“Los premios y nuestra revista han de ser un estímulo para médicos e investigadores”

Macià Tomàs Salvà, presidente de la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares

Macià Tomàs Salvà, presidente de la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares

El doctor Macià Tomàs Salvà es el reciente presidente de la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares, aunque su paso por la prestigiosa institución es de hace ya años. Conservando lo que ha convertido esta institución en un referente científico y avanzando en la divulgación por los modernos métodos sociales, la RAMIB se enfrenta al reto de hacer que los profesionales de la Medicina y la salud, pero también la gente de la calle se beneficie de la transferencia del conocimiento en un ámbito tan importante como éste. El doctor Macià Tomàs nos acompañó recientemente en el programa de Ib3 Radio ‘Salut i Força’. Esta es la versión ‘en papel’ de esa entrevista.

P.- Tras la etapa del doctor Bartomeu Anguera en la presidencia de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Baleares comienza una nueva etapa con su equipo al frente. ¿Será una etapa de continuidad o de cambio?

R.- La Real Academia es una institución que busca constantemente un equilibrio entre tradición y modernidad. En la anterior etapa ocupé la vicepresidencia. Las nuevas juntas imprimen, lógicamente, un nuevo sello, intentan impulsar nuevas actividades complementarias, pero teniendo cuidado en mantener todo el trabajo bien hecho, no solo en la etapa del doctor Anguera, sino en decenios de historia de la Real Academia.

P.- ¿Cuáles son los principales objetivos que se ha marcado su nuevo equipo directivo?

R.- La nueva junta tiene entre sus primeros objetivos el propósito de profundizar en su colaboración con la Universidad y con otras entidades, promover un programa de actividades científicas coherente y abierto a las colaboraciones externas de científicos mallorquines que trabajan fuera y de este modo tengan la ocasión de explicar aspectos de sus investigaciones. También intentaremos aumentar el impacto de nuestra revista científica Medicina Balear y avanzar en la catalogación de nuestro fondo archivístico, que es muy rico. Finalmente, conscientes del mundo interconectado en que vivimos, procuraremos mejorar los canales de comunicación social de la institución.

P.- ¿Cuáles son sus prioridades a nivel de proyectos concretos?

R.- Lo primero, siguiendo las líneas que avanzaba, firmar un convenio-marco con la Universidad que encuadre adecuadamente la voluntad compartida de colaboración; también, renovar el convenio suscrito en 2012 con Vicepresidencia y Conselleria de Presidencia del Govern balear, a la que hemos de agradecer el apoyo a nuestras actividades científicas. Por otra parte, la entidad Thompson Reuters está evaluando actualmente nuestra revista científica: nuestro objetivo es que sea una publicación de impacto y estimule la producción científica de nuevos trabajos científicos de nuestros profesionales de la salud.

P.- Dirige usted un grupo de personalidades de la ciencia y la medicina de Baleares. ¿Qué nos podría decir de sus componentes?

R.- Somos un equipo. Nos conocemos desde hace años y muchos de nosotros hemos participado ya en tareas de representación en juntas anteriores de la Real Academia. Estamos muy ilusionados en trabajar juntos, de aprovechar esta oportunidad para profundizar en el conocimiento y confianza mutuas mientras trabajamos para aportar algo de valor a nuestra sociedad.

P.- ¿Cuáles cree que son en estos momentos las asignaturas pendientes de la Real Academia?

R.- Nuestra presencia y arraigo social es un reto pendiente. Debemos usar mejor los canales de comunicación social, difundir con mayor provecho nuestras acciones científicas para que puedan contar con el reconocimiento y aprecio de nuestros conciudadanos. Sin ir más allá, la Real Academia convoca anualmente unos premios científicos de prestigio y bien dotados, aunque nos gustaría darlos a conocer mejor, a través de un mejor encaje en los medios de comunicación de nuestra institución. Al mismo tiempo, quiero señalar como elemento positivo de nuestra labor de difusión el hecho que desde que hace un año nuestra publicación Medicina Balear se introdujo en la plataforma digital de la biblioteca de la UIB se ha convertido en la publicación periódica líder en búsquedas y descargas. Esto nos ha estimulado a entender la importancia de los medios digitales para imprimir este dinamismo que deseamos para la Real Academia.

P.- Ahondando en lo que ya ha comentado. ¿Considera que la Real Academia tiene en estos momentos el peso social adecuado… es la institución científica de referencia que aspira a ser?

R.- El peso que tenemos es el que nos hemos ido ganando a lo largo de los años. Querríamos que fuera mayor y para conseguirlo es necesaria la aportación individual y colectiva del conjunto de los académicos. La Real Academia no puede limitarse a celebrar hermosas ceremonias, que corresponden, eso es cierto, a la tradición de la institución. Junto a estas ceremonias, muy apreciadas por nosotros, debemos añadir aportaciones modernas e imaginativas, contando con las sinergias de otras instituciones: unas sesiones científicas más ajustadas a los deseos de la sociedad, la divulgación y el estímulo de los premios de investigación, el impulso a la revista, que son verdaderas cartas de presentación de la Academia, han de aportar ese dinamismo que deseamos para la institución.

