El Servicio de Seguridad Alimentaria de la Conselleria de Salut recomienda tomar precauciones para evitar enfermedades derivadas del consumo de agua de cisternas y pozos particulares, especialmente teniendo en cuenta que las condiciones de sequía pueden haber modificado las características del líquido almacenado en ellos.
Los responsables de Seguridad Alimentaria, servicio dependiente de la Dirección General de Salud Pública, recuerdan que el suministro de agua procedente de cisternas y pozos es muy común en las casas de campo de les Illes Balears, y remarcan que el consumo de agua de este origen no supone ningún riesgo para la salud siempre que se tomen las adecuadas precauciones.
Para prevenir cualquier riesgo para la salud, el Servicio de Seguridad Alimentaria recomienda adoptar algunas medidas.
En primer lugar, es conveniente comprobar la ubicación de la fuente de agua (pozo, aljibe, etc.) y su proximidad a fuentes de contaminación como establos, campos de cultivo, estanques o fosas sépticas. Se debe revisar también su estructura y los materiales con los que se ha construido y, por último, proceder a su mantenimiento mediante el vaciado y la limpieza periódica del fondo.
Por otro lado, se deben verificar las condiciones del agua mediante análisis periódicos, tal como establece el Real Decreto 140/2003, que marca los criterios sanitarios que deben cumplir las aguas de consumo humano y las instalaciones que permiten su suministro.
Sequía
Los responsables del Servicio de Seguridad Alimentaria recalcan que en épocas de sequía, como la de este año, se pueden producir cambios que afecten a las fuentes de agua y que conviene controlar, como la falta de renovación del agua, que permanece más tiempo dentro del depósito, y la reducción del volumen medio del líquido, lo que hace que se remueva la capa de sedimento del fondo.
En el caso de comprar agua suministrada en camiones cisterna, se debe acudir a un proveedor autorizado que acredite su potabilidad.
Enfermedades
El consumo de agua no potable puede ocasionar diversas enfermedades. Entre las más comunes se incluyen la gastroenteritis, la fiebre tifoidea, el cólera, la disentería o la hepatitis. Estas se producen por la contaminación de las fuentes de suministro por materia fecal humana o animal.
Otras pueden ser de origen parasitario, como la criptosporidiosis y la giardiosis, que, además de diarrea severa, pueden causar fiebre, calambres, náuseas, pérdida de peso y deshidratación.
Si se sospecha o existe evidencia de la presencia de contaminación en el agua, se debe proceder a la desinfección del pozo o aljibe. Lo más apropiado es contactar con una empresa especializada para que lleve a cabo esta labor. El agua procedente de estas fuentes debe tratarse con un desinfectante como el hipoclorito sódico (lejía apta para desinfección de agua de bebida).
Los problemas que pueden afectar a estas fuentes de abastecimiento son:
• La contaminación microbiológica.
• La contaminación química con nitratos y pesticidas, derivada de la actividad humana.
• La contaminación química natural con arsénico, hierro y sulfatos, debida a la estructura geológica del suelo.
• La modificación de sus características organolépticas: color, olor, sabor y turbidez.