30 años de una Ley de Sanidad ‘revolucionaria’ con desafíos sociales y asistenciales aún pendientes

Adolfó Marqués, Carme Font, Isabel Zaldívar, Patricia Gómez, Maria Antònia Font, Carmen Santos y Juli Fuster, en los prolegómenos del acto.

Adolfó Marqués, Carme Font, Isabel Zaldívar, Patricia Gómez, Maria Antònia Font, Carmen Santos y Juli Fuster, en los prolegómenos del acto.

La consellera de Salut reunió en un coloquio a expertos protagonistas que analizaron hitos como la universalidad por la financiación por impuestos, la creación de la Atención Primaria, la unificación asistencial, la descentralización, el impulso del MIR y otros logros de una ley que no pasa de moda

Para muchos de quienes vivieron en primera persona su gestación y desarrollo práctico la Ley General de Sanidad, que se aprobó en 1986, hace ahora 30 años, supuso la puesta en marcha del Sistema Nacional de Salud, basado en los principios de universalidad, equidad y financiación pública.

La consellera de Salut, Patricia Gómez, es uno de estos gestores consideran esa ley una revolución para la sociedad del momento en las Islas Baleares y en toda España, ya que estableció la base del sistema así como lo conocemos hoy, articulado en los niveles de atención primaria y especializada, y por el acceso de la población los servicios sanitarios.

En cada comunidad autónoma se creó un servicio de salud integrado por todos los centros y servicios públicos; se diseñaron las áreas de salud como estructuras fundamentales del sistema y se dividieron en zonas básicas de salud. Además, entre muchas otras novedades, la ley redefinió las funciones de los profesionales e introdujo cambios en la formación, ya que dio paso al MIR.

“Hoy hace 30 años de la aprobación de la Ley General de Sanidad, gracias a la cual el sistema sanitario español mejoró hasta el punto de habernos situados en los primeros lugares del mundo”. Así comenzaba hace pocos días la consellera de Salut, Patricia Gómez, el encuentro con algunos de los protagonistas de aquel acontecimiento en abril de 1986.

Moderado por la enfermera Isabel Zaldívar, contó con Juli Fuster, director general del Ib- Salut, Adolfo Marqués, director provincial del Insalud (1983- 88); Carmen Santos de Unamuno, del Grupo de Bioética de la Semfyc, Maria Antònia Font, directora de Enfermería de Atención Primaria, y Carme Font, testigo del nacimiento de la Medicina Familiar.

La consellera recordó el éxito de una reforma “de quienes confiaban en una sanidad que pasara a ser gratuita y universal, descentralizada y transferida a las CCAA. Las leyes para las personas –enfatizó Patricia Gómez –han sido siempre patrimonio del PSOE”, criticando los recortes y las pérdidas de derechos por lo que animó a “blindar la sanidad pública”.

La doctora Carmen Font, que conoció en persona y como profesional el nacimiento de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, coetánea a la Ley de Sanidad, recordó como hace 30 años comenzaban así a plasmarse elementos modernizadores previstos en la Constitución, en busca de la equidad.

“La Ley de Sanidad –dijo Carmen Font –fue generando una descentralización y la creación de nuevos servicios, especialmente en Atención Primaria, abriendo nuevos consultorios y centros de salud que antes estaban muy dispersos y creando nuevas infraestructuras. La ley afianzó reivindicaciones, la protección de la salud y la descentralización”.

Red de atención Primaria

Adolfo Marqués, histórico gestor de la sanidad, recordó que la Ley de Sanidad ha tenido tanto éxito “que nadie la ha tocado en 30 años” y glosó como “creó una red única de Atención Primaria, garantizó la equidad, y que se financiara mediante impuestos, hizo la sanidad universal y no solo para los beneficiarios de la seguridad social”.

Hasta la Ley de Sanidad, recordó Marqués: “Teníamos multitud de redes asistenciales: para tuberculosos, para obreros, para pobres… Había que unificar todo eso y traer especialistas en temas como la salud pública, la Medicina Laboral, Epidemiología… Ya teníamos el MIR pero gracias a la ley se sancionó el modelo como tal”.

Para Carmen Santos, de la Semfyc, insistió en que una de las mayores virtudes de la Ley de Sanidad de 1986 ha sido poner en marcha una sanidad pública “para toda la población, equitativa –antes había personas que accedían a la sanidad por vía de la beneficencia –e integral, ya que se pretende no solo curar sino prevenir, rehabilitar…” “Además –añadió la experta – se creó una sanidad integrada en un solo Sistema Nacional de Salud, con elementos para ser participativa a través de los consejos de salud, eficiente, de calidad y con medios para evaluar la calidad y que recoge derechos como la confidencialidad, el respeto, a tener un médico y ya en 1986, a la formación en políticas de género”.

Juli Fuster, actual director del IbSalut y con una larga trayectoria en la gestión sanitaria pública y en la Medicina de Familia y Comunitaria, aseguró en el encuentro que “la Ley de Sanidad de 1986 sigue hoy vigente, gracias a mejoras como el cambio de un modelo desestructurado a un Sistema Nacional de Salud”.

Fuster destacó el paso de una financiación basada en las cuotas de la Seguridad Social, a un modelo universal financiado por los impuestos, del IRPF al IVA, que da acceso a la sanidad a todas las personas.

“En Primaria –añadió –pasamos de ambulatorios con 2 horas de consulta a centros de salud con 7 horas, PACs, prevención, formación…” El gestor rechazaría que la sanidad se dotara mal cuando en 2002 se transfirió a Baleares: Los 600 millones de € de entonces supusieron un incremento del 30%. “Sucedió es que se limitó aumentar la financiación si no se superaba el 3% de crecimiento poblacional medio y Baleares no llegó a superar esa media pero su crecimiento real ha sido del 25%”.

Asistencia domiciliaria

La enfermera Maria Antònia Font, otra de las protagonistas del momento, recordó como las Ley de Sanidad hizo que se recuperara el camino hacia la atención cercana, domiciliaria y destacó que hoy aún se habla de la importancia de la promoción y la prevención “y eso son conceptos que ya incluía la ley hace 30 años”.

El coloquio analizó los desafíos y pendientes y las necesarias modificaciones.

Juli Fuster destacó la necesidad de avanzar en la prevención, en la participación, en la atención a los enfermos crónicos, “aunque resulta que todas esas propuestas estaban ya en la Ley General de Sanidad de 1989, por eso hay que modificar poco”.

En este sentido los ponentes estuvieron de acuerdo en que si bien la ley en esencia sigue siendo de postulados vigentes, y si puede ser cierto que se han producido gastos excesivos, también lo es la necesidad de derogar el Real Decreto-Ley 16/2012 del Gobierno del PP, por considerar que supone recortes y pérdidas de derechos inasumibles. Los expertos estuvieron de acuerdo en que tras 30 años de aplicación de la ley, “hay un reconocimiento y un respeto a la Atención Primaria, porque somos los más cercanos”, dijo Font. “La Atención Primaria en Baleares fue de las más destacadas de España: se acertó en el desarrollo del modelo”.

La enfermera Maria Antònia Font glosó otros logros de estos años, como la historia clínica informatizada “que está centralizada y a la gente le gusta, porque además va bien para la coordinación entre niveles, aunque los ponentes estuvieron de acuerdo en que aún falta un acceso a esa historia desde cualquier punto del Estado.

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