1 Comentario

“En materia diagnóstica, las pruebas radiológicas son siempre un primer paso hacia la verdad”

JAUME SOCIAS GELABERT. ESPECIALISTA EN RADIODIAGNÓSTICO

JAUME SOCIAS GELABERT. ESPECIALISTA EN RADIODIAGNÓSTICO

Jaume Socias Gelabert (Sa Pobla, 1948) se licenció en Medicina por la Universidad de Barcelona y a continuación cursó la especialidad de Radiología en el hospital La Fe de Valencia, donde permaneció tres años como residente y accedió al cargo de adjunto por oposición, obteniendo el número uno. Allí permaneció casi dos años en calidad de adjunto y posteriormente regresó a Mallorca, donde ha desarrollado su carrera profesional fundamentalmente en el ámbito ambulatorio (en la Casa del Mar del puerto de Palma; en el edificio de la Rambla o en el ambulatorio ubicado cerca de los juzgados) de la sanidad pública, además de ejercer como jefe de servicio de Radiodiagnóstico en diferentes centros hospitalarios privados de la isla hasta su jubilación, hace casi dos años. Se confiesa un enamorado de su especialidad -que ha experimentado un notable auge en las últimas tres décadas-, aunque reconoce que fue durante su etapa en Valencia cuando más aprendió en relación al papel que juega el uso clínico de los rayos X, la resonancia magnética, la ecografía o el TAC (los cuatro pilares del radiodiagnóstico) en la detección de ciertas patologías.

-El radiólogo detecta, pero no cura…

– Es así. El médico de atención primaria o incluso el especialista pueden sospechar que existe una determinada patología (pongamos como ejemplo una perforación intestinal), pero son los rayos X los que en definitiva confirman o descartan ese diagnóstico preliminar, que insisto sólo se convierte en realidad cuando la imagen obtenida la confirma la anatomía patológica, aunque incluso en este caso existe siempre un mínimo margen de error. También ocurre que en determinadas situaciones las imágenes obtenidas por radiodiagnóstico son patognomónicas, como es el caso que antes comentaba de una perforación intestinal: es algo que se ve y no puede negarse la evidencia, mientras que cuando se trata de una mancha en el pulmón, por ejemplo, el motivo puede ser una neumonía o un tumor, en cuyo caso hay que realizar otras pruebas clínicas para obtener un diagnóstico más exacto. Lo que está claro es que las pruebas radiológicas son siempre, en materia diagnóstica, un primer paso hacia la verdad.

-Eligió usted una especialidad relativamente nueva…

-Cundo volví a Mallorca después de mi estancia en Valencia me di cuenta que veía más variedad de casos y más patologías en un solo día de guardia en el hospital Ciudad Sanitaria La Fe -donde había sido residente y adjuntoque durante todo un año en el ambulatorio de Palma en el que estaba destinado, donde prácticamente se repetían siempre las mismas patologías menores: fracturas óseas, alguna neumonía….Fue entonces cuando me dirigí a los hospitales de la isla para ofrecer mis servicios, quería seguir aprendiendo y creciendo profesionalmente, pero a ninguno le interesó incorporar a su equipo a un radiólogo (y eso que en aquella época, hace 35 años, había muy pocos), y eran los mismos especialistas del hospital los que se encargaban de solicitar e interpretar unas pruebas diagnósticas que ellos, por fuerza, no podían interpretar adecuadamente simplemente porque no tenían la formación adecuada para ello.

-¿Qué pruebas diagnósticas realizaba en su consulta?

– Mayoritariamente rayos X, Tac y ecografías, en este último caso sobre todo intravaginales y de partes blandas; de hecho fui uno de los primeros radiólogos que practicó en Mallorca este tipo de ecografías.

La ecografía de partes blandas era una técnica poco conocida hace treinta años, pero a mí siempre me interesó mucho ya que estaba cansado de realizar ecos tradicionales en ambulatorio y la única técnica accesible para mí en aquellos años era la ecografía; por eso profundicé en la de partes blandas, visualizándose por primera vez tejidos musculares, vainas, nervios y sangre, así como el resto de fluidos intracorporales.

Llegué a dar algunas conferencias en Son Dureta sobre la ecografía de la mano, muñeca, tobillo… etc. y hasta creo que esto precipitó la puesta en marcha de ecos de urgencias en los hospitales.

Después vinieron la resonancia magnética y el TAC, pero esas eran pruebas de radiodiagnóstico que no estaba a mi alcance en los ambulatorios y no llegué a contactar con ellos hasta que se introdujeron en la medicina privada

-¿Qué sentía cuando las imágenes confirmaban el peor escenario para el enfermo?

-Era un golpe muy duro. Imagínese decirle a una paciente en apariencia sana, que viene a realizarse una mamografía rutinaria sin sospechar nada, que padece un cáncer de mama….a menudo se lo comunicaba primero al acompañante, pero luego tenías que hacérselo saber también al propio enfermo, con mucho tacto, eso sí, pero tenías que hacerle comprender que era importante que actuásemos con rapidez y realizar enseguida otras pruebas diagnósticas que descartasen o confirmasen los índices de malignidad del tumor que acabábamos de descubrir, además de encargar un informe de anatomía patológica que nos permitiese conocer la estirpe celular del tumor.

Respecto a ese último punto, hay que tener en cuenta que la genética ha permitido avanzar mucho, en pocos años, en el estudio del cáncer.

-Pero el enfermo desparecía de su órbita una vez confirmado el mal…

– Así es. Si la patología era importante el paciente solía ser ingresado en un centro hospitalario y por tanto desaparecía del ámbito ambulatorio, donde yo trabajaba. En ocasiones intentaba seguir la pista del enfermo, pero a la larga eso era muy complicado, no podías ir de hospital en hospital preguntando por el paciente al que habías sometido a radiodiagnóstico para ver cómo seguía. Eso también suponía un serio problema si querías publicar los datos sobre la evolución del paciente, el tipo de tumor que se le había descubierto, la terapia prescrita, la propia evolución del enfermo una vez tratado…en fin, toda esa información que era necesaria para redactar una literatura médica sobe el caso que fuera útil y que yo desconocía una vez que el paciente salía de mi entorno.

Eso es algo que siempre he lamentado, porque me impidió publicar los datos que recogía con mi experiencia, ya que al no poder comprobar la evolución y diagnóstico de los pacientes estos datos no aparecieron en ninguna revista médica.

-Volvemos al principio: el radiólogo es determinante en la detección de la enfermedad, pero no participa en la curación del enfermo…

– Efectivamente, como he dicho antes, el radiólogo no cura. Cuando todavía se recurría a la bomba de cobalto para tratar determinadas tumores, había más intervención por nuestra parte en la curación del enfermo, pero al separarse el electrodiagnóstico del radiodiagnóstico nuestra función pasó a ser, casi exclusivamente, la de unos colaboradores directos para ayudar a que el diagnóstico fuera lo más acertado y rápido posible.

No obstante, también en eso hay excepciones; los llamados radiólogos intervencionistas sí curan enfermos.

Por ejemplo, si se encuentran ante un aneurisma cerebral pueden introducir un catéter hasta llegar a la arteria afectada y desbloquearla…o actuar cuando se trata de una hemorragia digestiva. De todas formas la función del radiólogo intervencionista se desarrolla exclusivamente el ámbito hospitalario, de ahí que yo haya practicado más bien poco esa especialidad.

Publicaciones recientes

Publicaciones recientes

1 Comentario. Dejar nuevo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Menú

Por favor, ayúdanos a promocionar la salud.

Al hacer clic en cualquiera de estos botones nos ayudas promocionar la salud.