Haz el amor y no la infección

No: Los antibióticos ni evitan los embarazos ni tomados antes sirven como vacuna para las enfermedades sexuales / No: el SIDA no es la única enfermedad de trasmisión sexual y no ha pasado de moda / No: la píldora del día después no evita el SIDA / No: que el condón te corte el rollo y no te lo pongas no es una buena decisión / Jóvenes –y muchos adultos – comienzan a olvidar las normas básicas

El sexo cada vez es menos seguro. No se sabe si es por la inexperiencia de la juventud sumada a la ceguera que nubla entendimientos ante la perspectiva de un coito, o si hay una saturación informativa o, simplemente, muchos prefieren obviar la evidencia científica y desarrollan prácticas de riesgo sin ningún temor.

Son muchas las personas que confunden anti concepción con protección contra las enfermedades (o infecciones) de trasmisión sexual (ETS o ITS) y creen que si toman anticonceptivos y/o la píldora del día después o abortan ya no tienen nada que temer, cuando nada de esto les protege, por ejemplo, contra el sida.

Dentro del deseo de satisfacer los impulsos sexuales sin tener que preocuparse demasiado, hace unos años se puso de moda en el verano de Magalluf y Palmanova un coctel de medicamentos, a base de anticonceptivos y antibióticos que supuestamente permitiría tener cualquier relación en cualquier momento.

Nada más equivocado. Los antibióticos –bajo vigilancia médica –pueden curar determinadas infecciones, pero no cualquier infección. Y en ningún caso un antibiótico (y menos tomado al tun tun) sirve de vacuna evitando el contagio. Los anticonceptivos también se han de tomar bajo vigilancia y en ciclos establecidos.

No existe coctel de fármacos –legal o ilegal, por mucha publicidad callejera que se le haga –que evite el contagio del VIH o lo cure. La difusión de esa famosa mezcla fue perseguida en su momento por las autoridades sanitarias como un grave riesgo para la salud pública.

¡Y todo por no usar un condón! La prevención de las ETS y de los embarazos no deseados es compleja en determinados polos de atracción de turismo de masa y de fiesta continua. ¿Cómo convencer de tomar precauciones sexuales a personas que vienen a Baleares a beber compulsivamente como si no hubiera riesgo tampoco en eso? Es por ello que las autoridades sanitarias llaman a la sensatez de las personas y recuerdan que la prevención de las enfermedades sexuales es tan importante hoy como lo fue hace años, antes del susto que supuso la llegada del sida. Un susto que si bien en los años 80 y 90 hizo avanzar, hoy parece olvidado.

Contagios

Es por ello que, una vez más, conviene recomenzar por el principio con las explicaciones de los especialistas médicos: Las ETS son infecciones que transmiten de una persona a otra a través del contacto sexual.

Las causas de las ETS vienen originadas diversos tipos de bacterias, parásitos, hongos y virus.

Existen más de 20 tipos de ETS, que incluyen la clamidia, el herpes genital, la gonorrea, el VIH/SIDA, el virus del papiloma humano (VPH), la sífilis y la tricomoniasis.

La mayoría de las ETS afectan tanto a hombres como a mujeres, pero los problemas de salud derivados pueden ser más graves en las mujeres.

Si una mujer embarazada padece de ETS, puede generar graves problemas de salud al bebé. Los antibióticos pueden tratar las ETS causadas por bacterias, hongos o parásitos No hay cura para las ETS causada por un virus. Los medicamentos pueden reducir los síntomas y mantener la enfermedad controlada.

El uso correcto de preservativos de látex reduce enormemente, aunque no elimina, el riesgo de adquirir y contagiarse con ETS. Se suele olvidar, por ejemplo, que el sexo oral – sea entre los géneros que sean –puede ser otro modo de trasmitir gérmenes que pueden ocasionar infecciones y hasta algunos cánceres.