P.- ¿Cuál ha de ser la relación de la Real Academia con los médicos e investigadores de las Islas Baleares?

R.- Ha de ser de puertas abiertas y de estímulo. Procuramos que esa labor de acogimiento se note en las sesiones científicas y el estímulo, a través de esas dos herramientas: los premios y la revista.

P.- ¿Qué servicios u oportunidades ofrece la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares a un médico o profesional de la sanidad de las Islas, que aporta a la sociedad?

R.- En primer lugar, nosotros asesoramos a las autoridades políticas y las administraciones cuando nos lo solicitan. Los 25 integrantes de la Real Academia constituyen un colectivo de prestigio individual y colectivo sin parangón en nuestras islas, avalado por 180 años de actividad. Soy el trigésimo octavo presidente de una Corporación que ha contado entre sus miembros con científicos tan prestigiosos como Mateu Orfila, Fernando Weyler, el general de sanidad Bernat Riera, Emili Darder, por citar algunos nombres conocidos. Todos ellos y muchos más dejaron su huella a la institución. Además de la función de asesorar a los poderes públicos, nuestros estatutos marcan como misiones la difusión social de los avances biomédicos y la potenciación de los conocimientos en ciencias de la salud. Para darles cumplimiento, entre otras acciones hemos constituido recientemente una comisión coordinada por el doctor Joan Besalduch, miembro también de la Junta de gobierno, que procurará dar forma a la transferencia a la sociedad de conocimiento en ciencias de la salud.

P.- Es decir, transferencia de conocimiento y divulgación.

R.- Uno de nuestros objetivos es hacer más comprensibles a la ciudadanía los aspectos de las ciencias de la salud que puedan ser de interés social. Desde la revista Medicina Balear, de la cual soy director, quiero que los investigadores sepan que tienen en sus páginas una vía de publicación de sus trabajos, teniendo para nosotros un interés preferente los que tengan como ámbito de estudio el de nuestras Islas.

P.- Hablaba usted de acuerdos con el Govern. ¿Qué relación ha de mantener la Academia con los representantes políticos?

R.- La mejor posible, porque es nuestra obligación. Primero, para asegurar aquella labor asesora que nos marcan los estatutos, a la que ya me he referido. Yen segundo lugar porque, sea el que sea el color político de las instituciones, es bueno concretar con ellos esos proyectos y actividades que, además, en muchos casos precisan de un mínimo de financiación que por nuestros propios medios es difícil de conseguir y ellos pueden facilitar. Por todo ello hemos de lograr una sinergia con los poderes públicos.

P.- ¿Y cuál ha de ser la relación de la academia con los ciudadanos que no pertenecen al ámbito médico?

R.- Hemos de mantener una intensa relación. Precisamente el convenio que en su día acordamos con la Vicepresidencia del Govern marca como objetivo una transferencia de conocimiento a la sociedad. Es por eso que la comisión científica procura que las sesiones científicas que mensualmente celebramos en nuestro local de la calle Can Campaner consideren este aspecto transferencial, para el que es imprescindible que despierten primero el interés en la población. Sesiones excesivamente tecnificadas pueden atraer a los profesionales, pero su ámbito natural está en otras instituciones, como los hospitales o el Patronato del Colegio de Médicos. Nos gustaría impulsar este aspecto más de relación con la ciudadanía.

P.-¿Cree que es necesaria la constitución de la Facultad de Medicina?

R.- Mire, precisamente hace unas semanas la Real Academia publicó un manifiesto sobre la implantación de los estudios de Medicina, en el que señalamos que el actual proyecto parte de un estudio económico que la da viabilidad. Contempla la implantación de la fase de formación clínica, de modo que no sería crear una facultad desde cero, sino desde el tercer curso. Además daría un uso a las estructuras docentes disponibles en el Hospital de Son Espases. Hay que recordar que el Plan de Estudios que propone la Universidad está aprobado por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) y está a punto para ser implantado y consolidado. Creemos en la Academia que la creación de los estudios de Medicina en el seno de la UIB tendría como consecuencia una mejora directa en la calidad asistencial, docente e investigadora. Será un estímulo para la profesión médica en general y facilitará y estimulará la investigación biomédica.

P.- ¿Qué puede hacer la Real Academia para estimular la investigación?

R.- Primero, ofreciendo nuestra opinión independiente y no está sujeto a ningún tipo de obediencia ni consideración espuria. Eso hemos hecho al opinar sobre los estudios de medicina, que como he dicho constituirían un estímulo mayor a la investigación biomédica. Nuestra voz debería tener una relevancia particular. Otro medio de estimular la investigación son los premios de investigación propios de los que ya he hablado, premios que además facilitan la visualización de la Academia en la ciudadanía.

P.- ¿Le preocupa la fuga de cerebros, qué se puede hacer?

R.- Uno de los puntos con los que nuestro manifiesto justifica el apoyo a los estudios de medicina es que podría contribuir a aminorar la fuga de cerebros, aunque también hemos de considerar que vivimos en un mundo cada vez más interconectado y que el tránsito de profesionales es inevitable e incluso bueno, siempre que sea de vaivén.

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