“Hoy en día se podrían tomar decisiones terapéuticas con el análisis de 15 o 20 genes”

Guillermo García Manero INVESTIGADOR EN HOUSTON, TEXAS, EEUU

Guillermo García Manero
INVESTIGADOR EN HOUSTON, TEXAS, EEUU

El doctor Guillermo García Manero, mallorquín de nacimiento, antiguo alumno del Colegio Luis Vives, es hoy investigador de fama internacional. Profesor del departamento de Leucemia en la División de Medicina del Cáncer de la Universidad de Texas y del Centro del Cáncer MD Andereson con sede en Houston. Jefe de sección de Síndromes Mielodisplásicos y vicepresidente traslacional. El 1 de julio visita la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares, lo que supone para él un emotivo regreso. Hablará de sus investigaciones. Salut i Força lo ha entrevistado en Ib3 Radio, traslada esta entrevista a su publicación quincenal y el 1 de julio por la mañana lo acogerá en los platós de Ib3 Televisión.

P.- ¿Cuál es el tema sobre el cual girará su conferencia en la Real Academia de Medicina de Baleares?

R.- Es una conferencia difícil. Me gustaría dar a conocer el viaje que hace un investigador traslacional intentando descifrar cuáles son los eventos moleculares de una enfermedad en particular, en este caso los síndromes mielodisplásicos y la leucemia mieloide aguda, intentar identificar dianas terapéuticas y de pronóstico que nos permitan mejorar el arsenal terapéutico de que disponemos para nuestros pacientes y con ello lograr mejoras también respecto al pronóstico. La conferencia explicará cuál ha sido nuestra actividad en los últimos cinco años utilizando técnicas genómicas y proteómicas auxiliados por supercomputadores que nos están ayudando en nuestro objetivo que es básicamente mejorar el pronóstico de nuestros pacientes en estas dos enfermedades.

P.- Doctor García Manero, explíquenos por favor qué es el síndrome mielodisplásico.

R.- Es una enfermedad que se ha transformado en los últimos cinco o diez años. Hace 20 años muchos médicos pensaban que era un síndrome pre leucémico, una fase previa a desarrollar leucemia aguda. Hoy sabemos que es en sí mismo una de la de las leucemias, en este caso más frecuentes en gente mayor.

P.- ¿Cómo se presenta?

R.- Tiene una fase inicial, o de ‘bajo riesgo’ que tal vez sí sería compatible con ese concepto de pre leucemia. Yluego tiene una fase más avanzada que es una versión muy agresiva de la enfermedad. Lo que hoy sabemos es que no todos los pacientes con síndrome mielodisplásico evolucionan a leucemia mieloide aguda. Desgraciadamente los pacientes que fallecen lo hacen por complicaciones del síndrome, no por leucemia.

P.- ¿Qué la caracteriza?

R.- La enfermedad se caracteriza inicialmente por un fallo en los componentes que generan la sangre. Los pacientes tienen anemia, plaquetas bajas, trombocitopenia o los neutrófilos bajos. En muchos pacientes se presenta como lo que llamamos un fallo medular. Sin embargo es una enfermedad mucho más compleja y heterogénea y está aumentando en incidencia por el envejecimiento de la población, ya que es raro verlo en personas de 50 años, pero no en personas de 70 u 80, que ya son un grupo muy importante de la población.

P.- ¿Hay alguna relación de esta enfermedad con algún tipo de virus?

R.- No, pero es una pregunta interesante. Probablemente haya algún tipo de leucemia mieloide aguda de la que nosotros pensamos que está relacionada con la acción de algún agente infeccioso, aunque es una afirmación un poco especulativa. Lo que sí sabemos es que hay varios factores que están implicados en el desarrollo de la leucemia mieloide aguda y los síndromes mielodisplásicos. Uno de estos factores, que es fundamental, aunque aún no entendemos realmente porqué, es el envejecimiento. Probablemente la célula madre, después de toda una vida de división, empieza a fallar.

P.- ¿Hay más factores?

R.- Hay un grupo de pacientes en los que hay un claro efecto del medio ambiente o de historia anterior. Por ejemplo: algunos de estos pacientes habían sido tratados anteriormente con quimio o radioterapia para otros tumores, u otras enfermedades, como linfomas que han llevado a un trasplante de médula ósea. Estos pacientes tienen más riesgo de desarrollar esta leucemia o el síndrome mielodisplásico secundario. Luego hay otros pacientes en los que estudios epidemiológicos evidencian una relación con acciones de sustancias tóxicas. Datos en EEUU alertan en este sentido con el riesgo de fumar, de exposiciones a herbicidas, a compuestos derivados del petróleo en personas que han trabajado en empresas petroquímicas, incluso en una gasolinera.

