Al final, el elemento crucial de la investigación son las personas que la llevan a cabo

MARGALIDA FRONTERA, DIRECTORA GENERAL DE ACREDITACIÓ, DOCÈNCIA I RECERCA EN SALUT

MARGALIDA FRONTERA, DIRECTORA GENERAL DE ACREDITACIÓ, DOCÈNCIA I RECERCA EN SALUT

La doctora Margalida Frontera Borrueco es la actual directora general de Acreditació, Docència i Recerca en Salut del Govern autonómico. Anteriormente a este cargo, ocupó el de coordinadora de Infraestructures i Laboratoris en la Fundació d’Investigació Sanitària de les Illes Balears, concretamente entre los años 2010 y 2013. Igualmente, entre 2012 y 2013, ejerció como profesora asociada del departamento de Infermeria i Fisioteràpia de la Universitat de les Illes Balears. Licenciada en Bioquímica y Biología, también ha desarrollado su actividad profesional en calidad de adjunta a la dirección científica en el Institut d’Investigació Biomèdica de Bellvitge, en 2014, y posteriormente trabajó como jefe de laboratorio en Stem Center.

P.- En primer lugar, ¿cuáles son las principales funciones y los objetivos más importantes del departamento que usted encabeza?

R.- Es un área que, a primera vista, puede parecer un poco ecléctica, pero la principal finalidad es procurar servicios asistenciales de calidad a los ciudadanos de esta Comunidad Autónoma, tanto mediante la vigilancia y el cumplimiento de la normativa vigente por parte de los establecimientos sanitarios, como a través de la acreditación de los mismos, sin olvidar la labor que se desarrolla en el terreno de la formación, tratando de contar con profesionales bien formados y actualizados. Por último, constituye una prioridad para el departamento potenciar una investigación que haga posible un servicio sanitario innovador.

P.- Precisamente en este último ámbito que ha citado, la investigación, ¿cuál es la hoja de ruta en esta legislatura recientemente iniciada?

R.- La verdad es que nos encontramos con una situación que requería ponernos manos a la obra de forma inmediata. Y así ha sido. En este medio año hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzos al Institut d’Investigació Sanitària de Palma, el IdISPa, desde la convicción de que es necesario priorizar su acreditación. Por eso hemos puesto en marcha grupos de trabajo con diferentes profesionales y hemos estado preparando dos planes estratégicos, uno más general, para toda la institución, y otro más específico centrado en los recursos humanos. Su elaboración se halla en la recta final y confiamos en aprobar ambos planes antes de que acabe el mes de enero.

P.- ¿El idISPa es un eje central del presente y el futuro de la investigación en Baleares?

R.- Lo es, por muchos motivos. Y por este motivo hemos apostado claramente por su consolidación como proyecto. De hecho, los objetivos que guían las acciones que pretendemos llevar a cabo en el ámbito de la investigación se hallan concentrados en el plan estratégico del IdISPa del que le hablaba anteriormente. Por una parte, hemos de facilitar la integración de toda la investigación sanitaria que se realiza en Baleares, bien desde el ámbito sanitario o académico, y, a su vez, involucrar al sector de las empresas innovadoras para tratar de ganar más competencia en este terreno. También queremos cuidar los recursos humanos, y eso no solo ha de repercutir en los profesionales que ya están desarrollando su trabajo en estos momentos, sino también en los nuevos talentos. Hemos de frenar como sea esta fuga de cerebros que tan deplorablemente está minando las expectativas de desarrollo de la investigación y la ciencia en nuestras islas. Para conseguirlo hay que ser tenaz y valiente, y apostar por los profesionales. Porque, al final, el elemento crucial de la investigación son las personas que la llevan a cabo.

P.- ¿Por qué la investigación ocupa el furgón de cola en nuestra Comunidad, y en el resto de España?

R.- Mi impresión es que falta cultura científica. Esa es la cuestión clave, porque, por lo demás, la investigación que se practica en Baleares ha mantenido un nivel de calidad muy loable incluso durante estos últimos años y a pesar de los recortes. Ahora bien, eso ha sido posible gracias al sacrificio de los profesionales, y no se ha podido evitar una importante y lastimosa pérdida de recursos humanos. Para que se haga una idea, en los cuatro años más recientes se ha perdido el 25 por ciento del personal investigador, y eso solo en Son Espases. La realidad es que no se concede a la inversión en I+D la importancia que requiere, y tal vez eso tiene que ver con el tipo de economía que predomina en esta Comunidad, muy centrada en el sector de los servicios, que no apuesta tanto como se debería en innovación.

P.- Con este panorama, hay que suponer que las dificultades son ingentes…

R.- Más que de dificultades resulta preferible hablar de retos, los cuales afrontamos de manera muy ilusionante porque es la primera condición para tratar de resolverlos de manera conveniente. Uno de estos retos es la formación sanitaria, porque nos enfrentamos a novedades muy importantes que son de inminente aplicación, especialmente en el ámbito de la formación sanitaria especializada. Estoy hablando, básicamente, de la implantación de la troncalidad, que exigirá poner en marcha infraestructuras que permitan adaptarse a estas nuevas circunstancias, arbitrando, además, las labores de acreditación que resulten necesarias. Por todo ello, desde nuestro departamento, estamos preparando un decreto de formación especializada que si se cumplen los plazos previstos se hallará este próximo verano en fase de tramitación, y que regulará todas las figuras relacionadas con este ámbito. El objetivo es que la transición hacia el nuevo sistema discurra de la manera más fluida posible.

