Son Espases

salud-ediciones-squareDurante años, concretamente una legislatura y media (2006-12), en los mentideros políticos y periodísticos, entre la cobardía del pasillo parlamentario, el correveidile que marca la fina línea entre la posible difamación, la realidad y la rumorología, se ha especulado con que la adjudicación y posteriormente construcción del Hospital de Son Espases, centro sanitario de Balears, no había sido nítida, que no era impoluta y que merecía una investigación profunda. Mucho se ha dicho sobre la conveniencia de hacer una radiografía de ese proceso que pusiera luz y taquígrafos a la construcción más polémica que se recuerda en nuestra comunidad. Yeso que venía a solventar el deterioro y marchitamiento de Son Dureta.

Cuando se decidió apostar por el solar de Son Espases, cercano al Monestir de la Real, empezaron las manifestaciones más absurdas que se recuerdan encabezadas por la mayoría de actuales miembros de la oposición sobre si convenía cambiar de ubicación para proteger el santuario. Todos aquellos que se llevaron las manos a la cabeza no dijeron nada cuando durante años se levantó toda la gran cantidad de pisos y chalets construidos rozando la finca de la Real, ni de la puesta en marcha de la Clínica Palmaplanas.

Claro que en ese momento el interés ecologista y proteccionista de nuestro patrimonio cultural para blindar la Real se ceñía única y exclusivamente a una causa política para desbancar, deteriorar y fustigar al Govern Matas. La pancartita de toda la izquierda en mano y los gritos de “pararemos Son Espases” quedaron en nada, en papel mojado, cuando el II Pacte de Desprogrés tomó el poder (después de semanas de negociación tras las elecciones a ver qué cuota de poder le tocaba a cada Reino de Taifas del ejecutivo multipartito). Aún resuena la comparecencia de Antich donde utilizó aquello de donde dije Diego digo…para anunciar desde el Consolat y en la poltrona del gobierno que “me fa mal en es cor però no podem aturar les obres com vaig prometre”. Quizá fue un buen preludio del hastío del ciudadano con sus políticos de toda España en la actualidad, un embrión de alejamiento de la sociedad con la casta que no acaban de cumplir lo que oran en proceso electoral. Antich mintió. No detuvo las obras. Ni se lo planteó, aunque vendiera humo reflexionando con informes sobre la idoneidad de qué hacer en aquel momento.

Volvamos a los tiempos actuales. Ahora la fiscalía anticorrupción investiga (y así sabe usted bien por la vehemencia e interés con la que los tres periódicos locales de referencia están dedicando sus portadas en los últimos días) si se vició, manipuló y modificó la concesión de dicho hospital siempre con las indicaciones por escrito y órdenes expresas del ex president, Jaume Matas.

La investigación, que parece haberse llevado con sigilo hace tiempo, no ve la luz al final del túnel porque puede que lleve a ramificaciones que apuntan directamente a Madrid. Se desconoce por el momento si es así, pero coincide curiosamente esta investigación (que debe hacerse hasta las últimas consecuencias) con un calendario preelectoral de 9 meses antes de los comicios autonómicos y cerca de 15 de los nacionales. Desde esta publicación nada diremos en contra de la ardua labor que se ha hecho contra la corrupción en esta comunidad y que debemos aplaudir porque ha permitido destapar casos lamentables.

Sin embargo, como con Son Espases todo son dudas y sospechas, conviene reclamar que también se meta el dedo en la llaga, se olfatee, se rebusque el por qué del famoso sobrecoste o añadido en su presupuesto final de obra que ascendió como “modificado” a 250 millones de euros de más. Las cifras han ido bailando tanto que nos perdemos, pero la concesionaria tenía que pagar el agua y la luz durante 30 años y al final es el Ib-Salut quien abonará también estos cerca de 80 millones de euros más. No es moco de pavo. Por tanto, que se investigue por qué se eligió ese solar, por qué se adjudicó y a quién y si realmente se modificó para beneficiar a quién. Ah, y ¿por qué se pagó tanto de más? Quizá no sólo Aina Castillo deba declarar, igual también deba hacerlo Vicenç Thomàs.

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