Catalina M. Mascaró, graduada en Bioquímica por la UIB, ha obtenido la calificación más alta en las becas FPU de Medicina Clínica y Epidemiología

Juan Riera Roca /
Catalina Maria Mascaró Bestard, graduada en Bioquímica por la UIB de la promoción de 2016 y máster en Nutrición y Alimentación Humana por la UIB de la promoción de 2017, ha obtenido la calificación más alta y es el número para la concesión de ayudas para la Formación del Profesorado Universitario (FPU) de la convocatoria de 5 de diciembre de 2017 en el área de Medicina Clínica y Epidemiología.

Las becas FPU del Ministerio de Ciencia, Educación y Universidades, permitirá a Catalina Maria Mascaró Bestard hacer la tesis doctoral con contrato durante un período de cuatro años, el Grupo de Investigación en Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo (NUCOX) de la UIB, que forma parte de CIBEROBN (Instituto de Salud Carlos III) y del IDISBA, red de investigación internacional en la que se integra la UIB.

Catalina Maria Mascaró Bestard hará la tesis doctoral sobre el impacto de la dieta mediterránea y la actividad física en pacientes con hígado adiposo no alcohólico, en el curso de un proyecto de investigación financiado por la Fundación La Marató de TV3, y bajo la dirección del doctor José Antoni Tur Marí, catedrático de Fisiología de la UIB.

Mascaró obtuvo en 2017 un premio al mejor Trabajo de Fin de Grado en Bioquímica, convocado por el Consell Social. Su calificación proviene de las obtenidas en el estudio del grado, además de puntuaciones del proyecto de investigación presentado, del historial del grupo de investigación y del CV del director de la tesis doctoral.

Estas ayudas van destinadas a la formación investigadora en programas de doctorado para el título de doctor y la adquisición de competencias docentes universitarias en cualquier área del conocimiento científico que faciliten la futura incorporación de los beneficiarios a la educación superior y de investigación científica.

Las ayudas FPU tienen por objeto financiar los gastos derivados de los contratos predoctorales que se formalicen entre el profesorado universitario en formación y los centros de adscripción, en este caso la UIB. De este modo la becada podrá dedicar todo su tiempo a la investigación, sin tener que compatibilizarla con un empleo.

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