P.- Hay, pues, un perfil de paciente.

R.- Sí. Hay un perfil específico en cuento a la incidencia. Y sabemos también que hay una mayor prevalencia entre los varones, aunque de este hecho tampoco entendemos muy bien la base.

P.- ¿Existe cierta propensión hereditaria hacia el desarrollo del cáncer o, desarrollar la enfermedad, es un asunto aleatorio?

R.- Las dos cosas, aunque la mayoría de los pacientes, probablemente un 90% sufre la enfermedad de modo aleatorio, es decir, sin tener ningún antecedente familiar. Sin embargo, lo que sí sabemos ahora es que hay grupos de individuos que tienen una historia familiar. Y lo que es muy interesante es que hemos podido establecer dos subgrupos de pacientes.

P.- Explíquenos eso…

R.- Un grupo tiene historia familiar de otras leucemias o linfomas. Pero luego también hay un grupo de paciente que tiene antecedentes familiares de otros cánceres distintos. Ahora se están utilizando técnicas de secuenciamiento genómico total y vemos genes que aparecen mutados en pacientes con cáncer de mama y que también aparecen en pacientes de leucemia. Estamos viendo la punta de iceberg, aunque este colectivo es menos del 10% entre estas enfermedades.

P.- Hablaba también de posibles efectos secundarios a ciertas terapias.

R.- Sí. También es interesante que estemos viendo que hay pacientes que desarrollan estas enfermedades secundarias a otras de tipo oncológico y probablemente sea porque tienen sensibilidades especiales a la quimioterapia, de reparación de ADN, etcétera, que podrían estar relacionadas con la aparición de estas otras enfermedades. Esto es algo que aún no se entiende bien y que probablemente se infravalora, pero que estoy seguro que tendrá más importancia en el futuro.

P.- ¿Es el trasplante de médula la terapia definitiva contra la leucemia… Hay terapias intermedias o alternativas realmente resolutivas?

R.- El trasplante de médula es curativo, pero solo en una minoría de estos pacientes, pero en otros no, bien porque no tienen donante, bien porque el enfermo no está en situación de recibir este tipo de tratamiento. Probablemente menos de un 10% de los pacientes de síndrome mielodisplásico son trasplantados; en pacientes de leucemia mieloide aguda el porcentaje puede ser un poco más alto, pero no mucho más. Por ello gran parte de nuestro esfuerzo va orientado a desarrollar tratamientos para estas enfermedades. Antes decía que hemos empezado a entender esta enfermedad en los últimos 10 años, en parte porque en ese tiempo se desarrollaron drogas que denominamos ‘agentes hipometiladores’ que interactúan con la epigenética del genoma de estas células.

P.- ¿Y cuál es la importancia de este fenómeno?

R.- Éstas fueron las primeras drogas en tener actividad sobre este tipo de pacientes y hoy siguen siendo las más importantes en esta enfermedad. Hay un esfuerzo muy grande para descifrar estas enfermedades e intentar –con éstas drogas o en combinación con otros compuestos –evitar la proliferación de estas células. Ahora mismo hay pistas derivadas de diversos ensayos clínicos muy positivas. Y vemos que poco a poco estamos cambiando la historia natural de nuestros pacientes. Yeso es muy importante.

P.- ¿Qué avances ha ofrecido la genómica, el estudio del genoma humano, en lo que se refiere a los cánceres hematológicos?

R.- Nosotros tenemos ya la capacidad de secuenciar estos pacientes de entrada. Lo que es más complejo es cómo se analizan estos resultados. Hoy se podrían tomar decisiones terapéuticas con el análisis de unos 15 o 20 genes en éstas y en otras leucemias. Hoy, el coste de este tipo de estudio no es tan caro como hace 5 o 6 años, aunque aún estamos en la fase de cómo incorporar esta información a nuestra práctica diaria.

P.- ¿Cree que actualmente es necesario salir de Mallorca o de España para recibir un tratamiento médico correcto?

