The News Prosas Lazarianas: El silencio

Miguel Lázaro Ferreruela

Miguel Lázaro Ferreruela
Psiquiatra HUSE
Coordinador del Centro de Atención Integral de la Depresión.

El silencio es un valor en alza. Es el silencio lo que soporta y da valor a las palabras. Es el silencio preñado o fértil el que sostiene y “carga” las miradas. Silencio y tiempo se entrelazan y crean la urdimbre del momento, del aquí y del ahora. Hay que buscar tiempos de silencio. Hay caminos que invitan al silencio, que es el atajo con uno mismo. Es el silencio de Lluc, del camino de Santiago, de los ríos de Soria y de la magia de Teruel. La clave de lo que está pasando en un momento determinado en cualquier grupo, desde el familiar, al institucional y al social hay que buscarla en los silenciosos. En el momento presente, de tanta hipomanía twittera y con sobredosis de algarabía social, más que nunca, hay que hacer un alto en el camino y una tanta escucha activa de los silenciosos. Es ahí donde se puede encontrar algunas claves que individualmente y colectivamente necesitamos. Ante tanto vocerío, ante tanta estupidez, ante tanto de-sustanciamiento más que nunca es necesario una adecuación de los liderazgos sociales que permitan, en vez de una revolución, que nos deje en el mismo lugar en el que estamos, o un poco más rezagados si cabe; una evolución en el que respetando lo conseguido, integre, tras el análisis reflexivo y deliberativo, el aprendizaje derivado de nuestros últimos errores colectivos. No es tanto cambio sino más bien recambio lo que necesitamos. Es una falta de autoestima querer cambiar sin tener en cuenta lo bueno que tenemos y que hay que conservar. Ante los mantras intoxicadores, la reflexión serena y en silencio. Ante tanto pseudolíder político universitario muy versado en teorías políticas hay que recordar siempre que los aprendices de sabios que consultan los libros pero no miran la realidad, no se enteran de nada, aunque vayan de flautistas de Hamelín. La verborrea de los pseudolíderes que emergen solo confunde más que aclara. Es más revelador observar sus silencios o mejor dicho porque permanecen en el ante la realidad que acontece. No son los contenidos manifiestos los que nos tienen que deslumbrar son los latentes a los que hay que estar atentos. Hay demasiada semejanza entre los nuevos líderes políticos y los viejos aunque escenifiquen una nueva estética y perviertan sus palabras. Por sus hechos lo conoceréis. Necesitamos silencios que templen. Necesitamos escucha activa de los silenciosos, ante una sociedad y sobre todo ante unos políticos instaurados en la ficción.

No olviden somos lo que hacemos no lo que decimos que hacemos. Acompáñense con su silencio, aunque al principio les asuste, ese es el verdadero al alma. Ah y recuerden que aun, aquí y ahora, que estamos en derrota pero nunca en doma. Y por favor admitan que no pueden controlar la cara que tienen pero si la cara que ponen. Eso favorecerá la tolerancia, que falta nos hace.

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