveles de contaminación en las zonas urbanas favorecen el fenómeno de inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera, e incrementa el tiempo de exposición”.

Este invierno, que ha finalizado recientemente, ha sido el segundo más seco en España en los últimos 60 años, solo por detrás del periodo invernal de 2012. Concretamente, se registraron solo 98 litros, y, además, estuvo precedido por un otoño también seco.

De hecho, la temperatura en la España peninsular ha alcanzado el valor de 7,9 °C, es decir, 1,5°C por encima de la media. Además, en los últimos siete años se han registrado tres de los cuatro inviernos más cálidos, al que cabe unir el invierno de 1990.

La evidencia científica ha demostrado que existe una relación directa entre las concentraciones de pólenes durante la primavera con factores meteorológicos como la lluvia y la temperatura de los meses previos de otoño e invierno.

Cipreses y arizónicas

En este sentido, la falta de lluvias y las temperaturas elevadas en el invierno han favorecido la presencia de forma mantenida, en la atmósfera, de los pólenes de cupresáceas, como cipreses y arizónicas, con niveles muy elevados en muchas ciudades de España, como, por ejemplo, Madrid, Granada, Jaén, Córdoba, Talavera de la Reina y Toledo.

Es importante recordar que la lluvia afecta a las concentraciones de pólenes de dos formas: una de ellas beneficiosa para los alérgicos y otra perjudicial. El doctor Moral explica al respecto que “a corto plazo, la lluvia humedece los pólenes que hay flotando en la atmósfera, aumentando su peso y favoreciendo su depósito en el suelo, impidiendo que puedan penetrar en las vías respiratorias, lo cual disminuye los síntomas de los pacientes alérgicos cuando está lloviendo”.

No obstante, a largo plazo, el alergólogo recuerda que las precipitaciones facilitan el crecimiento de todas las plantas, especialmente de las gramíneas, lo que contribuye, según ha indicado, “a un mayor desarrollo y a un aumento en la producción de pólenes de gramíneas que, en el momento de la floración, se van a dispersar por la atmósfera, y como consecuencia, los alérgicos van a experimentar un aumento de sus síntomas”.

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