Cómo prevenir los síntomas de un golpe de calor

La llegada del verano es una fecha que tanto trabajadores como estudiantes esperan con ansia. Es el inicio de las vacaciones para unos y, para otros, de la temporada turística.

Sin embargo, los golpes de calor –elevación extrema de la temperatura corporal- están a la vuelta de la esquina: si no se toman las medidas necesarias pueden causar daños multiorgánicos e incluso, la muerte.

Para ello, la Dra. Liliana Calderón, coordinadora del servicio de Urgencias de Clínica Juaneda, da una serie de consejos para evitarlos.

Es importante saber que la temperatura corporal se mantiene dentro unos valores que apenas varían gracias a los mecanismos fisiológicos de producción y conservación del calor, y a los encargados de eliminarlo: a través de los pulmones (hiperventilando) o de la piel (sudando).

La Dra. Liliana Calderón, coordinadora del servicio de Urgencias de Clínica Juaneda.

La doctora Calderón explica que es un proceso “de regulación básico que nos empuja a beber líquidos”.

Además añade que “en un primer momento, cuando los mecanismos de autorregulación térmicos comienzan a notar que algo no funciona correctamente, se producen los primeros síntomas como mareos, calambres e incluso pérdidas de conocimiento.

Pero cuando la situación alcanza un punto crítico, y el cuerpo supera los 40 grados se desencadena lo que llamamos fallo multiorgánico: el riñón deja de funcionar con normalidad, el cerebro no recibe los nutrientes necesarios, etc. En este momento es cuando se produce lo que conocemos como golpe de calor”.

Este hecho, afirma Calderón, afecta principalmente a dos grupos de personas. Por un lado, a aquellos deportistas jóvenes que hacen ejercicio en las horas de más calor entre las 12 y las 17 horas. “No se hidratan suficiente, llevan ropa que no es adecuada para la temperatura y tampoco están acostumbrados.

El sistema de regulación llega al límite y es cuando se produce un proceso agudo y traumático.” asegura la doctora.

Por otro lado, el auténtico problema reside en las personas mayores de 65 años y en los niños menores de seis. Su mecanismo de regulación no es tan eficaz como en otras edades. Estas personas a veces no saben comunicar que tiene sed. “Se van apagando y no sabes que les pasa hasta que de repente los encuentran en estados que van desde la apatía al coma”, añade Calderón.

Junto a este grupo, también tienen más probabilidad de sufrir sobrecalentamiento del cuerpo –golpes de calor- los enfermos crónicos como diabéticos, epilépticos, etc.; las embarazadas, los pacientes cardíacos; y los enfermos con algún tipo de discapacidad. Además, el mayor número de casos se produce en las primeras 48 horas de una ola de calor que es el tiempo que tarda el organismo en adaptarse a las variaciones de temperatura.

La responsable de Urgencias de Clínica Juaneda asegura que algunos de los métodos más recomendables para evitar los golpes de calor son: • Evitar las actividades físicas en las horas de mayor calor (entre las 12 y las 17 horas).

• Ingerir mucho líquido. A ser posible, bebidas isotónicas, puesto que la bajada de sodio es un problema muy importante.

• Al hacer ejercicio se aconseja llevar la ropa holgada y que permita la transpiración.

• Hay que estar más atento a las personas mayores y a los niños.

• Intentar adaptar los horarios a las necesidades de nuestro sistema fisiológico.

• Ante todo, aplicar el sentido común.

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