“Cuanto más tiempo funcionaran dos hospitales a la vez, más quejas y riesgos”

El doctor Vicenç Thomàs, conseller de Salut i Consum, asume el último periodo de la legislatura con un montón de objetivos alcanzados y de nuevos desafíos. De la puesta en marcha de Son Espases a los nuevos planes para potenciar la red sociosanitaria. De la aplicación de la Ley contra el tabaco a la puesta en marcha de la nueva Ley de Salud Pública, que quiere hacer que cualquier acción de gobierno sea saludable. Y todo ello con la crisis económica de fondo y el eterno problema de tener a punto la maquinaria de prestación de servicios más grande y costosa de Baleares, la sanidad pública.

P.- ¿Qué balance hace de la apertura de Son Espases?

R.- El balance es positivo. Hay que tener en cuenta que el proceso de apertura de Son Espases comenzó hace años, con la decisión de cómo y dónde hacer el hospital, y luego, durante esta legislatura, con la decisión de continuar con el proyecto, aunque haciendo una serie de modificaciones. Y al hablar del traslado lo hacemos de algo que ha estado planificando un comité de 250 profesionales, que ha dibujado tres etapas, el diseño, lo que hay, lo que habrá, los cambios organizativos, la creación de los institutos, el traslado físico de un edificio a otro con su logística, las derivaciones de pacientes a otros hospitales. Todo se ha hecho con criterios técnicos.

P.- ¿Y en el momento que se ha considerado más oportuno?

R.- Este comité es el que propone. Hay que considera que una vez recibido el hospital el 10 de octubre, cuanto más tiempo se funcionase con dos hospitales, más quejas, más riesgos y más incomodidades. Una decisión de este tipo no es sencilla, pero seguimos pensando que aplazarla, con las Navidades por medio y la epidemia de gripe nos podría haber llevado a una incertidumbre que habría incidido negativamente en todo. Da pánico pensar en cuatro meses a caballo entre dos hospitales. Es posible que donde hayamos fallado es en no explicar que la apertura tiene tres fases, la preparatoria, la de traslado y la de adaptación y arranque en el nuevo centro. Las altas expectativas creadas en la primera y el éxito rotundo de la segunda, han creado la idea de que todo estaba a punto. Esta última etapa es la más compleja y por esto se deja sentir.

P.- ¿Cómo valora los problemas que se han detectado?

P.- Con una superficie de más de 170.000 metros cuadrados a la que se tienen que adaptar más de 4000 personas, es razonable que surjan decenas de problemas. Está descrito que al poner en funcionamiento las infraestructuras, y sólo en este momento, se detectan pequeños fallos o cosas que es aconsejable cambiar. Se ha testado y validado todo el conjunto que ha pasado las pruebas y certificaciones, pero a continuación hay que someterlo a una fase de rodaje real y esto sólo lo puede hacer el profesional que cada día va a convivir con este espacio o este aparato. Nadie ha negado los problemas. Es más en la propia intranet del centro se recogen y comunican. Claro que hay problemas con las comunicaciones, con algún desperfecto, con algún circuito, con la megafonía, con las dificultades del nuevo programa informático… y que según como se difunden pueden desmoralizar. Pero vale la pena decir que se superan con el esfuerzo de los profesionales que dedican no un 100% sinó un 200% y con la respuesta de la dirección que resuelve las incidencias en tiempos record.

P.- Se le ha acusado de precipitar la apertura por una cuestión de protagonismo político.

Rotundamente no. Lo pueden atestiguar un número importante de personas que han tenido en sus manos ésta decisión. Con año y medio de antelación se propuso el puente de la Constitución porque tener dos festivos seguidos facilitaba la logística. Después se modificó a petición de la dirección y de los jefes de servicio. No entiendo que diferencia política hay entre el 19 de diciembre, el 19 de enero o el 19 de febrero.

P.- ¿Que les diría a los profesionales de Son Espases que están trabajando en el proceso?

