Piojos, la plaga de cada año que da desde un picor a fiebre y, siempre, mucha vergüenza

piojosLlega el cole y llega el riesgo a contraer piojos. No es extraño porque hay más de 3000 especies de piojos conocidas, de las cuales se desconoce la biología en la mayoría excepto en los que infestan la especie humana.

Pertenecen a la orden de los Phthiraptera y el piojo que afecta a los mamíferos es de un grupo más pequeño de 500 especies que se denomina Anoptura. Aun así 500 especies son muchos piojos, lo que no significa que en el cole del niño estén todos.

Cada piojo es específico de cada huésped parasitado. Desde hace años se fabrican productos químicos para eliminarlos ya sea por las plagas del campo o de la agricultura o por la infestación en humanos, aunque hay que admitir que sin dejar de ser un problema de salud infantil (y en ocasiones no tan infantil) ya no es el problema de otras épocas en las que, especialmente en las clases más pobres –de ahí el estigma social de tener piojos –era necesario despiojarse en familia cada poco tiempo.

Los humanos pueden verse infestados por tres tipos de piojos: piojo del cuerpo (Pediculus humanus corporis), piojo del pubis (Pthirus pubis) y piojo de la cabeza (Pediculus humanus capitis). Resulta que estos piojos han evolucionado junto a los humanos, desarrollando ciclos vitales y cambios anatómicos para cada zona particular del cuerpo humano.

El piojo del cuerpo puede transmitir enfermedades sistémicas pero no lo hace el piojo de la cabeza.

Sin embargo, es el piojo de la cabeza el de la cabeza es el que ha despertado más interés por su alta prevalencia y porque su especie está siendo capaz de desarrollare resistencias a los pediculicidas. Los piojos humanos, “tan nuestros” no infestan a otros animales, necesitan sangre humana varias veces al día y no viven fuera del cuerpo humano más de dos días. No vuelan ni saltan pero caminan fácil y rápidos por el cabello de un pelo a otro si está seco.

Pelo húmedo

Si el pelo está húmedo –algo que muchas madres saben bien –los piojos de la cabeza se mueven con torpeza y son más vulnerables, se identifican más fácilmente y se pueden eliminar con más facilidad. El piojo femenino adulto adhiere los huevos al pelo con algo similar al pegamento. Los huevos vivos son de un gris gelatinoso y se encuentran a 3- 4mm del cuero cabelludo. Los huevos vacíos o liendres son de color blanco y se localizan más lejos de la raíz del pelo.

El huevo tarda unos 8-10 días en vaciarse saliendo la ninfa, que se pone cerca de la raíz del cabello. La pediculosis es con el resfriado común una de las enfermedades más contagiosas.

La prevalencia de la pediculosis se calcula del 1 al 3 % en países industrializados, pero puede ser superior al 25% en los colegios. Cuando los piojos entran en la familia suele producirse un shock. No se espera. Se cree que la higiene hace al niño ajeno a este problema.

Pues no, los piojos no distinguen clases sociales.

El síntoma típico de ‘tener piojos’ y uno de los primeros que aparece es el picor intenso.

Muchas madres tiemblan cada vez que ven a sus hijos rascarse la cabeza, aunque lo curioso es que a algunos niños no les pican pero sí pueden trasladarlos a otra persona en el contacto pelo a pelo. O sea, que un hermano se rasque no quiere decir que el otro no tenga piojos. Ese prurito puede tardar de 4 a 6 semanas en aparecer tras la primera infestación.

Si el picor es muy fuerte se pueden llegar a producir escoriaciones por el rascado, eccemas y sobreinfección bacteriana secundaria con poliadenopatías regionales cervicales y occipitales. La localización más frecuente son las cercanas a la nuca y la coronilla. La infestación de piojos no es más frecuente ni por la longitud del pelo, la frecuencia de uso de champús o el tipo de peinado.

Es más, los piojos prefieren el pelo limpio al sucio y el liso al rizado.

Diagnóstico

La confirmación del diagnóstico precisa de la detección de los piojos, ya sea de las liendres o de las fases móviles (ninfas y adultos). La observación o captura de ejemplares vivos de ninfas y adultos es una confirmación definitiva de una infestación activa, sin embargo el hallazgo de liendres no siempre lo es, ya que las que se encuentran a una cierta distancia del cuero cabelludo (aproximadamente a más de 2 cm) suelen estar vacías o muertas, lo que indica su pertenencia a antiguas infestaciones.

A pesar de todo ello, la mayoría de los diagnósticos se realizan por el descubrimiento de las liendres, ya que éstas se d e t e c t a n más fácilmente que a las ninfas o adultos que se esconden rápidamente como respuesta a los movimientos de manipulación del pelo y a la luz, a la que quedan expuestos al apartar los cabellos, debido a su fotofobia. Si el estado de desarrollo de las ninfas es inicial más difícil resultará detectarlos por su menor tamaño.

Lo que sucede cuando llega el piojo es que éste muerde y su saliva puede producir una respuesta inmune local que ocasiona el picor o la sensación de que “algo se me mueve en la cabeza”. Algunas veces puede darse febrícula, poliadenopatías, cefalea, exantema en la nuca, malestar e irritabilidad. Hay m á s n i – ñas que niño s afect a – d o s dado q u e es más frecuente entre ellas el contacto cabeza-cabeza al realizar juegos más tranquilos y desarrollarse un contacto más directo.

Debido a su rápido desarrollo los tamaños poblacionales aumentan a gran velocidad si no se toman las medidas adecuadas, lo que provoca epidemias y hace que los piojos sean considerados un insecto plaga.

La infestación es más común en la escuela, probablemente por la aglomeración de niños. Ante la sospecha de que en el cole hay piojos es buena idea evitar el pelo expuesto (utilizar gorro o cofia), lavar la ropa de cama, toallas y ropa personal en agua a 60º o planchar.

Las medidas preventivas deben orientarse a romper la cadena de transmisión. Con la revisión periódica de las cabezas y pelambreras de los niños se controla el origen, aunque también ciertas normas inculcadas a los pequeños pueden ser útiles. Dado que es inevitable que en los juegos se produzca un contacto estrecho entre sus cabezas, hay que educarlos para evitar que intercambien prendas u objetos personales que se usen en la cabeza y que constituyen objetos de riesgo.

Los especialistas aconsejan a maestros y profesores tener en cuenta que las actividades lúdicas o de aprendizaje no conlleven el intercambio de este tipo de objetos.

También, evitar que se compartan sacos de dormir, almohadas, etc. en las acampadas o campamentos de verano.

En el ámbito familiar promover el uso de peines u otros objetos de aseo o adorno de uso individual, que no se compartan entre los miembros de la familia, especialmente entre hermanos de las edades de riesgo.

Se aconseja, naturalmente, mantener una buena higiene personal del cabello, manteniéndolo limpio, peinado y desenredado, algo que como ya se ha dicho, no previene la infestación pero ayuda a aumentar la mortalidad de los piojos y a que no proliferen en infestaciones leves al comienzo de la parasitación. También, llevar el pelo recogido, medida que aunque no impide el contagio puede disminuir la probabilidad de los contactos con los cabellos de otros niños.

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