Dra Juana María Román, en la RAMIB: «¿Cómo va a ser el cerebro del hombre mejor que el de la mujer solo porque pese más? Entonces, los elefantes tendrían unas capacidades infinita…»

JUAN RIERA ROCA
El pasado martes, 6 de noviembre, la doctora Juana María Román (Cartagena, 1936) pronunció la conferencia «Ciencia sin cromosomas: Las mujeres, la ciencia y las reales academias», en la que dio un repaso al machismo en la ciencia, pero desde un punto de vista sosegado y científico. La Dra Román es médico pediatra, doctora en Medicina, fue durante décadas la jefa del Servicio de Pediatría de Son Dureta y una de las grandes impulsoras de esta especialidad y de su docencia. Es académica numeraia de la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares (la primera mujer en ser académica en España) y fundadora y presidenta de la ONG Niños del Amazonia.

P.― Ha pronunciado usted en la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares (RAMIB) la conferencia «Ciencia sin cromosomas», con éxito de público y un gran eco social. ¿Cuál ha sido el contenido de esta conferencia?
R.― He hablado sobre la mujer y la ciencia, también sobre la mujer y las reales academias, explicando el tránsito desde los tiempos ‘históricos’ hasta la actualidad, los protagonismos que han tenido las mujeres en la ciencia, que han sido prodigiosos y, sin embargo, olvidados, secuestrados y no valorados. Es el caso de Hypatia de Alejandría en el siglo I, matemática y promotora de la Escuela de Filosofía Neoplatonica de Alejandría, víctima del fanatismo religioso. O de Hidegarda Von Binguen, en la Edad Media, polifacética física, filósofa, poetisa y lingüista y mujer visionaria, primera sexóloga de la humanidad. Mencioné a Emillie de Chatelet, matemática, física, filósofa del s. XVIII. A Ana Byron, del siglo XIX, primera programadora del mundo y profetisa de la era informática.

P.― ¿Cómo ha realizado ese análisis?
R.― Inicialmente hice una disertación sobre el cerebro, sobre si realmente el del hombre y el de la mujer son o no son iguales, sobre todos esos mitos a cerca de que el hombre es más listo y la mujer más tonta solo porque el cerebro del hombre es más grande… todos esos mitos los he respondido con evidencia científica.

P.― ¿Pero realmente es igual el cerebro del hombre que el de la mujer (lo pregunto para que lo explique, no me mal interprete)?
R.― Este es un tema que ha sido súper polémico y que es el origen de muchos mitos. Realmente son diferentes en cuanto a su morfología y en cuanto a su estructura, todo lo cual viene determinado, sobre todo, por las hormonas y sus efectos. Estudios antiguos valoraban el cerebro por el peso y resulta que el de la mujer pesa 150 gramos menos. Y de ahí salen todos los mitos de la inteligencia superior del hombre y de la incapacidad de la mujer.

P.― ¿Sólo por una cuestión de tamaño, quiero decir, de peso?
R.― Es que ese peso no tendría que considerase como algo absoluto, sino que tendría que haberse relacionado con el peso de la persona: si alguien pesa poco tendrá un cerebro más pequeño, pero no mejor o peor. Si no, los elefantes tendrían unas capacidades cerebrales infinitas. La diferencia del peso no tiene ningún valor.

P.― Ha mencionado antes evidencia científica.
R.― Pues por ejemplo, hay un grupo de investigadores en Tel Aviv, con la profesora Hoel, que ha estudiado 1.400 cerebros con resonancia magnética y se ha demostrado que no hay diferencia entre hombres y mujeres, que el cerebro funciona como un compendio masculino y femenino. En algunos individuos estas estructuras masculinas o femeninas serán mayores o menores, pero nunca dos cerebros son iguales, ni dos cerebros de mujer, ni dos cerebros de hombre. Cada cerebro tiene unas características. Lo que he mencionado es en cuanto a la estructura anatómica, al efecto que tienen las hormonas. Pero hay, además, un factor ambiental: cómo van a influir en el desarrollo de las conductas el ambiente y la educación.

P.― ¿Qué otros elementos explicó en la conferencia?
R.― Pues hablé de una serie de mujeres que son personajes gigantescos y que han estado relegadas a la oscuridad, pese a haber tenido un gran papel en el desarrollo de la ciencia. Hablé también sobre el cambio, sobre la necesidad de cambiar en esta sociedad que vive un vértigo enorme de cambios. Y es que para sobrevivir necesitamos cambiar, desechar todos esos paradigmas derivados del sistema patriarcal y medieval, en los que la mujer era ‘diferente’ al hombre y por ello sin las mismas capacidades.

P.―También ha hablado sobre las academias…
R.― Sí, sobre las academias y el olimpo académico. La situación actual del desarrollo de las academias en cuanto a las mujeres, en las que el porcentaje de académicas es muy pequeño en relación con los hombres. Hay que analizar hacia dónde vamos y qué hacemos, cómo también en el ambiente que rodea a la mujer en el entorno educativo.

P.― ¿En qué sentido?
R.― Lo genético está ahí, eso es innegable y no lo podemos determinar, pero sí podemos influir sobre el ambiente y la educación y esto va a determinar un análisis real de las características y las posibilidades de las mujeres.


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