R.- En primer lugar les daría las gracias. En segundo lugar que sepan comprender que hay que pasar por un tiempo de adaptación en el que ellos se tienen que implicar porque se define lo que será el hospital en los próximos veinte años. En tercer que se sientan orgullosos, pocos profesionales pueden en estos tiempos tener la oportunidad de disponer de nuevo edificio, alta tecnología y un proyecto de futuro, y finalmente que trasmitan a los pacientes y a la sociedad el enorme valor que su esfuerzo y el de los responsables del centro tiene, que la población entienda que es un privilegio disponer de personas altamente cualificadas y de unos servicios sanitarios punteros y de calidad.

P.- ¿Qué opina de la polémica suscitada por el hecho de que el aparcamiento para los trabajadores sea de pago?

R.- Era algo que estaba anunciado. A los sindicatos les sorprende ahora cuando fue una decisión que se tomó 2006, por un Govern del PP. Nosotros hemos hecho mejoras y abaratado el coste, creando un bono que llega a ser de 25 euros al mes. Pero hay que llevar el debate a preguntar cuándo las empresas facilitan aparcamiento gratuito a sus empleados. ¿Tienen parking gratis los empleados de los sindicatos? Además hay que incorporar la cuestión de la movilidad y la sostenibilidad, hay 4 líneas de autobús que van a Son Espases, un carribici, muchas variables. Creo que es algo a lo que hay que adaptarse, como nos adaptamos a la ORA los que tenemos que aparcar en el centro de Palma. En Son Dureta había un parking de 400 plazas que usaban los profesionales y nadie se preocupaba por los ciudadanos. En nuestro proyecto modificado de Son Espases hemos ganado 480 plazas con el soterramiento de uno de los bloques del hospital.

P.- ¿Cuáles son las novedades organizativas y de modelo del nuevo hospital de referencia de Baleares?

R.- Las diferencias físicas con Son Dureta son muy importantes. El nuevo hospital está dividido en dos partes. En una se trata la atención ambulatoria, la que no requiere ingreso, con una gran potenciación de la Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA) a la que se dedican cuatro quirófanos, algo que no estaba tan desarrollado en Son Dureta. En la otra parte están las alas de hospitalización y en medio de esas dos grandes zonas, los servicios comunes, como quirófanos, laboratorios, etcétera. Este posibilita una calidad muy superior al antiguo hospital. Por ejemplo, el ala de psiquiatría no tiene comparación, pasando de unas instalaciones en un sótano a un bloque propio. Es lo mismo que sucede con la CMA, diagnóstico por imagen… pronto tendremos un robot quirúrgico Da Vinci, todo ello permitirá que algunas especialidades como Urología o Pediatría puedan plantearse un nivel que antes no podrían.

P.- ¿Nuevos espacios?

R.- Dos nuevos espacios más, que un hospital de referencia necesitaba, como son el destinado a la docencia para los residentes de Medicina y otras especialidades y lo que será necesario para asumir nuestra parte en la impartición del grado de Medicina. Además hay 2.000 metros cuadrados más y un edificio propio (donde se alberga el animalario, razón por la cual se separa del complejo general) para investigación. En la planta “-1” están en marcha unas obras que no afectan a la hospitalización y que con el proceso de adjudicación que hemos hecho hemos podido ahorrar, pasando de 6 a 4 millones de euros. Allí irá el CAIBER, el Banco de Tumores, lo que ahora se denomina CIMERA y que pasará a ser una confluencia entre el IUNICS y el CSIC.

P.- ¿Y en este nuevo hospital, cuál será el nuevo rol profesional?

R.- El profesional médico de Son Espases está muy bien formado. Su principal reto es adaptarse a un nuevo modelo en el que tendrá que asumir mucho más su capacidad de decisión sobre cómo gestionar una serie de áreas. Esto es lo que traerá la creación de los institutos. Tenemos mucho a ganar. Habrá que saber conjugar esfuerzos. Respecto a los profesionales de Enfermería, es un colectivo que está asumiendo la especialización y en materia de atención, el gran desafío es la atención a los pacientes crónicos. El papel de Enfermería en Son Espases es tal que gestiona una dirección que es responsable de la gestión de las camas. Que no son ‘para’ una especialidad, sino que se gestionan desde una visión de conjunto del hospital. Enfermería asume nuevos retos en la estructura interna de Son Espases que suponen una muy alta cualificación.

