Robots teledirigidos intervendrán en la demolición de Son Dureta

JUAN RIERA ROCA / El derribo del antiguo Hospital Son Dureta se inició el 23 de abril con la firma del acta de replanteo. La obra de demolición fue adjudicada por un valor de 1,5 millones de euros a una unión temporal de empresas (UTE) encabezada por la empresa Melchor Mascaró.

La empresa adjudicataria tendrá nueve meses de plazo para llevarla a cabo desde el inicio de los trabajos. Así lo ha explicado el secretario general del Ibsalut de Manuel Polomino. Para proceder al derribo de la forma más adecuada se introduce una novedosa herramienta: robots teledirigidos.

En este proceso se van a derribar el edificio materno-infantil, el edificio de consultas externas, las cocinas y vestuarios, edificios auxiliares, urbanización afectada (hostelería, almacén, zona de depósitos, etcétera. El derribo de Son Dureta se hará por fases debido a su complejidad.

Estas fases se aplican tanto por las diferentes alturas de los edificios como por los diferentes materiales a tratar, el gran número de edificios anexos y la cercanía con edificios externos al recinto. Ello obliga a plantear diferentes soluciones arquitectónicas y a aplicarlas en tiempos diferentes:

Se ha vallado la obra en todo el perímetro y se ha allanado el terreno sobre el que actuarán las máquinas. Seguidamente se instalarán las marquesinas para acopios de residuos peligrosos, a la báscula de pesaje de camiones y a las instalaciones de obra para los trabajadores.

También se instalarán los grupos electrógenos, la disposición de áreas de acopios y clasificación de residuos y a zonas de aparcamiento de maquinaria y de vehículos del personal. Después se vaciarán los edificios, se retirará el mobiliario y residuos y se desmontarán los elementos no estructurales.

Una vez que los edificios se hayan vaciado de mobiliario se derribarán. El edificio materno-infantil consta de tres módulos estructuralmente separados y con distintas alturas. El derribo con medios mecánicos comenzará por el módulo más bajo, que tiene tres plantas más la cubierta, y seguirá por el módulo que tiene seis plantas más la cubierta.

Finalmente se derribará el módulo más alto, que tiene 12 plantas más la cubierta y una altura total de 42 metros. Para evitar riesgos para las personas se comenzará derribando desde dentro las 4 últimas plantas por medio de robots teledirigidos por operarios.

Una vez derribadas las 4 últimas plantas se pasará a la demolición mecánica del resto por medio de una retroexcavadora Caterpillar DEM 70, cuya configuración permite disponer de un brazo que tiene una longitud que va desde 26 metros sin extensión y hasta 31 metros con extensión.

Antes de la demolición mecánica se instalará una lona para protegerse de la caída de posibles escombros y de los que puedan salir proyectados. Para no afectar a los edificios residenciales cercanos se derribará el puente circundante del pabellón B y se formará una especie de trinchera entre dicho pabellón B y la zona límite de actuación que linda con esos edificios.

El edificio de consultas externas es de planta rectangular y consta de planta baja más 5 plantas. La demolición se realizará con medios mecánicos y una lona contra la proyección de residuos. Las máquinas se ayudarán de un montículo de escombros para llegar a la parte superior.

Durante su demolición hay que desmontar y retirar materiales diversos que contienen amianto; por ello será necesario instalar un módulo de descontaminación del personal. El personal que trabaje en estas zonas deberá llevar protecciones especiales, con un mono de trabajo especial y máscaras totales.

Cuando un operario acceda a la zona de trabajo, se impregnarán las superficies de fibrocemento con una solución acuosa con líquido encapsulante para evitar la emisión de fibras de amianto causada por el movimiento o la rotura accidental de los elementos de fibrocemento a retirar.

El material se retirará usando glovebags —es decir, sacos de plástico con guantes incorporados— específicos para trabajos con tuberías friables y no friables. Se trata de sacos con aberturas estancas para pasar los brazos de forma que se pueda manipular en su interior.

Los procedimientos de trabajo, el tipo de material no friable y su estado de conservación no implican riesgo de liberación de fibras de amianto al ambiente. No obstante, la empresa hará mediciones periódicamente para certificarlo y garantizar con ello los máximos niveles de seguridad.

A causa de la gran cantidad de residuos que se generarán, la obra dispondrá una machacadora en el propio recinto para tratar los residuos de hormigón y materiales pétreos o cerámicos. El material sobrante de este tratamiento se utilizará para regularizar la parcela, y el que finalmente se deseche se transportará a un gestor de residuos autorizado.

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