La curvatura del pene dificulta las relaciones sexuales y crea episodios de angustia y baja autoestima

El doctor Mariano Rosselló Barbará

El doctor Mariano Rosselló Barbará

ALBERTO ARIZA.- La mayoría de los hombres con curvatura de pene o enfermedad de Peyronie no son conscientes de que la sufren y, por tanto, no se tratan, según una revisión de estudios del Instituto de Medicina Sexual (IMS), que dirige el médico, urólogo y sexólogo mallorquín Mariano Rosselló Barbará.

Uno de cada diez hombres mayores de 40 años padece esta patología, según un estudio reciente publicado. Los expertos del IMS recuerdan que existe tratamiento farmacológico, físico y quirúrgico para tratarla y mejorar tanto la calidad de vida como las relaciones sexuales de los pacientes.

El principal obstáculo para que no reciban el tratamiento correspondiente es que los afectados no reconocen que tienen esta patología, que se caracteriza por una fibro-esclerosis del pene, debida en su mayoría a la rotura de los vasos sanguíneos de los cuerpos cavernosos del miembro masculino.

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Una investigación reciente analizó la percepción que tenían casi 200 hombres de esta anomalía y constató que más del doble subestimaban la curvatura de su pene. “A día de hoy todavía existen muchos prejuicios dentro del campo de la medicina sexual y muchos hombres no consultan sus problemas por vergüenza o por desconocimiento de que lo que tienen es una enfermedad que se puede tratar”, según asegura el doctor Mariano Rosselló Barbará, director del IMS.

La enfermedad de Peyronie puede aparecer entre los 20 y 80 años, siendo la media a los 50. Se mide en grados y su evolución es variable, aunque tiende a ser progresiva. Existen muchos factores que pueden estar implicados en su origen, como la existencia de infecciones, la predisposición genética, los problemas vasculares, la ingestión de determinados fármacos, diabetes o hipertensión.

En la mayor parte de los casos, la patología se adquiere debido a micro traumatismos repetidos de los vasos sanguíneos de los cuerpos cavernosos del pene que suceden durante la relación sexual. Esas roturas originan una cicatriz o placa fibrosa que provoca la pérdida de elasticidad de la zona. Esto hace que, en palabras de Rosselló Barbará, “el pene no actúe como un cuerpo elongable y elástico cuando se llenan de flujo sanguíneo los cuerpos cavernosos durante la erección, tendiendo a tomar toma de arco en dirección a la cicatriz.

Los principales efectos de la anomalía son el dolor durante la erección, la pérdida de rigidez, la curvatura progresiva, la formación de placa o nódulo fibroso en el pene, y el acortamiento del mismo, circunstancia que dificulta la práctica de relaciones sexuales.

Según el doctor Rosselló Barbará, estos inconvenientes a la hora de practicar sexo “ocasionan problemas psicológicos, como ansiedad o falta de autoestima, y otras situaciones que afectan a la pareja, como la insatisfacción, la falta de deseo o incluso el dolor coital en los casos en que la vagina debe acoger en su interior a un pene con un grado de curvatura muy pronunciado”.

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