P.- Probablemente las nuevas tecnologías de la información (NTIC) es el ámbito que más ha avanzado en los últimos años. ¿Cuál será su papel en la nueva sanidad?

R.- En Baleares tuvimos la suerte que el último hospital que construyó el Insalud [antes de las transferencias], Son Llátzer, fue el primero ‘sin papeles’. Desde 2002 ha habido en la sanidad pública balear una continuidad en la incorporación de las NTIC. Ello ha generado mejoras en los tres niveles que son importantes: la mejora en la atención al ciudadano, en el trabajo de los profesionales y en la gestión que hace la Administración.

P.- Por ejemplo…

R.- La sanidad balear ha sido la primera en aplicar la receta electrónica, que ya usa uno de cada tres pacientes de Baleares, ganando con ello en accesibilidad para el paciente, el profesional por asesoramiento, logrando que ya se prescriba en más del 50% de los casos por principio activo. Y la Administración en control. La telemedicina está introduciendo grandes mejoras en una comunidad insular como la nuestra. La llegada de la historia electrónica de salud permite que desde cualquier punto de la red sanitaria se puedan conocer los datos clínicos fundamentales del paciente. Y no hemos de dejar de tener presente que las NTIC no solo permiten una mejor gestión, sino que además salvan vidas: si un ciudadano sufre un infarto, gracias a las NTIC en 100 minutos ya le están haciendo un cateterismo, ya que la mejora de la información permite llegar antes al hospital. Y eso sucede en muchos otros casos graves.

P.- Tenemos Son Espases ya en marcha… ¿Cómo queda el nuevo escenario asistencial, cuáles son principales retos?

R.- El gran reto que tenemos ahora es la atención a la cronicidad. Éste será el tema de la próxima legislatura. El mayor envejecimiento de la población lleva a que la patología no requiera siempre una hospitalización para casos agudos, sino que sea mejor un hospital de convalecencia. Y ése será el reto. El mapa hospitalario está terminado. En los centros de salud se ha hecho un gran esfuerzo, con mejoras que alcanzan ya a 500.000 usuarios.

P.- ¿Cuándo estarán listas las modificaciones en Can Misses, en Ibiza?

R.- El Hospital Can Misses tiene un hito número 1, que es en primavera de este año, cuando ha de estar acabado el edificio más próximo a la ciudad, que será básicamente para consultas externas. Y la finalización del nuevo centro de salud de Sant Josep de Santa Talaia y el nuevo centro de salud de Can Misses que desde la semana pasada está temporalmente trasladado al centro de salud de Vila. Esos son los grandes retos de Ibiza, como es que ese hospital tenga finalizada en 2012 toda la nueva infraestructura. Luego quedaría la habilitación de una parte del centro como hospital sociosanitario. En 2008 ya hicimos una inversión de seis millones de euros para actualizar Can Misses con nuevos quirófanos, urgencias, áreas de especialización. Y en esta legislatura hemos inaugurado tres centros de salud: Vila, Sant Antoni y Sant Jordi. Se han mejorado mucho los ratios asistenciales, con la incorporación de nuevos profesionales.

P.- ¿Y en Menorca?

R.- En Menorca hay que recordar que hicimos un área nueva en el centro hospitalario, el hospital de día psiquiátrico, hemos abierto el centro de salud de Verge del Toro y la unidad básica de Es Castell. Hemos estabilizado –y era una reivindicación histórica que se hiciera –la cámara hiperbárica en el hospital. Hemos dignificado la atención a los enfermos renales crónicos en Ciudadela. Y hemos mejorado la atención de las especialidades médicas en esa misma ciudad. Tenemos otros dos retos: poner en práctica el plan de usos del antiguo Hospital Verge del Toro y estamos muy cerca de definir el futuro asistencial en Atención Primaria en Ciudadela.