P.- Hablemos un poco de la acreditación, otra de las competencias cruciales de su departamento. ¿En qué consiste la labor que realizan?

R.- El servicio de acreditación, evaluación e inspecció acoge un abanico de competencias muy amplio, que en realidad obedecen a un objetivo fundamental, que es el de asegurar que los servicios sanitaros cumplen los estándares de calidad que marca la ley. Esto exige, por ejemplo, que los centros hospitalarios y sanitarios cumplen la normativa, aspecto que hay que garantizar a través del trabajo de inspección y prestando atención a las reclamaciones de los usuarios. Poco a poco se va avanzando en este terreno. Sin ir más lejos, durante estos dos últimos meses se han formalizado las acreditaciones de Son Espases y Mutua Balear, y la previsión es que muy pronto otros dos centros de las islas sigan ese mismo camino.

P.- La docencia, ¿es otro de los grandes caballos de batalla de la sanidad balear?

R.- Sin duda, es un área en el que quedan grandes asignaturas pendientes. La formación sanitaria acoge dos grandes bloques, como son la formación continuada y la sanitaria especializada. En la primera es necesario un plan que recoja las líneas estratégicas que marque la Conselleria de Salut y que incida en qué tipo de formación queremos para nuestros profesionales con la finalidad de ofrecer la mejor asistencia al paciente. En el segundo ámbito, se trata de que los nuevos profesionales respondan al máximo estándar de calidad. En este sentido, queremos fortalecer el plan de formación transversal que afecta a todos los residentes, ya que pensamos que se puede ir mucho más allá.

P.- Más allá de los déficits que pueden observarse en el ámbito de la docencia, ¿cuenta la sanidad balear con profesionales cualificados y debidamente formados?

R.- Afortunadamente así es. Contamos con profesionales de altísima calidad. Su formación continuada es excepcional y eso se demuestra en el hecho de que nuestro servicio ocupa el segundo lugar a nivel estatal con un mayor número de actividades acreditativas. Es un dato más que significativo y que pone de manifiesto con claridad y elocuencia hasta qué punto los profesionales son plenamente conscientes de la importancia de la formación. Por esto son los primeros en reclamarla.

P.- Antes ha mencionado usted la fuga de cerebros. ¿Es un fenómeno especialmente preocupante?

R.- Evidentemente. Ya he comentado los datos sobre las bajas del personal investigador en Son Espases, pero es una situación que se puede trasladar a todo el Estado. Ello ocurre porque no hay un proyecto de política científica que sea coherente y valiente. Sin ir más lejos, España se halla muy por debajo de la inversión en investigación e innovación en comparación con los otros territorios europeos. Y dentro de España, es precisamente en Baleares donde menos se invierte: concretamente un 0,32% del PIB. Teniendo en cuenta que la recomendación en Europa es alcanzar el 3% del PIB en 2020, estaremos de acuerdo en que nos hallamos muy lejos de las premisas que se dan en otros países. A ello hay que sumar que no se ha arbitrado una política de organización de la investigación. Este déficit se ha intentado resolver con la creación de la agencia de investigación, pero la verdad es que todavía no se sabe muy bien cómo funcionará. En definitiva, este cúmulo de obstáculos crea la sensación en los investigadores de que su futuro profesional en nuestro país no es esperanzador. Es una prioridad que hemos de abordar con urgencia porque se trata de hombres y mujeres valiosos en los que se han invertido muchos recursos para procurarles la mejor formación.

P.- ¿Y cuál es la receta para dar la vuelta a esta situación?

R.- En primer lugar, hay que invertir más en I+D, y eso ha de proceder del sector público, pero también del privado. Estamos trabajando intensamente en este objetivo, y también en el de definir con mayor precisión la carrera investigadora, estableciendo un sistema de evaluación que permita atisbar cuál es la evolución de los investigadores. En el marco de todos estos objetivos se halla el deseo de crear un ambiente de investigación de primera calidad en Baleares que resulte atractivo para los profesionales de aquí, y también de otros sitios.

P.- Al margen de su departamento, ¿cuáles son los retos más urgentes que ha de abordar una Conselleria neurálgica en la acción del Govern, como es la de Salut?

R.- Creo que estamos ante un período muy esperanzador. Hay desafíos muy importantes que afrontar, y aunque somos conscientes de que la situación económica no es sencilla, el elemento básico es decidir a quién se sitúa en el centro del sistema de salud. Y para este Govern, el centro han de ser las personas, priorizando servicios sanitarios eficientes e innovadores que aseguren una asistencia médica universal y de calidad.

P.- ¿Estos criterios estratégicos se han perdido o difuminado a lo largo de los últimos años?

R.- Es evidente que algunas de las actuaciones del anterior período han restado universalidad a las prestaciones sanitarias. Ahí tenemos el ejemplo de las restricciones del acceso a determinados colectivos, el copago de los medicamentos o el abono de la tarjeta sanitaria. Todas estas medidas han dificultado el acceso a los servicios sanitarios, pese a constituir uno de los derechos básicos de los ciudadanos. Ahora mismo, la situación es que se están dando pasos en el sentido contrario. Ya se ha abierto el acceso a sanidad en todos sus niveles asistenciales y se ha retirado el pago de la tarjeta sanitaria. Eso no quita que todavía queda mucho camino por cubrir. Y se cubrirá, sin duda, porque si algo está claro es que los ciudadanos nunca considerarán un gasto cualquier inversión que se realicen en salud. La población es absolutamente consciente de que educación y salud son los dos grandes ejes del estado del bienestar.

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