¿El consumo de refrescos tipo “zero” es tan saludable como nos venden?

Pedro Marimón Cladera. Licenciado en Farmacia. Graduado en Nutrición Humana y Dietética. nº col. IB00130. Nutricionista en MarimonTCuida

Hace poco la compañía de “la chispa de la felicidad” ha empezado un campaña publicitaria mostrando el cambio que han realizado en cuanto al etiquetaje de sus refrescos, hasta aquí todo normal. Pero lo que ha hecho que sintiera como si alguien estuviera palpándome a dos manos y de una forma no muy agradable una parte sensible de mi anatomía masculina, ha sido ver como una (supuesta) fundación sin ánimo de lucro que pretende ayudar a personas que sufren diabetes, ya sea tipo 1 o 2, hacerse eco y difundir la información facilitada por esta empresa a modo de indicar que refrescos (los edulcorados) serían los más adecuados para consumirlos.

¿Pero oye, haciendo esto no crees que lo que se hace es promover el consumo de este tipo de bebidas para nada recomendables? Demuestra una gran falta de ética (el dinero siempre manda aunque sea acosta de la salud).

A parte de lo anteriormente citado, ¿el consumo de refrescos tipo “zero” es tan saludable como nos? intentan vender En tiempos en que la obesidad ya es considerada una patología, siendo la segunda causa de muerte previsible en el mundo, surge la necesidad de dar a luz nuevos productos por parte de la industria de la alimentación, a consecuencia de la concienciación por parte de la población sobre el azúcar.

alteraciones metabólicas Si eres de las personas que considera que el agua solo sirve para mojar o estropear los caminos, tengo malas noticias para ti. Y es que el consumo de estos brebajes no esta exento de consecuencias para tu salud.

¡Pero que me estás contando xato! Si esto no lleva azúcar (atención diabéticos).

El tema esta en que sigue siendo un alimento dulce y como tal los receptores del gusto presentes en las papilas gustativas de la lengua, el tracto gastrointestinal y el páncreas se activan. En respuesta al sabor dulce, los receptores de la lengua avisan al cerebro a través de estímulos neuronales.

Los receptores del gusto localizados en el intestino generan la producción de incretinas (incluida la hormona GLP-1), las cuáles aumentan la secreción de insulina en el páncreas, produciendo un descontrol de la glucémia. Los niveles altos de insulina provocan una disminución de la síntesis hepática de proteínas transportadoras y aumento consecuente de IGF-I libre, reducción de HC e IGFBP3 circulante, IGF-I y andrógenos libres, así como disminución de sus globulinas transportadoras. Cuando estos acontecimientos se presentan en forma crónica, generan consecuencias metabólicas que se expresan en diversas patologías, como pudiera ser el síndrome de ovario poliquístico, la alopecia androgénica, el acné, la acantosis nigricans, los fibromas blandos y la promoción de cáncer de células epiteliales.

Por si ya no fueran pocos los posibles desajustes metabólicas que se pueden producir por el consumo de refrescos edulcorados, también tienen la capacidad de alterar la diversidad microbiana de nuestra flora intestinal.

Como consecuencia directa de este parricidio microbiano es la producción de ácidos grasos de cadena corta provocando una alteración de la expresión génica y resistencia a la insulina, además de una alteración en la permeabilidad intestinal, desembocando hacia una inflamación intestinal (aviso para los aquejados SII), la conjunción de estos procesos nos lleva hacia el callejón de la diabetes tipo 2.

Y para el final un poco más de leña al fuego. Si te dijera que con un consumo habitual de refrescos es más probable que sufras una fractura de cadera (lo sé, me estás cogiendo tirria ya) y es que un ingrediente importante en la elaboración de refrescos es el ácido fosfórico.

La ingestión excesiva de fosfato puede causar hiperparatiroidismo secundario, con resorción ósea. Otro mecanismo propuesto es que la ingesta de la cafeína contenida en estas bebidas (de cola o energéticas), disminuye la densidad ósea, lo cual sucede, sobre todo, en las mujeres que tienen una pobre ingesta diaria de calcio, en las delgadas, y en las ancianas.

En fin, este tipo de refrescos “zero” podían ser consumidos por individuos que continuamente refrescan su gaznate con bebidas azucaradas, de este modo se reduciría considerablemente la ingesta de calorías obteniendo beneficios para quien busca una pérdida de peso, pero solamente sería el paso intermedio hacia beber en las comidas un buen vasito de agua fresquita o un té (sin azúcar claro).

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