P.- ¿Cuáles son las perspectivas de la carrera profesional?

R.- Uno de los retos actuales y de futuro es lo que se denomina desarrollo profesional, de qué manera crecen y se desarrollan nuestros profesionales en general. Nosotros hemos trabajado en dos líneas. Una, la evaluación de los cuadros intermedios (jefes de servicio, jefes de sección…) cuyo proceso está en marcha. Dos, la carrera profesional, que quedó establecida en 2007, con unas formas de acceso y requisitos para los cambios de nivel. Hemos trabajado con los profesionales en el establecimiento de una serie de indicadores cualitativos sobre cómo se tiene que hacer el desarrollo de esta carrera profesional, de forma que no solo se tengan en cuenta aspectos como el de cuántos años se lleve en el Ibsalut, sino que se valore todo lo que hace ese profesional: su formación, su investigación, su nivel de cumplimiento de objetivos en salud. Ahora esperamos la valoración sindical y esperamos poder cerrar una carrera profesional cualitivamente más importante.

P.- ¿Cómo queda articulado el modelo del emérito?

R.- Hemos creado esta figura del emérito que, naturalmente es algo excepcional. No todo el mundo pasa de jubilarse a ser emérito. Solo un grupo de profesionales que por su trayectoria quieran, y la organización piense que sea oportuno, reengancharse tras la jubilación con la categoría de emérito. Estas personas tendrán un horario de dedicación inferior. Serán profesionales cuyo bagaje la organización crea conveniente no perder. Así los tendrán como asesores, docentes, investigadores, o porque puedan desarrollar, en definitiva, una línea de trabajo que sea buena para un servicio, un hospital o un centro de salud.

P.- ¿Cómo asume la Conselleria de Salut la crisis?

R.- Estamos, efectivamente, en una situación económica muy complicada que nos ha obligado a hacer un esfuerzo muy importante en eficiencia. Esto quiere decir que los euros que tenemos los invirtamos en lo necesario. Eso nos ha obligado a hacer cambios organizativos que afectan, en ocasiones, a cómo compramos las cosas, a cómo tomamos las decisiones y a cómo organizamos los recursos humanos. Todo esto ha sido posible gracias al esfuerzo de los profesionales y se ha hecho sin quitar ninguna prestación, optimizando al máximo los recursos de los que disponemos.

P.- ¿El paciente, no ha notado, pues, la crisis?

R.- Nosotros no hemos quitado dispositivos asistenciales. Lo que hemos hecho han sido cambios organizativos, una central de compras, una central logística, un laboratorio centralizado, organizar las guardias de otra manera, pero no hemos quitado prestaciones. Y obviamente, por la situación económica compleja hemos tenido problemas, incluso de liquidez.

P.- Lo que me recuerda el problema del retraso del pago a los farmacéuticos. ¿Está eso resuelto?

R.- Ha habido un problema de liquidez, que afectó a la factura farmacéutica de octubre y noviembre de 2010. Pedimos comprensión a las oficinas de farmacia. Esta semana quedaba resuelta esta deuda. Ahora tenemos el reto de buscar fórmulas para que el daño que se pueda producir en 2011 sea el mínimo. Pero todo esto se engloba en un problema generalizado que tenemos nosotros con nuestros proveedores, no solo con los farmacéuticos. Ya sé que es un perfil profesional completamente diferente a otros, pero también es verdad es que ellos, los farmacéuticos son los que mejor son pagados en cuanto a demora.

P.- Un desafío siempre presente es racionalizar el gasto farmacéutico.

R.- Eso es algo que se va consiguiendo, con las decisiones que tomó el Consejo Interterritorial en marzo de 2010 la facturación por receta ha bajado, de más o menos una factura de 18 millones de euros mes a 16 por receta. Es una disminución del gasto farmacéutico del 10% mensual. Son importantes las decisiones en el ámbito de la prescripción farmacéutica, ya que la farmacia viene a ser un 25% del gasto de la Conselleria de Salud.