Las tasas de incidencia de las ITS siguen siendo altas en la mayor parte del mundo, a pesar de los avances de diagnóstico y terapéuticos que pueden rápidamente hacer que los pacientes con muchas ETS no se vuelvan contagiosos y sea posible, con un tratamiento adecuado, curar la mayoría de los casos.

En muchas culturas, las costumbres sexuales cambiantes y el uso del anticonceptivo oral han eliminado las restricciones sexuales tradicionales, especialmente para las mujeres y, sin embargo, tanto los profesionales de la salud como los pacientes tienen dificultades para tratar abierta y sinceramente los problemas sexuales.

Fármacos

Por otra parte, el aumento de la difusión mundial de bacterias resistentes a los antibióticos (por ejemplo, gonococos resistentes a la penicilina) refleja el uso erróneo (excesivo) de esos fármacos y la extensión de copias resistentes en las poblaciones de bacterias.

Selección darwiniana de las especies a nivel bacteriológico.

El efecto de los viajes se hizo más evidente con la difusión rápida del virus del sida (HIV) de África a Europa y al continente americano a finales de los años setenta, máxime en los primeros momentos en los que se desconocía el origen de aquella mortífera inmunodeficiencia adquirida por vía supuestamente sexual.

Las prevalencias de ITS observadas con frecuencia en adolescentes femeninas sexualmente activas tanto con síntomas del tracto genital bajo como sin ellos incluyen la clamidia (10-25%), la gonorreas de Neisseria (3-18%), la sífilis (0-3 %), Trichomonas vaginalis (8-16%), y virus del herpes simple (2-12 %).

Entre adolescentes varones sexualmente activos sin síntomas de uretritis, las tasas aisladas incluyen C. trachomatis (9-11%) y gonorreas de Neisseria (2-3%). Ya en 1996, la OMS estimó que más de un millón de personas se infectaba diariamente, cerca del 60% eran menores de 25 años, y el 30% de éstos, de menos de 20.

Entre los 14 y los 19 años de edad, las ITS ocurren con más frecuencia en muchachas que muchachos en una proporción casi de 2:1; esto se iguala en ambos sexos hacia los 20 años.

Hasta 340 millones de nuevos casos de sífilis, gonorrea, clamidia y de tricomoniasis se dieron en un año a finales del siglo XX.

Actualmente, cada año se dan cerca de 400 millones de nuevos casos en todo el mundo.

El 90 % entre los 15 y los 30 años, y sobre todo en menores de 25 años, solteros y sexualmente activos, además de los niños que nacen infectados.

De esos 400 millones casi 300 millones son de sífilis, gonorrea y sida.

Con todos estos datos hay que volver a incidir en la necesidad de la prevención con medidas como cuidar al máximo la higiene diaria (con consejo médico o enfermero) de los órganos sexuales externos para evitar la colonización por microorganismos que pueden producir infecciones e irritaciones.

Se aconseja examinar los órganos sexuales periódicamente para detectar posibles alteraciones, como hinchazón, enrojecimiento, úlceras, secreciones, olores intensos, etcétera. y acudir al médico siempre que se observe alguna alteración. El médico de familia o la enfermera están esperando para afrontar cualquier consulta.

Prevención

Sigue vigente el consejo de sar preservativos siempre que se mantengan relaciones sexuales esporádicas o con personas desconocidas. En lo relativo al sida, además, no se debe compartir utensilios que puedan causar lesiones en la piel y las mucosas: jeringuillas, cuchillas de afeitar, cepillos de dientes, etcétera.

Es necesario comunicar siempre la presencia de cualquier enfermedad de transmisión sexual ante una eventual pareja y evitar mantener relaciones sexuales (sin protecciones medicamente contrastadas, no solo oídas entre amigos) si se padece alguna enfermedad de transmisión sexual para no contagiarla.

Se aconseja acudir a los centros de salud o de planificación familiar en caso necesario, tanto cuando existan problemas de fertilidad como cuando se desee utilizar métodos anticonceptivos. Pese a la libre disposición, la píldora del día después ocasiona efectos secundarios que toda mujer debe conocer.

