Son Llàtzer implanta por primera vez electrodos de neuroestimulación en el Ganglio de la Raíz Dorsal para aliviar el dolor regional complejo

Severe_CRPS
Horacio Bernal
La Unidad del Dolor del Servicio de Anestesia del Hospital Son Llàtzer ha implantado por primera vez en Baleares electrodos de neuroestimulación en el Ganglio de la Raíz Dorsal en un paciente afectado por el Síndrome de Dolor Regional Complejo (según se informa en http://www.hsll.es/es/default/actualidad/noticia/id/97).

Esta técnica para aliviar el dolor es más selectiva que las utilizadas hasta el momento. Consiste en una implantación similar a la de un marcapasos, que controla y recarga por el paciente desde ‘fuera’, de modo que una vez colocado en el cuerpo del enfermo es fácilmente controlable por él mismo.

El ganglio de la raíz dorsal (GRD), sobre el que se produce la implantación, contiene los cuerpos celulares de las neuronas aferentes de los nervios espinales, es el principal centro de impulsos ectópicos en el dolor radicular y por eso se constituye en una importante diana terapéutica.

El síndrome de dolor regional complejo (CRPS, por sus siglas en inglés) es un trastorno de dolor crónico del que se cree que es el resultado de un disfuncionamiento en el sistema nervioso central o periférico, según la evidencia científica disponible hasta el momento.

Las características típicas del CRPS incluyen cambios dramáticos en el color y la temperatura de la piel en la extremidad o parte del cuerpo afectada, acompañados por un dolor candente severo, sensibilidad de la piel, sudoración e inflamación.

El CRPS II es provocado por una lesión en un tejido, aunque el término describe a todos los pacientes con los síntomas anteriores, pero que no tienen una lesión subyacente. Los pacientes con CRPS II experimentan los mismos síntomas pero sus casos están claramente asociados esa lesión en los nervios.

El CRPS puede comenzar a cualquier edad y afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque la mayoría de los expertos están de acuerdo en que es más común en las mujeres jóvenes, lo que convierte esta afección en un problema de salud importante por la reducción de calidad de vida que supone.

Un neuroestimulador es un dispositivo electrónico totalmente implantable (aunque no es necesaria cirugía agresiva propiamente dicha) y programable. Consiste en dos partes distintas: el electrodo y la batería. Ambas partes se implantan dentro del cuerpo durante una operación quirúrgica.

La batería se coloca bajo la piel abdominal para mayor discreción y comodidad. El médico programará el sistema de neuroestimulación implantado de acuerdo a las necesidades de cada paciente para tratar del modo más eficaz su dolor crónico.

La programación no requiere cirugía, ya que se lleva a cabo por telemetría, a través de la piel. El médico entrega luego al paciente otro programador que le permitirá modificar, apagar o encender la estimulación que recibe, siempre dentro de límites establecidos previamente por el especialista.

La batería del dispositivo de neuroestimulación suele durar entre 2 y 5 años, dependiendo del número de horas al día que se utilice el sistema y de la intensidad de la estimulación. Cuando sea el momento de sustituir la batería, el médico extraerá el dispositivo en una intervención de cirugía menor.

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