R.- Es una pregunta que siempre me hacen [el Dr. García Manero se ríe, pero de inmediato retoma la seriedad] y es una pregunta complicada. La Medicina en España probablemente es de las mejores del mundo. En Mallorca, los hematólogos que yo conozco son de primera línea internacional y los hospitales son de primera categoría. No creo que haya una gran diferencia con otros países. De hecho, hay un nivel importante de democratización global de la Medicina.

P.- Pero hay lugares mejores…

R.- Sí que es cierto que hay algunos centros más avanzados en algunos aspectos. No es cuestión de EEUU ‘contra’ España, sino más bien del grupo individual y los esfuerzos de investigación que estén haciendo. Yo sé que en mi práctica, en nuestro hospital, un 30 o 40% de los pacientes vienen de fuera, incluso de centros americanos de primera línea. Hay quienes acceden a terapias derivadas de procesos de investigación; muchas de estas drogas no están autorizadas y se incluye su uso en ensayos clínicos. Un paciente puede tener la suerte de entrar en un ensayo clínico adecuado.

P.- En cualquier caso, usted ha elegido desarrollar su carrera profesional y de investigación en Houston. ¿Cómo se vive y trabaja en el centro mundial de la investigación contra el cáncer? Y se lo preguntamos a un antiguo alumno del Colegio Luis Vives de Palma, que estudió en la Facultad de Medicina de Zaragoza y que luego…

R.- Sí, fui estudiante del Colegio Luis Vives y estoy muy orgulloso de haberlo sido. Mucho de lo que he hecho parte de la educación recibida en ese centro, de la ayuda del patólogo Jaime Sart, fallecido hace diez años, y compañeros como el doctor Juan Besalduch, de Palma y por supuesto mi familia. Muchas veces en la vida las coincidencias te llevan de una cosa a otra y es difícil planificar este tipo de trayectoria.

P.- También nos interesa saber cómo es el día a día en un centro como el Anderson, que es de referencia mundial.

R.- Yo, por ejemplo, hice mi formación final en Philadelphia allí o por ejemplo en universidades grandes del Noreste de EEUU es difícil poder centrarse en enfermedades muy concretas porque los grupos de pacientes son muy grandes. Lo que nos permite nuestro centro es que yo veo ahora prácticamente dos enfermedades. Por un lado pierdes la visión global del ‘gran médico’ que sabía tratar todas las enfermedades, pero la Medicina va ahora por la superespecialización.

P.- Pero eso tiene sus ventajas.

R.- Sí. Nosotros nos centramos en estas dos enfermedades a nivel clínico, de investigación, psicológico… Nuestra estructura no es muy diferente de lo que sería Son Llàtzer o Son Espases. Nuestro modelo es el de una fundación, dependiente de la Universidad de Texas, que es la pública de ese estado. Yo soy un empleado de esa universidad. La mayoría de nuestros pacientes están en ensayos clínicos. Nos podemos centrar en uno o dos problemas e ir lo más profundo que sea posible. Lo que ves en la clínica con tus pacientes lo ves también en el laboratorio. En otras clínicas no llegas a tener una experiencia tan grande en una sola enfermedad, ni te centras en el laboratorio en un programa particular.

P.- ¿La Universitat de les Illes Balears se está haciendo poco a poco un nombre, con médicos como el propio Dr Besalduch o el investigadores como los profesores Escrivá o Grasses. ¿Se trabaja mucho en red desde EEUU con esta universidad?

R.- Ése es uno de mis sueños y de hecho yo tengo una gran relación con el Dr Besalduch y otros investigadores hematólogos de Baleares de Son Espases, Son Llàtzer u otros centros, gente que obtiene resultados, publica y desarrolla una labor fantástica. He intentado involucrar alguno de esos centros mallorquines en nuestros proyectos, pero no he podido terminar la jugada. Espero que este tipo de actividades, como esta entrevista y la conferencia en la RAMIB nos permita dialogar. Mi ilusión es devolver a Baleares parte de lo que hacemos aquí, sería un gran beneficio para la gente de nuestro pueblo.

P.- ¿Qué supondrá para usted, a nivel personal, venir a Mallorca, a la sede de la RAMIB, y ofrecer esta conferencia?

R.- El honor más grande de mi carrera y no quiero ser arrogante, pero he hablado en Harvard y en universidades muy famosas, pero esta intervención es una oportunidad incalculable y el honor más grande que he tenido. Me hace muchísima ilusión.

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