Catalepsia

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz
Médico-Forense Especialista en Medicina Legal.
@Alarconforense

Me comenta un viejo amigo y cronista del mar que le resuma el tema de la comunidad autónoma catalana de estos días desde el diagnóstico psiquiátrico, y le digo que ni los tiros ni los tanques hablan dialectos del latín, y que la medicina habla en lenguas muertas.

Busca él desde la hechura de la ilógica algo que de alguna manera intente ofrecer –en su enfermedad- una explicación adicional o que nos cure el alma o que por lo menos nos sirva para hacer un diagnóstico de lo que somos o seamos.

Contestar con una sonrisa suele ser una forma de contestar que no a todo sin tener que dejarse por el camino los muertos de la mueca o los amputados de la mentira. Como no tuvo el resultado esperado, como me inundó el correo con un bello artículo sobre el tema, me debí a la explicación psicodinámica que no llegó o no quiso llegar a tiempo para entender lo que no siempre puede entenderse de las enfermedades y desde las enfermedades, algo que sólo puede explicarse a través de los enfermos.

El problema de las enfermedades es como el de las noticias infectadas, el enfoque. Pones el punto de mira en la incubación, en su origen, en las asistencias intermedias, en los primeros síntomas o en la enfermería y es una cosa. Vas tirando de patogenia y recuerdas si el tío Pau ya adolecía de mismo en su tatarabuelismo. Vas apostándote en la trinchera del diagnóstico, en si ya había existido antes, en las pruebas complementarias con las que cuentas, en el curso, y llegas al tratamiento. Una vez en el tratamiento llegas al enfermo, ya lo tienes. Si lo que más te importa es el tratamiento, es que necesariamente estás enfermo. Diagnostiquemos, entonces.

Se trata de un mal selectivo, que afecta a una parte muy concreta de la población, que evoluciona en brotes dependiendo del nivel de activación, que presenta mayoritariamente ideas delirantes de perjuicio, de reclamación, y donde la proximidad de los enfermos es determinante tanto para la aparición de la patología como para su desarrollo, su mantenimiento y su perpetuación. Se trata de una psicosis delirante de persecución dentro de lo que poéticamente se ha llamado una “locura inducida”. Se trata de una folie à deux (ampliable a trois ó a muchos, folie plusieurs), una locura múltiple donde el que sufre la enfermedad la transmite, la impone o la comparte mediante actos extraídos de una realidad distorsionada, de una realidad que le distorsionan y de la que una vez alterada se obtiene un beneficio.

La psiquiatría, que había llegado mediante la razón a la independencia, llega ahora hasta el independiente irracional, hasta el que se siente distinto sin conciencia de enfermedad desde su cuadro crónico y deficitario. Para el psicótico y su origen nos quedan todavía neurolépticos que administrarle. Para el inducido y nuestra esperanza nos queda todavía poder darle distancia del inductor y que es finalmente el tratamiento de elección. Para todo lo demás, queda España.

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