P.- ¿Usted ha fumado alguna vez?

R.- Alguna vez.

P.- ¿Fue de aquellos médicos que fumaban y lo dejaron con gran esfuerzo?

R.- Cuando fumaba no era médico. Fumé durante una época de mi vida. Creo que no fui un gran fumador, nunca llegué a los 20 cigarrillos. Fumaba un poco cuando estudiaba la carrera. Fumé un poco más cuando hice la mili, que fue un tiempo de no saber qué hacer, pero hace muchísimos años que no fumo.

P.- ¿Cómo se está aplicando la nueva ley contra el consumo de tabaco en lugares que afectan a otras personas?

R.- La ley se está aplicando de una forma muy razonable, en 2006 se dio un paso que luego se confirmó que fue demasiado corto. Se sabía que se iba a implementar una ley que restringía el fumar en muchos espacios públicos. No me cansaré de decir que el objetivo de esta ley es proteger la salud del 75% de los ciudadanos que son los que no fuman. Y a colectivos determinados como son los niños y a trabajadores, como es el caso de los del sector de hostelería. Ése es el objetivo de la ley, y no hay que olvidarlo. Qué cómo se está desarrollando, pues de una forma muy razonable. Todo necesita sus periodos. Evidentemente, la gente no va a dejar de ir a restaurantes, ni a cafeterías, ni a bares. Estos establecimientos están ahora, todos, en igualdad de condiciones. Su reto es ofrecer sus productos con calidad y eso determinará la elección de las personas. Se está aplicando, ya digo, con normalidad, aunque siempre hay incidencias, que creo que son anecdóticas.


P.- Acaba de aprobarse la Ley de Salud Pública.

R.- Supondrá una adaptación al siglo XXI de determinadas estructuras. Durante los últimos años nos hemos dado cuenta de que los beneficios en salud para los ciudadanos vienen de decisiones que se toman fuera del ámbito estrictamente sanitario. Por ejemplo: es importante cómo se hace una carretera, cómo se hace un parque, la estructura de una ciudad, las decisiones que se toman en temas de medio ambiente, en trabajo, en educación, etcétera, porque todas estas cosas al final interfieren en nuestra calidad de vida y en cómo es nuestra vida. Podríamos hablar de la alimentación, que ya no dependen en muchos casos de nosotros mismos, si tenemos que comer fuera, depende pues de cómo se elaboren esos productos. De acuerdo a todo eso tendremos una calidad de vida u otra. Antes hablábamos del carril bici; si a la ciudadanía le facilitamos una práctica saludable, como es ir en bicicleta, pues probablemente estemos ayudando a que ese hipertenso controle mejor su tensión, que a quien le sobre algún kilo lo reduzca… todas esas decisiones afectan a la salud. Hemos trasladado a una ley poner en valor lo que son unas cuestiones individuales pero también colectivas, que suponen promoción de la salud, prevención de enfermedades, todo ello actuando en espacios determinados, actuando también contra hábitos como la drogadicción u otros más específicos.

P.- Por último, ¿qué se va a hacer con el viejo Son Dureta?

R.- Son Dureta se va a convertir en un gran equipamiento básicamente sociosanitario, para esas personas a las que antes hemos hecho alusión, que necesitan cuidados sanitarios, pero no en un hospital de agudos. Esa será su oferta básica, con otros componentes, cuyo desarrollo derivará de estudios de necesidades y arquitectónicos. Sí que sabemos que no se necesitarán los 73.000 metros cuadrados que están construidos en estos momentos. Ahora estamos en el proceso de acabar de perfilar ese proyecto, teniendo en cuenta a instituciones como el Ayuntamiento de Palma, el Consell de Mallorca y otras opiniones. Es un proyecto que queremos que quede dibujado en esta legislatura, pero que será para desarrollar en la próxima. Primero, usos, luego rehabilitación, obra nueva, un proceso que se ha de plantear al menos para tres años.

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