El cardiólogo mallorquín Tomàs Ripoll describe en una tesis doctoral el origen genético de la miocardiopatía hipertrófica

Tomàs Ripoll

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La tesis doctoral de Tomàs Ripoll Vera, defendida en la Universitat de les Illes Balears y realizada en el marco del Institut Universitari d’Investigació en Ciències de la Salut (IUNIC), se adentra en el ámbito de la miocardiopatía hipertrófica, una de las enfermedades cardíacas hereditarias más comunes y que se caracteriza por la complejidad clínica, causada por su heterogeneidad genética.

La investigación de Tomàs Ripoll, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Son Llàtzer, ha sido dirigida por el doctor Lorenzo Monserrat Iglesias, del Instituto de Investigación Biomédica de ACoruña.

La miocardiopatía hipertrófica primaria tiene el origen en las mutaciones en 13 genes que codifican proteínas del sarcómero, un componente fundamental de las fibras musculares cardíacas.

Dada la dificultad de predecir, a partir de los datos clínicos, el riesgo de eventos adversos relacionados con esta patología, como la muerte súbita, la investigación genética busca determinar la relación entre el gen mutado o el tipo de mutación y la evolución de la enfermedad.

Sin embargo, para poder establecer conclusiones definitivas es necesario llevar a cabo estudios poblacionales con grandes series de pacientes.

En este contexto, la tesis doctoral de Tomàs Ripoll aporta nuevos datos sobre la relación entre la mutación Arg92Gln en el gen de la troponina T (TNNT2) y la evolución de la miocardiopatía hipertrófica. En el caso del gen TNNT2, la información es escasa y en ocasiones contradictoria, a causa de la baja prevalencia (entre el tres y el cinco por ciento) en las series publicadas, si bien se han relacionado las mutaciones en este gen con un alto riesgo de muerte súbita en jóvenes con hipertrofia ventricular izquierda leve.

Entre noviembre de 2007 y febrero de 2012, el investigador evaluó a 210 pacientes consecutivos no emparentados con diagnóstico de miocardiopatía hipertrófica. En ocho casos se identificó una idéntica mutación en el genTNNT2, el Arg92Gln. Posteriormente, se analizó la presencia de esta mutación en los familiares de estos pacientes, y se buscó un posible efecto fundador, es decir, la formación de un grupo de población con unas determinadas características genéticas compartidas fruto de su aislamiento. Además, se llevó a cabo un exhaustivo análisis de las variables clínicas y genéticas estudiadas, poniendo especial atención a los marcadores de mal pronóstico y muerte súbita en estos pacientes.

Fruto de este estudio, Tomàs Ripoll concluye que la mutación en el gen TNNT2 es responsable de un 11,4 por ciento de los casos de miocardiopatía hipertrófica en el grupo de pacientes estudiados, un porcentaje muy superior al de otras series publicadas.

El investigador apunta que el origen insular de la población de estudio, y la endogamia asociada habitualmente a este tipo de poblaciones, ha influido probablemente en la alta prevalencia de estas mutaciones.

Además, la investigación ha constatado un efecto fundador causal de los numerosos casos de miocardiopatía hipertrófica por la mutación Arg92Gln, localizada geográficamente en el noroeste de Mallorca, que no explica todos los casos, pero si la mayoría de éstos.

El investigador también señala que la mutación Arg92Gln se asocia a un desarrollo precoz de la miocardiopatía, que se produce en edades más jóvenes que en el resto de mutaciones. Así, la probabilidad de que el 50 por ciento de los portadores expresen el fenotipo se alcanza a los 37 años de edad.

También se destaca que la miocardiopatía hipertrófica causada por la mutación estudiada se caracteriza por una alta penetrancia y por un alto riesgo de muerte súbita en jóvenes; en la mayoría como primera manifestación de la enfermedad, hecho que ocasiona que el 38 por ciento necesita que le implanten un desfibrilador interno (DAI) como medida de prevención primaria, en muchos casos de miocardiopatía hipertrófica con hipertrofia leve o moderada o en muchos otros casos con miocardiopatía dilatada en el momento del diagnóstico.

La investigación ha documentado hasta 15 casos de muerte súbita por esta mutación, a edades entre 13 y 42 años, con una media de edad de 21 años. De los pacientes diagnosticados y con seguimiento en la consulta, ninguno de ellos ha muerto, gracias habitualmente al implante de un desfibrilador interno.

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