Consejos

Los psicólogos aconsejan además, más allá del ámbito estrictamente médico, conocer, aceptar y valorar el cuerpo; evitar los complejos de culpabilidad o vergüenza en las relaciones sexuales que han de ser desarrolladas con amor, entendiéndose éste, en cualquier caso, como respeto hacia la pareja.

Los preservativos o condones protegen si se utilizan correctamente como barrera desde/hacia el área cubierta. Las áreas descubiertas son susceptibles a las ETS. Una secreción infectada sobre una lesión en la piel que llevase a la transmisión directa de una ETS puede ocurrir durante el contacto sexual.

Los condones están diseñados, para no fallar si se usan apropiadamente, pero debe tenerse en cuenta que no ofrece una seguridad absoluta. El uso apropiado exige una serie de medidas, como no poner el condón demasiado firme en el extremo, dejando 1 o 2 cm en la extremidad para la eyaculación.

Si se coloca el condón muy apretado, es posible que falle.

Hay que usar un condón nuevo para cada encuentro sexual.

No hayq que usar un condón demasiado flojo, pues puede hacer fracasar el efecto barrera. No hay que darle la vuelta al condón terminado el acto, aunque no haya habido eyaculación.

No hay que usar condones elaborados con tejido animal, que protegen contra la concepción pero no contra el VIH y otras ETS. Hay que evitar dejar el condón expuesto al calor porque pueden desgastarse.

Los lubricantes basados en aceite reaccionan con los condones de látex, pudiendo hacer que se rompan.

Hay quien aconseja evitar el doble uso de condón, pues la fricción entre ambos puede hacer que se rompan. Curiosamente el uso de dos condones se recomienda ‘vox populi’ como modo de evitar rupturas.

El consejo médico o enfermero es el mejor modo de solventar este tipo de dudas.

Con perspectiva

Jaume Orfila
Asesor Científico
de Salut i Força

La perspectiva de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) ha ido cambiado con el tiempo. Históricamente se han vinculado a la falta de higiene y a las distintas caras de la prostitución en su concepto más amplio. Y se han relacionado, casi en exclusiva, con los órganos y las áreas sexuales.

La lúes ha encarnado durante siglos su mayor expresión. La afectación sifilítica cardiovascular y cerebral han sido, durante muchos años, sus manifestaciones tardías y más graves. La destrucción aórtica y la neurolues han acabado con muchas vidas. La sífilis llegó a afectar a amplios sectores de la población y a todas las clases sociales. Hasta el mismo momento en el que la penicilina, anteayer, a mediados del siglo XX, vino a darle buena cuenta.

Antes de finalizar el siglo pasado, la hepatitis B y la infección por el VIH marcaron una nueva forma de enfermar. La aparición de dos enfermedades sistémicas, desconocidas, graves y sin tratamiento volvió a generar pánico. Pánico que se ha se ha manifestado, en estado puro, a lo largo de tres décadas. La vacuna y los tratamientos antiretrovirales han frenado la progresión de unos procesos que se creían incontrolables.

En la actualidad, añadido a lo anterior, estamos en la fase en la que se ha podido constatar que una ETS puede ser algo más que una infección. El papiloma humano nos ha demostrado que la infección puede derivar en la degeneración celular cancerígena. Nuevamente, con la aparición de una vacuna especifica se está evitando el contagio sexual y la aparición de cánceres secundarios. Ha abierto la puerta a lo que podemos llamar la vacuna contra determinados tipos de cáncer.

Sin embargo, hay que reconocer que, con la evolución del tipo y estilo de relaciones sexuales, con la progresión de nuevass prácticas de riesgo, a pesar de los grandes avances preventivos y terapéuticos, el pulso entre la salud y la enfermedad se mantiene tenso. ¿Seguro?. Si…, pero seguro.

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